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viernes, 14 de septiembre de 2012

Castro censara los electrodomésticos PERO NO A LOS HOMOSEXUALES


Comienza mañana en Cuba el primer censo en una década con polémica sobre homosexuales

El Cenesex no se ha pronunciado sobre la demanda de la comunidad LGBT cubana a las autoridades de incluir en la encuesta a las parejas homosexuales, a pesar de que el estudio tiene el eslogan “En Cuba contamos todos”

Agencias, La Habana | 14/09/2012 9:00 pm

El Gobierno cubano dará inicio mañana su primer censo de población y vivienda de la última década y bajo el mandato del presidente Raúl Castro, en una consulta muy similar a la realizada en 2002 que ha causado críticas de activistas LGBT porque no reflejará las parejas homosexuales en la Isla, reportó Efe.

Este será el decimoctavo censo en toda la historia cubana y el tercero tras la revolución de 1959, y será llevado a cabo por unos 53.800 estudiantes que trabajarán como encuestadores.

La consulta, que se realizará hasta el próximo 24 de septiembre, actualizará los datos recopilados en 2002, antes de que Fidel Castro delegara el poder en 2006 por problemas de salud, a su hermano Raúl Castro, quien ha emprendido un proceso de reformas económicas y sociales para “actualizar” el socialismo cubano y superar la aguda crisis que arrastra el país.

Desde entonces ha habido una tímida apertura al sector privado, reducción de las abultadas plantillas estatales, medidas para reactivar la producción de alimentos y leyes que autorizan la compraventa de viviendas y coches entre particulares.

El impacto de esos cambios podría reflejarse ahora en el cuestionario elaborado por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), si bien las preguntas no tienen grandes novedades respecto a las de hace una década, como pudo constatar Efe en uno de los nuevos formularios.

De manera general, añade Efe, la pesquisa volverá a indagar sobre la cantidad y distribución territorial de la población, su composición por sexo y edad, color de la piel, nivel educacional, situación laboral y estado civil o conyugal.

También repiten indicadores relacionados con el total y tipo de hogares y de familias, la cantidad de viviendas, sus afectaciones y equipamiento.

En este último apartado se añaden en la lista algunos aparatos nuevos que estaban prohibidos hasta 2008, como teléfonos móviles, reproductores de DVD, hornos microondas y duchas eléctricas.

La agencia española agrega que a pesar de que la encuesta tiene el eslogan “En Cuba contamos todos”, la iniciativa ha levantado polémica entre activistas de la Liga de Gays, Lesbianas y Transexuales (LGTB) que aspiraban a que incluyera a las parejas homosexuales, como hicieron otros países de la región como Argentina, Brasil y Chile.

“Todavía no todos y todas contamos para este censo discriminatorio y homofóbico, pero sí para Cuba”, denunció en su blog el periodista y militante por los derechos de la diversidad sexual Francisco Rodríguez, tras confirmar que no se tendrán en cuenta las parejas del mismo sexo.

Otro bloguero cubano, Maikel González, reveló en su página que tuvo acceso a una copia del manual de instrucciones para los encuestadores con “tachaduras” en un fragmento que originalmente sí incluía la opción de contar a las parejas homosexuales.

Miembros de la comunidad homosexual consultados por Efe coincidieron en que se trata de una “contradicción” después de que la Conferencia Nacional del Partido Comunista de enero pasado aprobara entre sus objetivos, por primera vez en la historia de la formación, la decisión de “enfrentar” en Cuba la discriminación de género y sexual.

En Cuba no está legalizado el matrimonio gay, pero el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) promueve desde hace años un anteproyecto de ley, que no ha llegado aún al Parlamento, con modificaciones al Código de Familia para reconocer derechos de las minorías sexuales como la unión legal entre parejas homosexuales.

El Cenesex es dirigido por la hija del presidente Raúl Castro, Mariela Castro, quien solicitó a la ONEI valorar la posibilidad de incorporar al censo preguntas que ayudaran a identificar cuantitativamente las realidades de la comunidad LGBT, según trascendió en noviembre pasado.

