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viernes, 20 de abril de 2012

Carta a Camila Vallejo, de un cubano que vive en #Chile.


Camila:
Discúlpame si te trato tan familiar, pero llegaste a ser tan famosa (casi como de reality show) que me siento con permiso para llamarte de manera cercana. Así como tú le llamas, cariñosa y coloquialmente a los Castro, Fidel y Raúl….
No soy un intelectual y quizás las ideas no las pueda ordenar tan bien. Aunque estudié en Cuba, llegué sólo a lo que tú llamarías “cuarto medio”. No pude hacer los estudios superiores en mi país, porque en esos años de crisis, de hambre, de confusión y desespero tu líder admirado desató la campaña “Universidad para los Revolucionarios”. Y yo había renunciado a mi carnet de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y había dicho que no era revolucionario, manchando mis antecedentes y mi historial.
En Cuba todo se transa en ideología. Y eso lo sabes. Yo debía pagar mi universidad simulando que era revolucionario, yendo a los actos, subiendo feliz a los buses con los que llenan las plazas, inscribiéndome en la federación de estudiantes controlada por el Partido,… En Chile, en cambio, todo se transa en dinero. Pero, ¿acaso podrías decirme cuál de las dos alternativas es más justa, si en ambas hay miles de personas en el reverso de la moneda?
Tienes a todo un país con dolor de estómago. Hasta a aquellos nostálgicos de los 60 y 70 que no pudieron sustentar la admiración por la Revolución y Fidel Castro… Lo que hoy tú dices, lo dijeron ellos hace décadas atrás (y como de los arrepentidos es el reino de Dios… hasta Max Marambio dejó de aplaudir). Lo que hoy tú dices me lo enseñaron a decir hace 30 años, o quizás un poquito más, porque desde que pisamos la escuela, las matemáticas se confundían con estadísticas agrícolas del socialismo y su economía planificada y el castellano parecía haber sido inventado para escribir y recitar discursos que servían para vítores y movilizaciones.
La emoción máxima, sin embargo, de aquella educación ideologizada estuvo siempre en las clases de “Vida Política de mi Patria”, donde tuvimos el único libro escolar de papel couchè. ¿Cómo olvidar las fotos de Fidel y Raúl Castro, a todo color, presidiendo el capítulo donde nos enseñaban a amar a las figuras del Buró Político del Partido Comunista. ¿A qué niño no le daba gusto hojear un texto tan brillante y lindo?Recuerdo que hace algunos días un alcalde tuvo que pedir disculpas por colocar su foto en un cuaderno provisto por la gestión de su municipalidad en Chile, y yo volví a recordar aquel libro soñado “de mi patria” donde no había una foto, sino muchas que estaban en función de lo mismo.
¿Viste qué gran sistema de salud tenemos? Apuesto a que te llevaron a los hospitales que le muestran a los extranjeros y a los amigos de la revolución. Supe de lo emocionante que fue para ti ir a la Escuela Latinoamericana de Medicina. Allí estudian algunos amigos chilenos a los que les he explicado cómo postular, o sea, cómo hacerse pasar por “simpatizante” para poder estudiar gratis. Lo he hecho sin cargo de conciencia porque tú nos “enseñaste” que la educación debe ser gratis.Algunos de ellos no creen “ni en su madre”, pero buscaron avales y papeles con recomendaciones de partidos de la Concertación (menos la DC) y de esa otra izquierda de la que eres fiel representante. Y dijeron que admiran al líder y a su obra milagrosa… Ese mismo que le ha jodido la vida a miles de opositores, convertidos por “magia” del centralismo y control mediático absoluto en “traidores”.
Sabes, Camila, que te he escuchado apoyar a los chilenos en el exterior. ¿Sabes algo de los cubanos fuera de la isla, más que llamarle gusanos, traidores, vendidos al imperio, balseros, delincuentes…? Allí mismo, en las embajadas donde se buscan a jóvenes latinoamericanos – que después puedan declamar como tú – a los cubanos se les humilla y detesta, porque las oficinas de representación cubana en el exterior son oficinas de relaciones públicas. Y sólo le sirven los corderos; y también los indiferentes porque ellos hacen como que no existen. ¿No es contra la humillación y postergación de los ciudadanos que tú luchas? ¿O hay algunas postergaciones que son justificables para ti?
Cuba fue buena con los chilenos. Es cierto. Durante los difíciles y sangrientos años de la dictadura militar de tu país, mucha de tu gente aterrizó en La Habana. Pero, que te quede claro que fue porque había coincidencia ideológica. Yo, en cambio, hoy vivo en tu país y soy contrario a las ideas del gobierno de derecha que está en La Moneda. Pero ni ellos, ni tu policía, me detienen en la calle o me espían para saber lo que pienso. Mi visa no está fundamentada en mi posición política. En Cuba tendría a “la vieja del CDR”, al inculto policía “palestino”, al “funcionario” vigilante, a la vecina que se quiere ganar una bicicleta china, … a todos tratando de averiguar qué pienso, quién me visita, de dónde me visitan, qué me regalan…
