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viernes, 20 de diciembre de 2019

viernes, 6 de julio de 2012

¡Bienvenido, Foro de Sao Paulo!

Por UnoAmerica



El FSP impone al menos dos observaciones. La primera, es su relación umbilical con la llamada “lucha armada”, que es la única doctrina que Fidel Castro ha sostenido indeclinablemente desde sus primeros pasos en la vida política.
Por: Luis Marín
El FSP impone al menos dos observaciones. La primera, es su relación umbilical con la llamada “lucha armada”, que es la única doctrina que Fidel Castro ha sostenido indeclinablemente  desde sus primeros pasos en la vida política.
La vía electoral o cualquier otra para tomar el poder son sólo giros tácticos que imponen las condiciones objetivas de cada sociedad en un momento histórico determinado, para decirlo en terminología marxista, que es la única que comprenden los foristas.
Así que desde su nacimiento en Sao Paulo (1990), convergieron las dos tácticas en sus máximos exponentes, Fidel Castro y Lula Da Silva; pero la estrategia tiene una misma finalidad: imponer la revolución socialista, cada uno a su ritmo pero sin pausa.
Para Castro la convergencia tenía el rango de una necesidad histórica por la inminencia del colapso de la URSS, que ocurrió apenas el año siguiente, así que al perder ese asidero buscó engancharse a una potencia emergente, en este caso, Brasil.
En verdad fue un acto reflejo, el mismo que le llevo a fundar la Organización Latino Americana de Solidaridad (OLAS), en 1967, ante el aislamiento impuesto por el fracaso político de su propuesta de la vía armada en todo el subcontinente.
De manera que el problema del FSP no se limita a su relación con las FARC y el ELN de Colombia, sino que tiene una relación filosófica, ideológico-política fundacional con todos los movimientos revolucionarios armados del continente y a nivel global.
Por lo que no les asusta que los llamen guerrilleros, si empezando por la presidente del Brasil, Dilma Rousseff, es militante de la Vanguardia Armada Revolucionaria (VAR) mucho antes de adherirse a “la otra vía” del Partido del Trabajo de Lula Da Silva.
El presidente del Uruguay, José Pepe Mujica, es líder fundador del Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros) y pasó los últimos quince años de su carrera política en prisión condenado por ¡terrorismo!
Mauricio Funes, Presidente de El Salvador, apoyado por el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, que fracasó por la vía armada pero por la electoral ha tenido un éxito notable, le abre el paso para conquistar el un futuro inmediato el poder total y establecer la dictadura que no lograron imponer por las armas.
Daniel Ortega, líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional, la única excepción de guerrilla exitosa en tomar el poder por la vía armada en Latinoamérica, declaró a las FARC como “una organización hermana” y en un acto de sorprendente sinceridad política, muy poco común en este gremio, rindió homenaje a la muerte de Manuel Marulanda alias Tirofijo.
Lo revelador de este homenaje es que se realizó en el pleno de la Asamblea del Foro de Sao Paulo, reunido en el auditorio de UNASUR, porque no tiene sede propia, sin que nadie se inmutara, obteniendo el aplauso unánime y emotivo de todas las delegaciones.
Este compromiso con la lucha armada ha trascendido los límites de América Latina hasta el lejano y próximo oriente, en la tradición de la Tricontinental, abarcando movimientos guerrilleros desde el sudeste asiático, pacífico sur, medio oriente y África.
Las tropas cubanas, como ariete de la URSS, recorrieron toda el África en guerras neo coloniales. La hermandad de Castro con Yasser Arafat es proverbial, como lo fue con Kadaffi, luego extendida al Frente Popular para la Liberación de Palestina y Al-Fatah; más recientemente, a las organizaciones islamistas Hamas y Hezbollah.
Finalmente aquí los tenemos con sucursales en la Triple Frontera entre Brasil, Argentina y Paraguay; por lo que a nosotros respecta, desde la isla de Margarita hasta la sierra de Perijá, actúan los islamistas abiertamente con respaldo oficial iraní.
Bienvenido sea el Foro de Sao Paulo: ésta es su casa.
IMPERIALISTA VOCÉ!
La segunda reflexión que impone el FSP se refiere a sus flagrantes contradicciones internas entre el discurso y la práctica visible, empezando por el único denominador común que une a todos los foristas, su visceral antiimperialismo.
Pues bien, Brasil es un imperio. Pero no porque lo llame así la propaganda maliciosa de sus enemigos neoliberales, sino porque así se denominaron ellos mismos desde que nacieron como Estado independiente. De hecho, sus primeros gobernantes, Don Pedro I y II ostentaron el título de “Emperador de Brasil”.
Y así se llamó hasta que cambió de nombre (1889) para llamarse irónicamente Estados Unidos de Brasil. Otra curiosidad es que el origen de la República Federativa de Brasil no es una guerra de independencia, como en todos los demás casos en Latinoamérica, sino un golpe de estado militar, lo que signo para siempre el destino del país.
Y esta es otra contradicción flagrante del FSP, su antimilitarismo militante, claro, siempre que se trate de militares “de derecha”. Para ellos, las fuerzas armadas son una creación del capital transnacional para garantizar el dominio de clase de la burguesía monopolista, terrateniente, etcétera.
Pero no dicen ni una palabra de la tiranía militar cubana, ni nicaragüense, ni venezolana, ni de ninguna otra que se proclame “de izquierda”, como ocurrió con Velazco Alvarado en el Perú, Omar Torrijos en Panamá, los golpistas dominicanos post trujillistas, o todos aquellos que se olvidan de la constitución que juraron defender para seguir el guión de la revolución castrista.
