A Carromero lo convertirán en un guiñapo
Escrito por Roberto Cazorla
El asesinato de Oswaldo Payá, está entre los primeros en la interminable lista de vidas inocentes despojadas por los buitres castristas. Ello me ha robado noches de sueño. Resulta difícil soportar tanta maldad; mi corazón ha pedido asilo en el campo minado por la angustia de ser testigo (aunque a la distancia) de la desgracia que vive nuestra isla.
El asesinato de Oswaldo Payá será por muchos años una de las pesadillas más violentas que abrumará nuestro sueño. No podemos tragarnos las opiniones que tengamos al respecto. Tenemos que luchar contra la manada de asesinos que se divierten arrebatándole la vida a miles de inocentes.
El protervo régimen cubano sigue con su guerra de propaganda, inventando sainetes para que Ángel Carromero resulte culpable y acusarlo de subversivo.
Estar al corriente de todo lo que se refieren a tan lamentable situación, es suficiente para descubrir hasta qué punto son de ignominiosos y nauseabundos los comunistas, sobre todo los propietarios de la isla que se llamó Cuba.
El moribundo (¡Que no quiere alegrarnos con su muerte!), y su hermanastra la China, desearían premiar a Carromero con el brillante del Capitolio (si aún existe); regalarle la finca más productiva de la isla, incluso el barco de varios millones de dólares que tanto disfrutó el dictador Fidel Castro con sus camaradas. (En la Agencia Efe tuve compañeros fotógrafos que visitaron dicho barco y, el lujo que se respira en él, solamente lo hubiese superado Onassis). Ellos están felices, porque de forma sutil, sin el joven pretenderlo, les liberó del peor enemigo; el que más sombra les hacía; el que se hubiese convertido en presidente de Cuba tras la desaparición de ambos. Esa alegría la disfrutan en silencio.
Desean correr a la celda donde está el joven político español y comérselos a besos, abrazarlo y gritarles cuán agradecidos les están. Como son excelentes actores de las obras de Maquiavelo, pueden representar el papel más difícil de su carrera de saltimbanqui. Saben que (para desgracia del joven), Ángel Carromero les quitó de encima el peso que representaba Payá. Gracias al joven, la disidencia se ha debilitado un 70%. Lo que están haciendo para enloquecerlo es puro teatro. Hay que demostrarle al mundo que en Cuba no se puede matar a nadie, aunque el muerto sea enemigo. Ante el mundo, tienen que quedar como justicieros.
Entre las perversidades que están montándose para que en el exterior sepan que la justicia funciona, a través de la televisión emitieron un documental que denuncia que Carromero y el sueco Jens Aron Modig, están implicados en el accidente en el que falleció Payá, y que viajaron a Cuba para ayudar a crear una organización juvenil opositora. (¿Por qué el sueco está en su país?). Demuestran que, desde el más alto personaje de la cúpula, hasta la chivata del Comité de Defensa, tienen en el cerebro montones de heces fecales. ¿Quién es capaz de viajar a la isla con semejante proyecto, si cada paso que dé el cubano más imbécil está controlado?
¿Quién pondría en un país que hubiese inspirado a Orwell para su novela “1984”?
En dicho documental subrayan que Carromero y Modig entraron en La Habana el 19 de julio con visado de turistas, pero “violaron el estatus migratorio al involucrarse en actividades para promover la subversión en la isla”. Partía de cretinos. Imbéciles, ¿acaso una subversión se organiza tan fácilmente, con dos jóvenes imberbes, y en un país que es una bomba de relojería? ¿Por qué no cambian el modelo de acusación? ¿No se dan cuenta que se repiten más que el ajo?
El documental consta que Carromero y Modig confiesan su relación con Annika Rigo, jefa de la sección de relaciones internacionales del Partido Demócrata Cristiano sueco. “La visita del joven español a Cuba fue parte de una operación organizada por Rigo con el objetivo de traer financiamiento al contrarrevolucionario Movimiento Cristiano de Liberación, que presidía Oswaldo Payá”. Sostienen los dictadores.
Suponiendo que fuera cierto, ¿qué era lo que hacían las hermanastas cuando estaban en la Universidad de La Habana? ¿Acaso no conspiraban con todos los gobiernos que subieran al poder? ¿Por qué no pueden existir grupos que luchen por la liberación de Cuba, como hicieron ellos cuando gobernaba Batista? Batista, aquel mulato por el que deberíamos rezar para que levantara la cabeza, y aterrizara en la isla para ver cómo se les aflojaban las tripas. No crean que se rompió el molde de los jóvenes idealistas que no han sido paridos por ratas de alcantarilla como las hermanastras. No, amigos, aún quedan muchos con dignidad patriótica dispuestos a causarles dolores de cabeza. Tiempo al tiempo, hijos de meretrices.
Tras haberle sometido a torturas psicológicas, Carromero cuenta en el documental que recibió dinero y un teléfono celular de una militante del Partido Demócrata Cristiano sueco, la española Cayetana Muriel, para que los entregara en Cuba. Versión que ha sido negada por la viuda e hijos de Payá, quienes sostienen que los jóvenes estaban de vacaciones, y que no viajaron con otra misión política. “Les han obligado a confesar lo que ellos quieren que digan”, sostiene la familia del asesinado. ¿Quién lo duda? Todos sabemos hasta qué punto llega la crueldad del régimen cuando se trata de sacar confesiones. Existen miles de historias que solamente bajo una dictadura comunista pueden suceder.
Todo heredado de la maldita ex Unión Soviética.
