La historia olvidada del primer secuestro aéreo
Nota del Blogguista.
Realmente ese fue el primer secuestro de avión en vuelos internacionales, pues ya con anterioridad se habían secuestrado 2 DC-3 de vuelos nacionales cubanos por órdenes de Raúl Castro para incorporarlos a la Fuerza Aérea Rebelde que radicaba en la Sierra Cristal. Esos aviones fueron posteriormente destruidos pos la aviación del régimen de Fulgencio Batista en unos raids aéreos.
Por Gerardo Reyes
Cuando Omara González sintió que a su vida le quedaban pocos minutos, sacó de su cartera un rosario de cuentas de madera que le regaló su padre y se lo puso en el cuello. Uno de los asaltantes que llevaba un brazalete del Movimiento 26 de Julio, le ordenó a los pasajeros que se apretara el cinturón de seguridad y que doblaran el tronco del cuerpo hacia delante con la cabeza sobre las piernas.
En medio de un forzado descenso, el avión Viscount de cuatro turbohélices de Cubana de Aviación se partió en dos y Omara González salió volando por el agujero del fuselaje hasta caer en las aguas infestadas de tiburones de la bahía de Nipe, cerca al pueblo de Preston en la provincia de Oriente, Cuba. Eran aproximadamente las 9 de la noche del primero de noviembre de 1958. El mundo no sabía lo que era el secuestro de un avión. La palabra más cercana a terrorismo era sabotaje.
En algún lugar de la Sierra Maestra, el comandante revolucionario del Movimiento 26 de Julio, Fidel Castro, esperaba noticias del desvío del vuelo 495 que había salido de Miami con destino a Varadero y que él había ordenado secuestrar. En el interior de la aeronave, sus compañeros de causa, Edmundo Ponce de León, Erasmo Aponte, Raúl Rolando y Pedro Lázaro Valdés, llevaban pistolas, carabinas, granadas, varios litros de repelente para mosquitos R-33 y otros pertrechos que serían usados en la ofensiva final contra el gobierno de Fulgencio Batista. La encomienda jamás llegó a su destino. Aunque los piratas anunciaron a los pasajeros que su acción ''nunca se había producido en el mundo'', ni ellos ni Castro pasaron a la historia por la macabra inauguración.
Ahora, 47 años después, alguien quiere poner la tragedia del vuelo de Cubana de Aviación, -donde murieron tantas personas- en los radares de la historia del terrorismo. Ella y sus familiares creeen que un mundo en el que la gente está oscultando en el pasado el origen de las amenazas terroristas de hoy, este episodio tiene que ser rescatado.
La lista del Departamento de Estado de Estados Unidos de incidentes terroristas significativos comienza con el secuestro de un avión de National Airlines el primero de mayo de 1961 que fue desviado a Cuba por un puertorriqueño. No hubo muertos.
''Fue un acto terrorista al que no se le dio la importancia que merecía'', comentó el historiador Juan Clark quién está reuniendo información sobre el episodio para la próxima edición de su libro Cuba: mito y realidad.
OMARA GONZALEZ, hoy única sobreviviente del desvío y caída de un vuelo de Cubana de Aviación, realizado por miembros del Movimiento 26 de Julio de Fidel Castro en 1958. ---->
Por ahora, Omara González Rodríguez, sobreviviente, espera que el mundo sepa que Castro fue el primer profesor' de los secuestros aéreos, y que a los pocos meses de la tragedia, cuando el Movimiento 26 de Julio llegó al poder, Castro la llamó para justificar la acción en nombre de la revolución.
Castro me pide que le relate qué había pasado. Y entonces me dice:
`Mira, el sabotaje es así, te tocó a ti y te tocó, yo estoy ahora con una bomba en un cine y mi mamá llega y está ahí, pues le tocó a ella''.
González ha presentado su caso ante la fundación Judiciary Watch con la esperanza de que sea anexado como antecedente grave del patrocinio del gobierno de Cuba al terrorismo. En su casa de Coral Gables, acompañada por su madre y un primo hermano que la despidió en el aeropuerto de Miami de la calle 36, esa tarde del primero de noviembre, Omara relató en frases frenadas por su miedo inconsciente a revivir el drama, las horas de angustia a bordo del Viscount secuestrado.
Omara tenía 16 años. Regresaba con su maleta llena de ropa nueva a su casa en Varadero, de donde había salido dos días antes en compañía de su abuelo José Manuel Atanasio Rodríguez y su primo de 12 años Luis Sosa para pasar un fin de semana de compras en Miami. Era un viaje corto y barato. El pasaje de ida vuelta costaba 45 dólares y el vuelo se demoraba 25 minutos. Sólo se necesitaba la visa americana. La tía Julia los esperaba en Miami.