Efe intentó sin éxito esta semana conseguir un pronunciamiento del Cenesex respecto a las recientes críticas.

http://www.cubaencuentro.com/cuba/noticias/comienza-manana-en-cuba-el-primer-censo-en-una-decada-con-polemica-sobre-homosexuales-280101

sábado, 8 de septiembre de 2012

Ciudadano Cero: Censo y homofobia en Cuba


Por Norge Espinosa Mendoza*

No voy a estar en Cuba mientras el fragor del nuevo Censo de Población y Viviendas vaya puerta por puerta. Me perderé la oportunidad, entonces, de recibir a la persona que irá a mi casa para convertirme en un número, en una estadística que algo dirá sobre lo que somos en Cuba ahora mismo.
Un número tras el cual estará la biografía de todos los que hagan ese gesto, con la esperanza de quedar como una marca en el mapa vivo del país. Hace ya varios meses nos habían advertido que las relaciones entre personas del mismo sexo no estarían contempladas en dicho repaso, que los homosexuales y lesbianas que tuvieran el arrojo de asumir la naturaleza de sus enlaces ante los encargados de esta operación, quedarían encubiertos por una voluntad nada relacionada con lo poco o lo mucho que hemos ido ganando sobre todo a partir del 2008, cuando comenzó a reconocerse en Cuba el Día Mundial de Lucha contra la Homofobia y parecieron removerse ciertos pedazos de la moralina tropical para que tuviéramos un rostro en ese mismo conglomerado que bajo el sol ardiente y tantas circunstancias que a otros pueden parecer insólitas, nos unen en diversos tipos de batallas.
Una carga de oscuridad
La negativa de la oficina que realiza el censo a asimilar la verdad de estas parejas se escuda en la impersonalidad de las cifras, en el simple conteo, pero como han detectado varios activistas, es una maniobraque genera una mayor carga de oscuridad sobre lo que creíamos ganado. La cadena de contradicciones, demoras, esperas vacías, que sigue atentando en la Isla contra el reconocimiento natural y pleno de un hecho que sería ridículo negar ya, gana con este elemento un nuevo punto de apoyo, al que deberían haber respondido ciertas instituciones relacionadas con este batallar, y que no se han expresado como sus agendas debieran confirmarnos. En otros sitios del mundo, esto bastaría para que hubiera alguna protesta ante la fachada del organismo que emite el censo. En Cuba, nos queda el estrecho margen que blogueros, activistas,periodistas muy comprometidos, quieran dilatar para que esta estrategia no los reduzca a simples dígitos.

¿Qué puede significar en Cuba estar al margen de lo que el Censo representará, si esta no es más que otra fórmula de invisibilización acerca de la calidad y las carencias auténticas de lo que somos? Poco o mucho, porque el censo puede ser apreciado solo como dato frío, pero también exigiría un grado de responsabilidad hacia esos rostros, esas parejas, esas vidas que se enfrentan diariamente a la homofobia institucionalizada, la misma que apela a estos actos para recordarnos su peso. La ingenuidad no debiera acompañarnos para que recibamos pasivamente este tipo de rechazos. Vivir en Cuba da el derecho a todos sus ciudadanas y ciudadanos a estar ahí, en ese conteo, y más, nos da el derecho de reconocer el modo en que vivimos por encima de estrecheces tanto morales como económicas, en pro de un respeto básico a la individualidad que encarnamos ahora mismo en la Nación. El dejo político que se oculta tras esta nueva negativa, el retardamiento de un punto de asunción que algunos han manejado con veracidad y otros hipócritamente cuando se acercan ciertas fechas y parece estar bien, ser correcto, hablando de la supuesta capacidad ya ganada para que tengamos como una pieza más en nuestro entorno a gays, lesbianas, transexuales, pacientes de VIH/Sida, etc., nos recuerda cuánto falta en el país para que en verdad seamos algo más que un número, una mano que se levanta junto a otras unánimemente en gesto mecánico, una voz confundida con las otras voces.
Inquietar a los censores

Lo conseguido en esta lidia no debiera reducirnos a Ciudadano Cero, de ahí mi apoyo a las ideas que varios de estos activistas han ido disparando contra el silencio que emanaría de esos reportes. Seguir callados o cruzados de brazos ante la manera en que nos anulan, nos editan como a ciertas escenas de seriales televisivos, nos mezclan impunemente con otros conceptos sin haber siquiera indagado en lo que quisiéramos o no participar, es una actitud a la que hay que enfrentar con radicalidad e inteligencia. Incluso cuando, como ahora, ya ha bajado por mandato el concepto de registro para este censo, y parezca imposible torcer el criterio retrógrado con el que, evidentemente, se sigue pensando la realidad en ciertas esferas.