Sabes, Camila, que Cuba tiene presos políticos. Algunos fijos y otros variables, para hablar en términos de mercado. Algunos se encierran temporalmente y a otros le roban la vida en míseras cárceles. ¿Sólo los presos políticos de tu dictadura te causaron dolor? O acaso para Camila Vallejo hay presos políticos que son justificables? Te dolieron los torturados en Villa Grimaldi y no te importan nada los de 100 y Aldabó, por mencionar sólo un reposorio de “antipatriotas”.
Vas a un país a un extranjero y hablas mal de tu patria. ¿Cómo tan antipatriota? Sí, o acaso hablar mal del sistema neoliberal no te hacer ser una traidora y no querer a tu tierra? Bueno, a mí me han acusado de eso, y ni siquiera he dado declaraciones a los diarios hablando mal de “el sistema”. Por “antipatriota”, por haber dicho que no soy revolucionario, no tengo permiso para vivir en mi terruño, para visitar la casa de la infancia, para llevarle flores a la tumba de mi abuela, para acompañar a mi madre en sus enfermedades y para darle un abrazo a los que llevan años esperando;… y hay que ser sincero, esperan también un pesito extranjero para poderse comprar un pedazo de carne roja de manera legal. ¿Qué sentirías y dijeras tú, si a tu regreso de Cuba te detienen en la aduana, te encierran en un cuarto, te interrogan, te acusan y te llevan a una cárcel acusa de traición; o te sueltan con “libertad vigilada” para toda la vida?
No me arrepiento de haber sentido cierto dejo de admiración hacia ti. Un amigo siempre me decía: ¡Es comunista¡ Pero yo, de porfiado, quería ver en ti el sueño de los que no tienen acceso a la educación, como mismo sigo soñando por aquellos que en mi país no tiene acceso a la palabra, a la libertad, al poder elegir, al poder decir. Y sí, mi amigo tenía razón. Con tanto golpes que me ha dado la vida…
Y salí a la calles a acompañar a esa gente que espera por un sistema más inclusivo y justo. Y saqué las cacerolas por el balcón los días en que llamaste a hacer ruido… Ahora veo que con pocas nueces…
No me arrepiento, pero chica, se me erizan los pelos ahora que constato que los querías llevar a todos a un abismo. De abismo en abismo. Parece ser lo que les toca a los excluidos. Te lo advierto, aunque no se note. Si te veo en una marcha me saldré de ella. Si llamas a sacar las ollas, me pondré a cocinar… Es que, muchacha, no quiero tener tan mala suerte de que después que me costó tanto escapar, el sistema me pille acá, tan lejos donde puedo hablar, puedo salir a la calle, puedo protestar,….
Ah, y puedo estudiar… Como la “Universidad para los Revolucionarios” me exigía la moneda ideológica que yo no tenía, hoy termino mi educación superior en Chile tratando de buscarme día a día la moneda económica que sí puedo tener. Porque brazos, piernas y cerebro me quedan. ¡Qué paradojas verdad¡ Las que no te quieren enseñar y las que tú no quieres ver.
Es difícil buscarse la plata para pagar una carrera cara y darle el dinero a dos o tres que seguirán haciéndose ricos. Pero sabes, no me importa… Y sudo feliz para aprender un castellano que me libere el verbo, una matemática que me enseñe a contar por mí mismo, y hasta una historia donde puedo escoger si decirle o no dictador a un criminal (aunque no estoy de acuerdo es mucho mejor que aquella otra alternativa donde por obligación hay que llamarse Dios a un dictador. Y a coro. Todos juntos.).
Terminaré arruinado pagando mis estudios. Pero saldré a las calles y llegaré a mi casa sin que me obliguen al agradecimiento de por vida, uno que no se podrá pagar nunca y que te enrostrarán siempre. Podré tener un título sin el compromiso de bajar la cabeza para no replicarle al financista ideológico… Soy libre, aunque sea en el neoliberalismo.
Camila Vallejo – y ya me voy poniendo menos familiar – tú sirves y le servirás a la revolución sólo como actriz declamadora. ¡Lo haces muy bien¡ Te escucho hablar y digo: coñoooo, pero qué buena para aprenderse el libreto es esa linda muchacha. Y hasta siento nostalgia de esa palabrería sin certeza que me salía verborreicamente de mis labios adolescentes y juveniles… Porque fueron sus añitos metido en reuniones, yendo a marchas, aplaudiendo discursos de 10 horas… Algo me queda, incluso, de eso. Trato de vigilármelo, sí.
Si un día llegas a Cuba hablando por ti misma, no servirás para el circo. Pregunta por Robertico Robaina, pregunta por Felipe Pérez Roque, pregunta por el escudero más joven y el último de los eliminados, aquel niño flaco y alto llamado Carlitos por quien incluso sentí cierta simpatía. Pregunta por aquellos, jóvenes que dentro del sistema quisieron hacer algún cambio. O improvisaron el guión con una maquilladita, no mucho más… Porque no lo querían o porque no podían. Pero eso bastó para que les llegara la hora final.
Si un día te tocara pensar por ti misma allí, te harían alguna trampa, te prepararían, como si fueras un ratón, una estrategia para que muerdas el queso prohibido.
He tratado de no ofenderte, a pesar de que has ofendido a tantos cubanos que padecen los dolores del exilio y la inmigración. Te lo voy a decir en buen chileno, porque no aguanto más la compostura, “no seai weona”.
Desatentamente,

Un cubano ofendido en Chile..


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