En esos años, el sur de la Florida era un hervidero de disidentes y perseguidos de Batista que enviaban armas y municiones a la isla, algunas veces con el apoyo secreto del gobierno de Estados Unidos, para apoyar a la guerrilla de Castro.
“En el negocio de la compra de armas, decía una crónica de la época,
los rebeldes veían a Miami como una ama de casa mira al supermercado''.
El vuelo de Cubana salió retrasado del Aeropuerto Internacional de Miami, situado entonces en la calle 36. Estaba programado para las tres de la tarde y despegó a las 4:46. Las sillas no estaban entonces numeradas. Como todos querían tener asiento con ventana, González se sentó en la segunda fila, su primo en la primera y su abuelo de 62 años en la tercera. Los últimos en subir fueron el empresario norteamericano Osiris Martínez, su esposa Betty Jane y sus hijos Tony, de dos años, Byron de cuatro y Carl de cinco. Martínez había sido trasladado por una compañía estadounidense a gerenciar una fábrica de papel en Cuba.
González recuerda que cuando la azafata Ana Reina terminó de repartir las declaraciones de aduana, cuatro jóvenes se pusieron de pie y pistola en mano gritaron a los pasajeros que no se movieran. Uno de ellos se apostó en la parte delantera del avión y le apuntó con una pistola en la cara. A los pocos minutos los secuestradores levantaron la alfombra del pasillo delantero del avión, y abrieron una escotilla de la cual extrajeron unos uniformes verde oliva con brazaletes alusivos al 26 de Julio. Según un reporte de la revista Gente, uno de los secuestradores dijo:
''No se muevan de sus asientos. Estamos haciendo algo que nunca se ha producido en el mundo. Podrán contarlo porque nos apearemos en una pista mejor que la de Varadero'' .
Los secuestradores se desnudaron hasta quedar en calzoncillos y se pusieron los uniformes delante de los aterrorizados pasajeros. Uno de los piratas, el más agresivo, recuerda González, llevaba zapatos blancos. Desde un comienzo, insistía en que quería tomar el mando del avión. Aparentemente se trataba de Edmundo Ponce de León, ex piloto de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Pero el veterano capitán de la aeronave, Ruskin Medrano, se negaba a cederle el puesto. ''Tendremos que matarlo'', escuchó la muchacha. Uno de ellos dijo que le daría un tiro, pero los demás le ordenaron que lo hiciera con cuchillo.
Por Gerardo Reyes
Cuando Omara González sintió que a su vida le quedaban pocos minutos, sacó de su cartera un rosario de cuentas de madera que le regaló su padre y se lo puso en el cuello. Uno de los asaltantes que llevaba un brazalete del Movimiento 26 de Julio, le ordenó a los pasajeros que se apretara el cinturón de seguridad y que doblaran el tronco del cuerpo hacia delante con la cabeza sobre las piernas.
En medio de un forzado descenso, el avión Viscount de cuatro turbohélices de Cubana de Aviación se partió en dos y Omara González salió volando por el agujero del fuselaje hasta caer en las aguas infestadas de tiburones de la bahía de Nipe, cerca al pueblo de Preston en la provincia de Oriente, Cuba. Eran aproximadamente las 9 de la noche del primero de noviembre de 1958. El mundo no sabía lo que era el secuestro de un avión. La palabra más cercana a terrorismo era sabotaje.
En algún lugar de la Sierra Maestra, el comandante revolucionario del Movimiento 26 de Julio, Fidel Castro, esperaba noticias del desvío del vuelo 495 que había salido de Miami con destino a Varadero y que él había ordenado secuestrar. En el interior de la aeronave, sus compañeros de causa, Edmundo Ponce de León, Erasmo Aponte, Raúl Rolando y Pedro Lázaro Valdés, llevaban pistolas, carabinas, granadas, varios litros de repelente para mosquitos R-33 y otros pertrechos que serían usados en la ofensiva final contra el gobierno de Fulgencio Batista. La encomienda jamás llegó a su destino. Aunque los piratas anunciaron a los pasajeros que su acción ''nunca se había producido en el mundo'', ni ellos ni Castro pasaron a la historia por la macabra inauguración.
Ahora, 47 años después, alguien quiere poner la tragedia del vuelo de Cubana de Aviación, -donde murieron tantas personas- en los radares de la historia del terrorismo. Ella y sus familiares creeen que un mundo en el que la gente está oscultando en el pasado el origen de las amenazas terroristas de hoy, este episodio tiene que ser rescatado.
