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domingo, 22 de julio de 2012

LA LIBERTAD ES EL UNICO CAMINO DE LA PAZ. Por Dr. Oscar Elías Biscet


Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos
Medalla Presidencial de la Libertad
email: lawtonfoundation@lawtonfoundation.com – www.lawtonfoundation.com
Sígame en: http://www.twitter.com/@oscarbiscet

El viaje del mandatario del régimen cubano, Raúl Castro, a Vietnam y a la Republica Popular China molestó intensamente a su hermano Fidel, comandante retirado y ex-jerarca principal del Castro-estalinismo en Cuba.

En su afán obsesivo de prolongar su sistema decadente y sin importarle el sufrimiento del pueblo cubano, Fidel Castro criticó públicamente al régimen de China Comunista. Ahora bien, aunque dicha nación no ha tenido la decencia de garantizar a sus ciudadanos los derechos humanos básicos; por lo menos ha dado pasos concretos para liberalizar su economía e instaurar un sistema de mercado libre al cual ha llamado de manera arbitraria, Sistema Socialista de Mercado.

Con su reforma y las grandes inversiones de empresas capitalistas, China Comunista se ha convertido en la segunda economía mundial, después de los EUA. Vietnam ha imitado a China instaurando un tipo de régimen donde existe una economía de mercado sin libertades pero que le permite recoger los frutos de estas reformas económicas.

¿Cuál es entonces el temor que llevó a Fidel Castro a revivir acontecimientos tan distantes en el tiempo como varias décadas faltando a los más elementales principios de decencia y de pudor al desatar su ira contra una persona fallecida como Deng Xiaoping?

La respuesta es simple para todo el que conozca al sujeto y esté al tanto de la realidad cubana. Castro está aterrado de que los ciudadanos cubanos--con sus talentos, esfuerzo personal y una economía de mercado--puedan autoalimentarse, desarrollar económicamente a su país y liberarse de la tutela del estado todopoderoso. Y peor aún, para Castro, cualquier éxito del pueblo cubano pondría de manifiesto la incapacidad de su régimen para crear una sociedad próspera y feliz en el curso de su mandato absoluto de más de cinco décadas. Su mediocridad administrativa y su liderazgo ineficaz serían manifiestamente evidentes ante la historia de la nación y de la humanidad.

Raúl fue quizás en busca de fórmulas que le permitan iniciar un débil proceso de reformas que le alejen de las fuertes criticas de su pueblo, en especial de instituciones religiosas. Existen, por otra parte, países poderosos interesados en la mano de obra barata y en las leyes débiles el mercado cubano que les permitan sacar cuantiosas ganancias a sus empresas, tal como hacen en los países comunistas de China y Vietnam.

Otra de las consideraciones de Raúl Castro y sus acólitos de la cúpula militar y del Partido Comunista es que este proceso de reforma podría facilitar la permanencia de su régimen dictatorial mas allá de sus muertes. Pero si estas fueron sus motivaciones podrían llevarse una gran decepción. El pueblo cubano no está dispuesto a aceptar la fórmula vejaminosa de pan con esclavitud. Siente que ha llegado la hora de pan con libertad.

En este sentido, tengamos en cuenta que este mes de julio nos hace evocar grandes ideales y recuerdos de libertad. Un cuatro de julio de 1776 se hizo realidad la grandiosa Revolución Americana que durante 236 años ha iluminado al mundo. Al otro lado del Atlántico, la toma de la Bastilla, en la Francia de1789 promovió los ideales de libertad, igualdad y fraternidad. Y al sur de nuestra atormentada isla, la independencia de los pueblos latinoamericanos, siglo XVIII, fue inspirada en las epopeyas de Francia y los Estados Unidos.

Cuba no se quedo atrás en este amor al más sublime ideal político, la libertad. Nosotros también tuvimos nuestro cuatro de Julio, pero de 1851. La Revolución Cubana, inspirada en la del Norte dio inicio en Puerto Príncipe, actual Camagüey, donde cubanos dignísimos dejaron su impronta para el futuro de una Cuba libre. Este grito de Joaquín Agüero fue el paradigma de los gritos de independencia de 1868, 1895 y la formación de la Republica cubana, el 20 de mayo de 1902. Sepan nuestros tiranos que sus ideales de libertad están vivos en la conciencia del pueblo cubano.

Yo les digo a mis compatriotas que no nos dejemos engañar por las promesas de bienestar futuro del régimen castrista. Durante más de cincuenta años, ellos han estado viviendo rodeados de lujos y riquezas. Mientras tanto, lo único que han repartido al pueblo cubano, en abundancia y con singular descaro, han sido miserias, hambres y violaciones flagrantes de sus derechos humanos.

Ha llegado la hora de que este pueblo se libere de una vez y para siempre del servilismo y del temor al gobierno dictatorial de los Castro. Nosotros tenemos ahora la obligación y la oportunidad de gestar nuestra propia Revolución Libertadora. Porque sólo a través de la libertad y del respeto a nuestros derechos humanos inalienables podremos fundar nuestra República libre y soberana bajo la fórmula martiana del amor triunfante: "Con todos y para el bien de todos".

La Nueva Nación es una publicación independiente cuyas metas son la defensa de la libertad, la preservación de la democracia y la promoción de la libre empresa. Visítenos en : http://www.lanuevanacion.com

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