La internacional socialista inventó la etiqueta de “gorilas” para aplicarla especialmente a los militares brasileños, pero luego se la hicieron extensiva a todos los que no les siguen el compás a sus estribillos, como los militares hondureños, pongamos por caso, pero así llamarán también a los paraguayos y a cualquier otro que sea institucional.
Ahora los militares brasileños no son gorilas, ni los argentinos, ni uruguayos, porque en todos estos países manda el FSP, dentro de los límites que permiten las leyes.
El caso más curioso vuelve a ser el de Dilma Rousseff, militante de la VAR. Sus credenciales revolucionarias dan fe de que fue torturada por los militares gorilas, cargo que las FFAA siempre han negado; pero del que ella nunca se ha retractado, lo que lleva a la incómoda situación de que “alguien debe estar mintiendo”.
Si es ella, es extraño que las FFAA acepten la comandancia de alguien que las está calumniando
urbi et orbi; si son las FFAA, es extraño que ella no haya hecho nada conducente a identificar y juzgar a sus torturadores, que probablemente siguen allí, quien sabe si entre sus edecanes.
Lo cierto del caso, es que las FFAA están inextricablemente unidas a la estructura del Estado brasileño, para bien o para mal, desde que apareció como nación independiente. Fueron la tercera pata del trípode en que se montó la Regencia, junto con la burocracia imperial y la aristocracia feudal de los estancieros.
Sin su anuencia nunca existirá ningún gobierno en Brasil, escenario que se repite en casi todos los países de Latinoamérica, desde la independencia hasta nuestros días.
El verdadero reto de América Latina es salir del militarismo (o asumirlo sin tapujos).
Sería interesante saber qué opinan los foristas sobre las FFAA, si siguen sosteniendo sus tesis sobre los “heraldos del gran capital” o siquiera aparecen en agenda.
ANTINOMISMO REVOLUCIONARIO
La verdad sea dicha, las contradicciones del FSP no son propias en exclusiva, sino que las arrastran del antinomismo socialista. Desde la época de la URSS su slogan preferido ha sido “por la Paz”; pero eso no impide que apoyen a las guerrillas, el armamentismo y el plan nuclear iraní.
Las personas normales no pueden comprender cómo es posible que la negación de una acción pueda ser una de las condiciones esenciales para su realización; lo que sería completamente elemental para un delincuente.
El negacionismo no es un truco vulgar del nacionalsocialismo para ocultar sus crímenes, sino que es una condición esencial para la realización de sus políticas, ninguna de las cuales podría sostenerse si fuera revelada en público, porque de inmediato pondría en evidencia su carácter inhumano y repugnaría a la conciencia común.
Por ejemplo, negar el Holocausto es una condición esencial para su realización; porque si se admitiera en público, ya sería imposible de realizar. Quizás éste sea un rasgo común a cualquier delito o inmoralidad.
Exactamente con la misma lógica, los funcionarios de Brasil niegan que las FARC formen parte del FSP, seguramente por razones diplomáticas, que tendrán que ver con las relaciones del Estado brasileño con Colombia, EEUU, la Unión Europea, que las consideran como una organización terrorista a escala global.
Pero los líderes de las FARC aparecen en el directorio de la publicación oficial del FSP, la revista América Libre. Raúl Reyes lee comunicados del directorio en la plenaria del FSP. Daniel Ortega rinde homenaje a Tirofijo en la plenaria, con aplausos conmovidos de los delegados. ¿Entonces?
La negativa no puede producir sino un profundo desconcierto; como cuando los presidentes de Ecuador y Venezuela arremetieron contra Colombia por la operación Fénix, que dio de baja a Raúl Reyes.
Lo novedoso no es la defensa de las FARC o el ataque al Estado y la sociedad colombiana, que ya son habituales, sino que lo hicieran negando al mismo tiempo que tuvieran relación alguna con el grupo guerrillero.
Lo que rizó el riso fue la demanda de la supuesta estudiante mexicana que sobrevivió al ataque, que estaba en Ecuador con visa de turista y fue sorprendida en el campamento de Raúl Reyes. A su entender, ella no había cometido ningún delito, al contrario de los muchos del Estado colombiano. ¿Su presencia en el campamento? ¡Cosas de turistas!
Y así podríamos multiplicar los ejemplos de estas incongruencias y aparentes disparates hasta advertir que se parecen mucho a esas esvásticas que se dibujan dentro de una Estrella de David, dando a entender que los nazis son los judíos, que el Holocausto no lo perpetró Alemania sino Israel.
Esto nos lleva a la conclusión de que el  propósito de la propaganda nacionalsocialista es producir una ruptura del sentido común, descoyuntar la lógica del razonamiento normal, los valores naturales de las personas comunes, para dar paso al pensamiento revolucionario, que es una suerte de “mundo al revés”, donde los buenos son los malos, los ladrones policías, los productores parásitos, el Estado magna latrocinia.
Esto es lo único que nos ha quedado de la caída de la URSS y la desaparición de la utopía socialista: una casta política completamente cínica y descarada, que no tiene temor de Dios pero tampoco de la Historia, sin atisbo de honestidad, que se mofa de lo que los británicos llaman “fair play”, que cree que la honradez es un prejuicio burgués y el crimen una de las bellas artes.
Ojalá los foristas pudieran desmentir una sola de estas palabras; pero no está en agenda, que solo comprende: antiimperialismo, antisionismo y combate al  neoliberalismo.