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viernes, 8 de marzo de 2013

#venezuela Hipocresía sin límites


Las groseras violaciones del orden constitucional registradas en Venezuela en el corto plazo de dos meses, y la generosa indulgencia con que “distraídamente” son pasadas por alto por los presidentes de la región, son una muestra cabal del alto grado de hipocresía que domina las relaciones políticas y diplomáticas entre los países latinoamericanos. Si hay dinero de por medio, todo puede disimularse y perdonarse, pero si se es pequeño, se carece de recursos financieros o influencia, todo el rigor de la ley se aplicará implacablemente sobre el país afectado, como sucedió en el caso del Paraguay en junio del año pasado.

Cuando nuestro país, ajustándose a las disposiciones prescritas en el artículo 225 de la Constitución Nacional –que contempla el juicio político a los más altos jerarcas del Estado–, destituyó legal y legítimamente del poder al presidente Fernando Lugo, se convirtió en objeto de todo tipo de sanciones y tenaz persecución por parte de nuestros principales “socios” del Mercosur: Argentina, Brasil y Uruguay.

Usurpando funciones de la Corte Suprema de Justicia, en la Cumbre de Mendoza celebrada el 29 de junio de 2012, las presidentas Dilma Rousseff y Cristina Fernández de Kirchner, y el presidente José Mujica interpretaron a su antojo la Ley Fundamental paraguaya, y decidieron por sí y ante sí –sin concedernos siquiera el derecho a defendernos– que aquí se había producido una “alteración del orden democrático”.

Ahora bien, en Venezuela se han producido dos abiertas, claras y contundentes violaciones del orden constitucional en el corto periodo de dos meses, y estos hipócritas mandatarios no solo no han dicho una sola palabra al respecto, sino que –como viudas plañideras– han ido a Caracas a legitimar personalmente todos los atropellos y desmanes legales cometidos por el régimen chavista. A qué se debe esa desigualdad en el trato, se preguntará el amable lector; pues al dinero, al interés, a la enorme cantidad de recursos que el régimen bolivariano-marxista de Hugo Chávez discrecionalmente ha puesto en manos de estos presidentes en los últimos años.

La primera violación de la Constitución venezolana se consumó el 9 de enero, un día antes de que debiera producirse la asunción al mando del cuestionado Hugo Chávez. Entonces, para justificar el incumplimiento de las disposiciones legales y ante la ausencia del mismo del país, el sometido Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela emitió una polémica “sentencia” habilitando al moribundo mandatario a seguir ejerciendo el poder sin ser juramentado.

Ahora viene a concretarse de nuevo otra alteración del orden constitucional. Nicolás Maduro, declarado antidemocráticamente sucesor del extinto presidente cuando este se encontraba aún con vida, asume el poder de Venezuela y se convierte en presidente de facto. Para hacerlo, pisotea el artículo 233 de la Constitución de su país tantas veces esgrimida por su difunto jefe, según el cual quien debe asumir la Presidencia de la República, si la falta absoluta del mandatario se produce antes de tomar posesión del cargo, es el titular de la Asamblea Nacional, es decir, Diosdado Cabello.

Es altamente probable que una tercera violación constitucional se vaya a producir en los próximos días, cuando el régimen del presidente de facto Maduro incumpla con la obligación que también prescribe el artículo 233, en virtud del cual, ante la falta absoluta del jefe de Estado, “se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes”.

Según esta norma, los comicios deberían tener lugar en un plazo no superior a 27 días, porque Chávez falleció el pasado martes. Pero ya el chavismo puro y duro está preparando el escenario para lo que sería una nueva alteración del orden constitucional, alegando que el citado artículo se refiere a un periodo para “convocar” elecciones y no para llevarlas a cabo.

Como se puede observar, la violación de la Ley Fundamental de Venezuela es constante y flagrante.

Sin embargo, ningún mandatario de la región alza la voz para decir esta boca es mía. Muy por el contrario, muchos de ellos andan recorriendo las calles de Caracas, gimoteando por la desaparición física de su gran benefactor, con el que hacían negocios petroleros y le vendían alimentos para cubrir el desabastecimiento del país (en el caso de Dilma), recibían recursos para pagar los impresentables bonos de su deuda externa (Cristina), o ayudas de último momento para salvar bancos quebrados (Pepe Mujica).

Sin embargo, como estos hechos de cooptación de adhesiones a través de sucios mecanismos crematísticos son de público conocimiento en la región, no extraña tanto la actitud obsecuente de estos mandatarios de espíritu mercenario. Lo que sí sorprende y hasta indigna es el silencio cómplice de otros mandatarios que, seguramente por cobardía, avalan los permanentes atropellos que el delfín de Hugo Chávez está cometiendo en Venezuela.

En este sentido, los cancilleres de Chile (Alfredo Moreno), Colombia (María Ángela Holguín) y Perú (Rafael Roncagliolo), que en representación de sus respectivos presidentes tan prestamente vinieron al Paraguay cuando se produjo la legal destitución de Fernando Lugo –sumados a la comparsa bolivariana que pretendió a toda costa evitar la remoción del entonces mandatario–, no tienen disculpa. En aquella ocasión actuaron en contra del Paraguay que respetó su Constitución, y hoy, con su silencio legitiman las violaciones constitucionales que descaradamente y a la luz del mundo viene cometiendo el nuevo mandamás de Venezuela, el presidente de facto Nicolás Maduro.

http://www.abc.com.py/edicion-impresa/editorial/hipocresia-sin-limites-547033.html

jueves, 10 de enero de 2013

#VENEZUELA Chavistas hipócritas y tramposos


Editorial ABC Color: Chavistas hipócritas y tramposos

Por su harta repetición en los medios de prensa en estos últimos días, se conocen los artículos de la Constitución venezolana que prescriben el modo en que han de conducirse los trámites institucionales para la asunción al mando presidencial del candidato electo para la primera magistratura en ese país, o sea, en este caso, el reelecto Hugo Chávez.