La abogada cubana Laritza Diversent comentó al diario “La Razón”: “La fiscalía podría tardar entre seis meses y un año en presentar cargos, e incluso más, si alega extensiones. De hecho no hay limitaciones a este respecto y depende de lo que el Ministerio del Interior prorrogue las investigaciones. Por otra parte, al tratarse de doble homicidio, y si le acusan de subversivo, Carromero podría enfrentarse penas de hasta 15 años”. ¿Cómo estarán los padres del joven al que la dictadura comunista está convirtiendo en un zombi?
Todavía no han salido a las calles de España manifestaciones con pancartas pidiendo que Carromero regrese a su país. Si en vez de los Castro, fuera en época de Pinochet o Videla, las calles españolas arderían repletas de comunistas zarrapastrosos condenando la ignominia de los dictadores de derecha. En este caso son dictadores comunistas, que son los más cruentos del mundo.Todo es perfecto.
Carromero trabaja para la CIA. ¡Así es el mundo! ¡Así es la España frustrada y acomplejada! ¡Así es la España que se cae a pedazos por culpa de sátrapas como Zapatero y su pandilla de resentidos!
Mariano Rajoy no ha dicho una palabra al respecto. Todo es silencio. Demostrando que también le tienen miedo, terror y pánico a las Castro. Si España fuera un país con dignidad y segura de su política, si tuviera lo que hay que tener, a estas alturas no existirían relaciones diplomáticas con la isla corrupta, ensangrentada, y embrujada por la peor maldición. ¿De qué vale tener relaciones con una isla que lo único que hace es pedirle dinero a España? En España no existe ni un mínimo objeto, ni producto de ninguna clase, que venga de Cuba, por lo tanto, ¿qué aporta una embajada en tan paupérrima isla? Problemas, problemas como el ensañamiento con un joven que su único delito es ser de derecha. Tener relaciones diplomáticas con un país tan sanguinario como Cuba, lo único que aporta es que España esté inundada de espías, de inmigrantes económicos, que vienen con el fin de llevarles divisas a los caudillos sanguinarios.
Carromero continúa padeciendo la peor pesadilla.
“La Fiscalía cubana sigue sin acusarle formalmente de cargo alguno, pero permanece detenido bajo prisión provisional en un lugar que quienes lo conocen describen como un verdadero infierno”, publicó “La Razón”.
El joven político está preso en el centro de detención 100 y Aldabo, controlado por
la Policía Nacional Revolucionaria, y es el lugar de internamiento por delitos comunes, como asesinatos, tráfico de drogas, robos en entidades estatales o privadas, o pertenencia a redes de prostitución, entre otros hechos delictivos de alta peligrositas social. ¿Se imaginan a Ángel Carromero en una celda compartiendo con la crápula que, supuestamente sólo existe en el capitalismo? ¿Quién puede pensar que en una isla con un sistema tan honrado, puro, humano, decente, ejemplo para el resto del mundo, exista tanta podredumbre humana?
Regis Iglesias, portavoz del Movimiento Cristiano de Liberación y amigo de Oswaldo Payá, estuvo en la citada cárcel por 24 horas, demasiadas para afirmar: “Fue suficiente para que aún siga torturándome. Espero que no tengan a Carromero en las celdas que destinan a los cubanos. A mí me retuvieron ese tiempo allí para evitar que asistiera a un acto organizado por movimientos disidentes. Me llevaron un día de diciembre. Vinieron a mi casa y me sacaron de la cama a empujones a las tres de la madrugada. En la celda en la que estaba había dos literas de hierro en las que habían metido a seis personas. No había luz. La puerta sólo tenía una pequeña rendija por la que entraba la claridad del pasillo. No tenía ventana sino unas pequeñas planchas por las que se colaba un poco de aire”.
Elizardo Sánchez, también opositor, ha estado en dicho centro en dos ocasiones. “La salud mental de las personas pueden quebrarse allí dentro. No es que se reciban en general torturas físicas (yo apuesto que sí; conozco algunos que las han sufrido), pero las torturas psicológicas son enormes. Lo peor es el régimen de confinamiento solitario. Cuando las autoridades policiales quieren quebrar la voluntad de un preso, le mantienen absolutamente aislado en su celda, de la que no puede salir en todo el día. No le dejan ni siquiera leer, por lo que las horas pasan con absoluta desesperación. Pueden transcurrir varios días sin que el detenido pueda comunicarse con alguien. Supone tal estrés mental que al final está deseando que le lleven ante el interrogador para al menos ver y hablar con alguien. La sensación de indefensión es plena”. (¡Tal como ocurre en la película “La confesión”!)
Y Mariano Rajoy chupándose el deo. Y los comunistas de España sin enterarse, apoyando a los sátrapas Castro. ¡Y Cuba ignorada por el resto de la humanidad!
Cuando oigo a un ex preso cubano decir: “No guardo rencor… Yo no siento odio…”, me dan deseos de abofetearle. Lo he repetido miles de veces: el odio es un sentimiento igual que otro cualquiera producido por nosotros, los humanos. Es lícito.
¡Que no me fastidien! Si con sólo leer lo que ocurre en la infernal isla, me transformo en un dragón escupiendo llamaradas, deseando llegar a ella y no dejar títere con cabeza. ¿Poner la otra mejilla respecto a la desgracia cubana? ¡Ni soñando!
http://mesaredondacontracomunistabg.blogspot.com.es/2012/08/a-carromero-lo-convirtieron-en-un.html
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