La lista del Departamento de Estado de Estados Unidos de incidentes terroristas significativos comienza con el secuestro de un avión de National Airlines el primero de mayo de 1961 que fue desviado a Cuba por un puertorriqueño. No hubo muertos.
''Fue un acto terrorista al que no se le dio la importancia que merecía'', comentó el historiador Juan Clark quién está reuniendo información sobre el episodio para la próxima edición de su libro Cuba: mito y realidad.
OMARA GONZALEZ, hoy única sobreviviente del desvío y caída de un vuelo de Cubana de Aviación, realizado por miembros del Movimiento 26 de Julio de Fidel Castro en 1958. ---->
Por ahora, Omara González Rodríguez, sobreviviente, espera que el mundo sepa que Castro fue el primer profesor' de los secuestros aéreos, y que a los pocos meses de la tragedia, cuando el Movimiento 26 de Julio llegó al poder, Castro la llamó para justificar la acción en nombre de la revolución.
Castro me pide que le relate qué había pasado. Y entonces me dice:
`Mira, el sabotaje es así, te tocó a ti y te tocó, yo estoy ahora con una bomba en un cine y mi mamá llega y está ahí, pues le tocó a ella''.
González ha presentado su caso ante la fundación Judiciary Watch con la esperanza de que sea anexado como antecedente grave del patrocinio del gobierno de Cuba al terrorismo. En su casa de Coral Gables, acompañada por su madre y un primo hermano que la despidió en el aeropuerto de Miami de la calle 36, esa tarde del primero de noviembre, Omara relató en frases frenadas por su miedo inconsciente a revivir el drama, las horas de angustia a bordo del Viscount secuestrado.
Omara tenía 16 años. Regresaba con su maleta llena de ropa nueva a su casa en Varadero, de donde había salido dos días antes en compañía de su abuelo José Manuel Atanasio Rodríguez y su primo de 12 años Luis Sosa para pasar un fin de semana de compras en Miami. Era un viaje corto y barato. El pasaje de ida vuelta costaba 45 dólares y el vuelo se demoraba 25 minutos. Sólo se necesitaba la visa americana. La tía Julia los esperaba en Miami.
En esos años, el sur de la Florida era un hervidero de disidentes y perseguidos de Batista que enviaban armas y municiones a la isla, algunas veces con el apoyo secreto del gobierno de Estados Unidos, para apoyar a la guerrilla de Castro.
“En el negocio de la compra de armas, decía una crónica de la época,
los rebeldes veían a Miami como una ama de casa mira al supermercado''.
El vuelo de Cubana salió retrasado del Aeropuerto Internacional de Miami, situado entonces en la calle 36. Estaba programado para las tres de la tarde y despegó a las 4:46. Las sillas no estaban entonces numeradas. Como todos querían tener asiento con ventana, González se sentó en la segunda fila, su primo en la primera y su abuelo de 62 años en la tercera. Los últimos en subir fueron el empresario norteamericano Osiris Martínez, su esposa Betty Jane y sus hijos Tony, de dos años, Byron de cuatro y Carl de cinco. Martínez había sido trasladado por una compañía estadounidense a gerenciar una fábrica de papel en Cuba.
González recuerda que cuando la azafata Ana Reina terminó de repartir las declaraciones de aduana, cuatro jóvenes se pusieron de pie y pistola en mano gritaron a los pasajeros que no se movieran. Uno de ellos se apostó en la parte delantera del avión y le apuntó con una pistola en la cara. A los pocos minutos los secuestradores levantaron la alfombra del pasillo delantero del avión, y abrieron una escotilla de la cual extrajeron unos uniformes verde oliva con brazaletes alusivos al 26 de Julio. Según un reporte de la revista Gente, uno de los secuestradores dijo:
''No se muevan de sus asientos. Estamos haciendo algo que nunca se ha producido en el mundo. Podrán contarlo porque nos apearemos en una pista mejor que la de Varadero'' .
Los secuestradores se desnudaron hasta quedar en calzoncillos y se pusieron los uniformes delante de los aterrorizados pasajeros. Uno de los piratas, el más agresivo, recuerda González, llevaba zapatos blancos. Desde un comienzo, insistía en que quería tomar el mando del avión. Aparentemente se trataba de Edmundo Ponce de León, ex piloto de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Pero el veterano capitán de la aeronave, Ruskin Medrano, se negaba a cederle el puesto. ''Tendremos que matarlo'', escuchó la muchacha. Uno de ellos dijo que le daría un tiro, pero los demás le ordenaron que lo hiciera con cuchillo.
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