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domingo, 1 de julio de 2012

RUBIO, RAMOS Y EL CHOQUE DE DOS MUNDOS
Por Alfredo M. Cepero
El pasado domingo el periodista mexicano Jorge Ramos entrevistó al político cubano Marco Rubio en el programa "Al Punto" de la cadena Univisión. Aunque Marco es americano por nacimiento, en ambos casos me he ahorrado el gentilicio de americano (cubanoamericano o mexicoamericano) con el que se acostumbra a completar la identificación de personas procedentes de Cuba o de México que han tomado residencia en los Estados Unidos. La razón es que Marco Rubio, aunque nacido en este país, es el producto de una cultura y un ambiente familiar donde la libertad, tanto individual como colectiva, toma precedencia sobre la seguridad material.
Jorge Ramos, por otra parte, aunque ha vivido por largo tiempo en este país, es producto de una cultura que busca en los Estados Unidos la seguridad material que nunca tuvieron en México y de una historia que, a pesar de los numerosos años transcurridos, mantiene frescas las heridas de las ancestrales rencillas entre ambos países. Aunque ambos probablemente lo negarían, uno siente y actúa como cubano y el otro como mexicano. Para bien o para mal, los hombres somos una continuación del niño amamantado y educado por nuestros padres. No hay escapatoria ni siquiera para dos hombres de talento como Rubio y Ramos que han triunfado en sus respectivas profesiones.
De ahí las diferencias de estos dos hombres que parecen venir de mundos diametralmente opuestos. Marco Rubio desconfía de cualquier gobierno todopoderoso con suficiente capacidad para determinar el bienestar, el éxito y hasta la conducta de sus ciudadanos. Prefiere un mundo donde los ciudadanos afronten los riesgos de la libertad en el proceso de labrarse su propio bienestar antes que depender de beneficios gubernamentales que pueden ser otorgados o retirados a capricho del gobernante de turno.
Este hijo de unos padres cubanos que vieron destruir a su país en un fallido experimento de falsa igualdad multitudinaria considera que la competencia es saludable y que el éxito debe ser determinado por el esfuerzo de cada ciudadano. Jamás administrado por un gobierno que se erige en árbitro absoluto restringiendo a los productores y premiando a los holgazanes. La benevolencia del gobierno, según se desprende de la filosofía de Marco, debe ser reservada para los niños, los ancianos y los discapacitados. Marco Rubio, como Reagan, desconfía del gobierno, confía en el ciudadano y considera que un gobierno, mientras más pequeño, es mejor gobierno porque se mantiene en manos del pueblo la capacidad de poner y quitar gobernantes.
Jorge Ramos, por otra parte, contempla con conmiseración, y probablemente con angustia, la inmensa tragedia de una comunidad mexicana forzada a abandonar su país por la violencia y la miseria ocasionadas por gobernantes ineptos y corruptos. Estos miserables explotan a sus compatriotas, los mantienen en la ignorancia y los fuerzan a emigrar a unos Estados Unidos que pretenden convertir en el basurero de un México rico en recursos naturales pero paupérrimo en recursos humanos. La culpa puede ser atribuida a ambos gobiernos pero no comienza en Washington sino en Ciudad de México. No como dijo con total desparpajo ante el Congreso Norteamericano el Presidente Felipe Calderón Hinojosa cuando acusó a los Estados Unidos de ser responsables de las desgracias de México.
El problema es gigantesco y la mayor parte de esos inmigrantes carecen de una preparación profesional que les permita escapar a la miseria en un tiempo relativamente prudencial. Jorge Ramos sabe que no puede confiar en la capacidad de sus compatriotas para mejorar sus condiciones de vida en un corto plazo. Opta, por lo tanto, en confiar en un gobierno benefactor y gigantesco con la capacidad de producir soluciones inmediatas. Ese es el gobierno que prometen y promueven Barack Obama y sus correligionarios del Partido Demócrata. Por eso Jorge Ramos y sus empleadores de Univisión renuncian a la objetividad periodística y apoyan sin el menor pudor una demagógica agenda demócrata No importa que Obama y el partido hayan mentido y se hayan burlado de los mexicanos en los últimos tres años y medio.
