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sábado, 5 de mayo de 2012

MISTERIOS Y CAMBALACHES


MISTERIOS Y CAMBALACHES


Paradójico edén por el que mueren
Los que en volverla a ver mueren soñando
Y los que en escapar sueñan muriendo.
Poema “Cubasueño” del poeta Juan Cueto Roig

Los cubanos no tienen derecho a descansar en paz ni después de muertos, los exiliados que en vida expresan su deseo de ser enterrados en su tierra natal se convierten en difuntos valiosos para la dictadura de los hermanos Castro, ya que la bien lubricada máquina castrista de hacer dinero con nuestras desgracias, no deja al azar y el descuido ni estos dolorosos detalles.

La dictadura impone elevadas tasas para aceptar el ingreso del muerto en la isla, como haciéndole ver al difunto que ni “ñampio” se va a escapar, esta vez serán un poco más discretos y no le pesaran el ataúd, ni le impondrán una tarifa por exceso de equipaje, tampoco habrá agentes aduanales tratando de tumbarlo y escamotearlo en la frontera ya de eso se encargaran los sepultureros por la noche.

En Miami varias funerarias  están autorizadas a realizar este bisne mortuorio, preparan y empaquetan al difunto y lo envían en la bodega del primer avión que salga para la isla, los precios de estas operaciones están en el orden de los 3’000.00 Dólares y claro como en todo trato que se hace con la familia imperial hay que hacer caja, entonces la mitad del dinero va a parar a la alcancía de la familia Castro.

Hasta después de muerto hay que seguir pagando, la humanidad dictatorial es verde como los dólares americanos, años atrás, al marcharse el difunto perdió todas sus propiedades, le decomisaron el panteón familiar y hasta la sortija de masón que llevaba puesta, hoy los propios saqueadores de entonces se visten de funerarios para la ocasión y le revenden la tumba expropiada y hasta le fabrican otro anillo para el velorio, pero eso sí, aplicándole el peaje y la tarifa que tienen que pagar los que se fueron, si quieren descansar en paz en la tierra que los vio nacer. 


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