El censo es apenas un símbolo de ello, y aunque parezca ingenuo colgar una bandera del arcoiris en un punto visible de la casa para al menos inquietar a los “censores”, va mi apoyo por esa provocación. La vida cubana, la que se explica en términos oficiales, está necesitada de ello. No quiero ser un Ciudadano Cero. Ni siquiera ahora que, por unos meses, estoy fuera de mi país, donde me repito una y otra vez aquello de “I am what I am”.

Es lo que lamento al no poder abrir la puerta a quien quiera saber quién soy, con cuántas personas vivo, mi edad. Etcétera. No quiero ser un número. Pero si quiero ser una persona dispuesta a reconocer lo que soy, y que no se me arrebate mi derecho al deseo. A desear el cuerpo que se me antoje. Me hubiera encantado recibir a ese hipotético encargado del Censo envuelto apenas en mi bandera cubana.
*Poeta, dramaturgo y estudioso del teatro, residente en Cuba. Se encuentra actualmente en Miami como invitado al Festival Internacional del Teatro de Virgilio Piñera. Este artículo fue escrito para el Proyecto Arcoiris y facilitado por el autor para su publicación en CaféFuerte.

viernes, 7 de septiembre de 2012

#Guantanamo #PinardelRio Censo, Algo más que números


cubacenso-poblacion
Dos jóvenes sonrientes explican en un anuncio televisivo las ventajas del Censo de Población y Vivienda 2012. Hablan de la necesidad de tener estadísticas actualizadas y confiables sobre nuestra sociedad. Para terminar el breve spot, dicen a coro una frase donde se asegura que “del 15 al 24 de septiembre en Cuba contamos todos”. La cual invariablemente lleva al espectador a reflexionar en que no es lo mismo que nos cuenten a que cuenten con nosotros. Pero más allá de los “actos fallidos” que quedan en evidencia en el lenguaje oficial, la preocupación nos llega por otro camino. Los cubanos desconfiamos de las inspecciones, tenemos una suspicacia muy marcada hacia los conteos y las averiguaciones en el interior de nuestras viviendas. Tenemos una existencia dividida entre una zona legal -y pública- y otra plagada de ilegalidades para sobrevivir. Esa es la explicación principal de por qué no siempre recibimos con gusto los sondeos.

En otras condiciones, un censo no debería preocuparnos sino alegrarnos. Pues se trata de una herramienta estadística que provee a la ciudadanía de datos sobre sí misma. Número de viviendas, cantidad de habitantes de un género u otro, índice de crecimiento poblacional… y así muchas otras cifras que revelan alcances y deficiencias de una nación. Sin embargo, en el caso de nuestro país es muy difícil separar un simple inventario del consecuente control estatal que éste genera. Imposible deslindar una pesquisa –por ingenua y anónima que parezca- de su contraparte más temida: la vigilancia. Especialmente en relación con todos los objetos y recursos de “dudosa procedencia” que apuntalan nuestro día a día. De ahí que buena parte de los cubanos terminará mintiendo en varias de las preguntas que harán los enumeradores y otros tantos ni siquiera se dejaran censar. Los resultados finales serán entonces una mezcla de aproximaciones, omisiones y falsedades emitidas por muchos de los encuestados para no revelar la realidad de quiénes son o qué poseen.

Después de indagar entre varios amigos y vecinos, corroboré que la gente no está dispuesta a confesar todo lo que la Oficina Nacional de Estadísticas quiere saber. Un amiga, que ha podido arreglar su casa con las ganancias de la venta ilegal de ropa, me explica cómo hará: “Voy a meter para el cuarto el televisor pantalla plana y le diré al niño que esconda la laptop”, afirma sin sonrojo. Para inmediatamente asegurar: “Cuando me pregunten de qué vivimos, pues les diré que de los 420 pesos cubanos mensuales (menos de 20 USD) que gana mi marido”. “Ah… y si les da por averiguar de qué marca es mi refrigerador, ahí sí les voy a mentir a la cara diciendo que es Haier… aunque desde la sala se puede leer el logotipo de LG”. Pero lo más complicado para ella será pedirle a su hermano, a la esposa de éste y a su niña pequeña, que traten de no estar en la casa en esos días para que no los vean, porque los tres viven sin papeles en La Habana. Cuando el enumerador salga de su vivienda de seguro tendrá una idea muy diferente del nivel y la forma de vida de mi astuta amiga. Y eso es precisamente lo que ella quiere, que piensen que es rojo donde es verde, poco donde es mucho, ahora donde es mañana. Porque desde chiquita le enseñaron que decir la verdad es señalarse y darle información al Estado es autoinculparse.