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domingo, 24 de junio de 2012

Policias se amotinan en #Bolivia



Sin líderes e indignados, policías de base protestan en La Paz
LA PAZ — Una turba enardecida de policías de base recorre las calles de La Paz, sin sus líderes, indignados por un acuerdo salarial firmado este domingo entre sus dirigentes sindicales y el gobierno de Evo Morales, e insisten en continuar con el motín en Bolivia hasta alcanzar sus conquistas.
Están amotinados en todo el país desde el jueves, y su principal demanda es que sus salarios se eleven a 2.000 bolivianos (287 dólares, casi un 70% más de lo que reciben) y dicen que es irrenunciable.
En todo el país los uniformados se replegaron y dejaron las calles sin vigilancia, lo que obligó al Poder Ejecutivo a negociar.
Los dirigentes de los dos sindicatos que promueven las protestas, Edgar Ramos (suboficiales) y Guadalupe Cárdenas (de las esposas) firmaron a primera hora un acuerdo con el ministro de Interior, Carlos Romero, para elevar sus ingresos mensuales en 220 bolivianos (32 dólares), lo que a las horas fue rechazado por los uniformados de base, al considerarlo insuficiente.
Los amotinados han convertido el regimiento antimotines UTOP, a media cuadra de la plaza de Armas, donde se hallan los poderes Ejecutivo y Legislativo, en su cuartel general y allí deliberan públicamente sobre el entendimiento rubricado.
"¡Rechazamos ese acuerdo y desconocemos a los dirigentes comprados!", grita uno de los amotinados en una reunión de unos 200 policías congregados en UTOP, lo que recibe el aplauso y la adhesión de todos.
Allí se escuchan gritos, consignas y proclamas. "¡Motín policial, motín policial, motín policial!", señalan a grito pelado. "¡No tenemos miedo carajo, no tenemos miedo carajo!", arengan, con la convicción de que la protesta no se frenará hasta que el gobierno atienda sus reclamos.
"¡Por culpa del gobierno, motín policial!", continúan con sus proclamas, algunos vestidos de civil, otros de uniforme verde y botas de combate y una buena parte con los rostros cubiertos con pasamontañas, bufandas o pañuelos para evitar ser identificados, porque temen sufrir represalias gubernamentales.
Guadalupe Cárdenas, líder de las esposas y que firmó el acuerdo, es blanco de las criticas. Ella explica bastante nerviosa a la AFP que fue "obligada a firmar" y que "me chantajearon con mi hijo", estudiante él de la academia policial.
En la UTOP surgen gritos de marchar por la ciudad de La Paz, primero hacia el presidencial Palacio Quemado en la plaza de Armas y luego por otras unidades policiales circundantes.
No tienen líderes, actúan como una masa por instinto y sólo unas cuántas instrucciones da viva voz les dan algo de orientación.
En sus caras se nota la furia y la molestia, levantan los puños en señal de rebelión, portan palos y piedras y uno que otro exhibe bombardas de gas lacrimógeno.
Cuando unos 200 agentes pasan por el Palacio de Gobierno, el blanco de los insultos es el presidente Morales: "¡Evo pisacoca, andate a Venezuela!", "¡Evo resentido, por pichicatero (narcotraficante)!", en alusión a su condición de dirigente de los cultivadores de coca..
Luego siguen el paso hacia una unidad policial a dos cuadras de allí. Con furia golpean las puertas de metal de la Unidad de Polivalentes (polifuncionales) y la fuerzan con una enorme barra de hierro.
Se lanzan al patio de la unidad policial buscando algún jefe sobre quien descargar su frustración. Los reciben otros policías de base con la gorra policial puesta al revés, en signo de rebeldía. Empujan y tratan a otros oficiales a empellones.
Los sargentos, cabos y policías sin rango, la mayoría indígenas aymaras y quechuas, también dirigen sus insultos hacia jefes y oficiales, casi todos mestizos. Los suboficiales son instruidos en la llamada "Escuela Básica", mientras que los otros reciben formación en la "Academia de Policías".
No sólo hay diferencias de rango e ingresos económicos, sino también raciales.
Luego se dirigen hacia la Unidad de Tránsito. A cada paso suma la columna de manifestantes, hasta llegar a los casi 1.000. Allí obligan a sus propios camaradas, también amotinados, salir a las calles a protestar. Allí consiguen la adhesión de algunos oficiales, los primeros que se pronuncian a su favor.
Tras tres horas de marcha, terminan en su trinchera que es UTOP. Allí descansan y discuten qué hacer en las próximas horas y días, en un irresuelto motín que se extiende a todo el país.

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