Ese fue el contexto en el que Marco Rubio accedió a ser entrevistado en Univisión a sabiendas de que penetraba en la cueva de un burro demócrata transformado en león furioso por las preguntas, muchas veces insolentes, de un inveterado militante de la izquierda como Jorge Ramos. Acorde con su acostumbrada técnica de interrumpir al entrevistado antes de que éste termine de responder la pregunta previa, Ramos lanzó una ráfaga tras otra de preguntas encaminadas a poner a la defensiva de Marco Rubio. No lo logró a pesar del tono de confrontación y del contenido virulento de casi todas ellas.
Marco Rubio no fue entrevistado sino insultado y vilipendiado por Jorge Ramos. Para comprender mejor la situación veamos varias de las preguntas formuladas por el entrevistador, algunas de las cuales no fueron preguntas sino flagrantes acusaciones." ¿Por qué no apoya usted a los indocumentados cuando su abuelo fue una vez ilegal en los Estados Unidos? Sus padres fueron indocumentados, ¿por qué no apoya a los actuales indocumentados? Eso es un acto egoísta. ¿Por qué apoya usted la ley de Arizona que persigue a los hispanos?"
Y ya en el plano de la confrontación abierta se quitó la careta del periodista y saco el cuchillo del militantes de izquierda cuando afirmó: "Usted apoya a quienes persiguen a los hispanos. Usted se ha puesto del lado de los victimarios y no de las víctimas. Usted es el primero de siete senadores hispanos que ha tenido este país que no apoya a los indocumentados. Cuando usted propone el inglés como idioma oficial abre el camino a la discriminación contra los hispanos. Usted puede cambiar esta situación contra los inmigrantes y no quiere hacerlo. El asesor de campaña del presidente, David Axelrod, dijo y cito: "Marco Rubio como candidato a la vicepresidencia por el Partido Republicano sería un insulto para los hispanos". ¿Que tiene usted que decir a esto?" ¡Que contraste entre este estilo soez de interrogatorio y las preguntas solícitas y hasta adulatorias que le formulara Ramos a Barack Obama. Y quien me diga que Ramos le debe respeto a Obama porque es el presidente de los norteamericanos le respondo que también le debe respeto a Marco Rubio porque es el senador de todos los floridanos.
Marco Rubio, por su parte, no se dejó intimidar y contestó al acero con el acero. Se defendió con ecuanimidad pero con valentía y firmeza. "No todos los indocumentados son iguales. Las situaciones son diferentes en cada caso especial. No es cierto que todos los hispanos apoyan una inmigración ilegal. La mayoría de los países tienen un idioma oficial. El sistema de inmigración está en crisis y, para resolverlo, necesitamos el apoyo del pueblo norteamericano. Y, sin fronteras seguras, no tendremos el apoyo de ese pueblo".
Marco Rubio, sin embargo, no había terminado y fue al remate con una contundente acusación de su parte. "Lo que ustedes hicieron con mi hermana, mi madre y mi familia es una mancha negra en la historia de Univisión. Ellos no eran parte de mi campaña y ustedes debieron haberse comunicado conmigo, no acosarlos y vigilar su residencia," dijo el Senador Rubio. Marco estaba haciendo referencia a una noticia sobre una sentencia por posesión de drogas contra su cuñado Orlando Sicilia que fue divulgada por Univisión en represalia por la negativa de Rubio a ofrecerles una entrevista. Aunque Marco tenía a la sazón 16 años, el periodista devenido en fiscal le pregunto si había recibido alguna vez regalos o ayuda de Sicilia.
Sin embargo, por sus gestos y su expresión facial Ramos demostró su frustración por no haber podido acorralar o intimidar a Marco Rubio. Con un chiste forzado de "fumemos el tabaco de la paz que obviamente no es hecho en Cuba" y la solicitud de una entrevista futura, Jorge Ramos puso fin al encuentro. Quienes vimos la entrevista con ojo analítico y seguimos de cerca el acontecer político llegamos a una conclusión inescapable. La peor tragedia para Jorge Ramos y sus aliados de la izquierda sería ver a un Marco Rubio inteligente, carismático, y conservador--a quien ellos además no le perdonan el pecado de ser cubano--como posible vice y potencial presidente de los Estados Unidos de América.
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