El mismo se halla en estado de coma, inhabilitado por tanto de modo irreversible para cumplir con las fórmulas legales previstas para el día de hoy, 10 de enero de 2013. Como no está en condiciones de tomar posesión formal del cargo, en Venezuela deben seguirse las prescripciones constitucionales previstas para casos como este, que indican que asume el mando del gobierno el presidente de la Asamblea Nacional y convoca a comicios generales dentro de los primeros treinta días siguientes.

Pero este presidente que debe ser sustituto es el señor Diosdado Cabello, miembro del partido chavista pero rival de Nicolás Maduro, vicepresidente impuesto por Chávez en la aspiración a la sucesión del trono. Atendiendo a que Maduro, a su vez, no desea que su adversario se haga con el mando, aunque fuese por tiempo limitado, se permitió interpretar a su modo la situación y recurrir a un artilugio argumental sacado de la galera del mago: él y sus seguidores afirman que puesto que Hugo Chávez está vivo, que no hizo renuncia del cargo, que se halla con permiso del Legislativo venezolano, que este organismo tiene atribución de prolongar el permiso presidencial y, por consiguiente, se infiere que es factible postergar la formalidad de la toma de posesión prevista, ¡por la Constitución!, para el 10 de enero.

No es necesario ser jurista ni demasiado astuto para comprender cabalmente cuán grosera es la violación a la carta fundamental de Venezuela que están perpetrando los chavistas partidarios de Nicolás Maduro. Donde la Constitución dice 10 de enero, ellos dicen “sí; pero también puede ser después; no sabemos cuándo”. Estamos, así, ante una prolongación de facto de un gobierno.

De más está decir que, dada la gravedad del estado de salud de Chávez, puede tenerse por muy probable que este no vuelva con vida a Venezuela. De modo que su “permiso oficial” caducará juntamente con su vida. Cuando muera, hecho que Maduro y los suyos, al igual que todos, aguardan que suceda en cualquier momento (si es que ya no sucedió), creen que estarán mejor posicionados frente a las ambiciones de Cabello y entonces verán ellos cómo convocan a esas elecciones y con cuáles condiciones.

El conflicto de intereses y ambiciones políticas desatadas en Venezuela es vulgar y repetido. Se trata del clásico tironeo entre aspirantes, “chavistas hasta las últimas consecuencias” como conocemos nosotros por experiencia, peleando y mordiéndose las manos por asir primero la manija del poder y tener así la chance de eliminar al otro. Maduro procurando sacar del camino a Cabello; Cabello queriendo hacer valer la disposición constitucional que pone en sus manos el gobierno del Estado y, en cierto modo, su suerte política próxima, porque de este entuerto uno de los dos se va a la cuneta con todos sus seguidores.

Venezuela se halla, pues, en este momento ante la inminente quiebra de su ordenamiento constitucional, cuando el segundo párrafo de su artículo 233 sea alevosamente pisoteado por Maduro y sus secuaces, ante la vista de todos, nacionales y extranjeros, expectantes observadores del desarrollo del proceso venezolano.

Estaremos en el balcón, entonces, los paraguayos viendo cómo actúan en la ocasión aquellos mandatarios latinoamericanos que hicieron sonar un escandaloso griterío cuando en nuestro país se dio por terminado el mandato de Fernando Lugo, en forma correcta y sin salirnos un milímetro de nuestro texto constitucional. Veremos qué opinan Dilma, Mujica, Cristina, Morales, Correa, Ortega frente al pisoteo de la ley en Venezuela.

¿Enviarán a sus cancilleres a Caracas a intervenir en los asuntos internos venezolanos, a procurar soliviantar a los militares o a los partidarios de alguno de los políticos en pugna? ¿Organizarán un bloqueo contra el nuevo gobierno venezolano si no resulta ser el que indica la Constitución de ese país? ¿Qué dirán los miembros del Mercosur, de la Unasur y sus respectivos órganos internos en relación a violación de la Constitución venezolana? ¿Aplicarán las sanciones del Ushuaia II? ¿Bloquearán políticamente a ese país como hicieron con nosotros?

Los obispos de aquella nación ya se anticiparon a los hechos previsibles y calificaron de “moralmente inaceptable” la pretensión de los partidarios de Maduro en violación de la Constitución. ¿Tendrán en cuenta esta opinión los actualmente “catoliquísimos” mandatarios del club bolivariano de Sudamérica y Centroamérica, que no se cansan de hacer misas por la salud de Chávez?

Seguro que no. Están algunos de ellos hoy mismo, en Caracas, para avalar con su presencia la grosera violación constitucional que perpetrarán Maduro y sus seguidores. Esta vez observarán satisfechos cómo se remueven los obstáculos legales cuando conviene hacerlo en nombre de la “revolución”.

En Caracas se reunirá el congreso de gobernantes y políticos latinoamericanos oportunistas, mentirosos, hipócritas y tramposos. Ni más ni menos. Pero la ocasión tendrá al menos la ventaja de ser el escaparate en el que el mundo entero podrá verlos tal cual son. Ya los vieron hablar y actuar en relación a la constitucional destitución de Lugo; ahora los verán en la posición contraria: avalando el pisoteo de la Constitución venezolana. Allí están, ante la vista pública, desnudos en su miseria moral, tal cual son.

http://www.lapatilla.com/site/2013/01/10/editorial-abc-color-chavistas-hipocritas-y-tramposos/