María Corina Machado .
En Venezuela se ha producido un golpe a la Constitución y desde el 10 de enero se ha instalado un gobierno ilegítimo. La situación de salud del presidente de la República es absolutamente desconocida para el país. Estamos frente a una situación inédita: el gobernante de un país soberano está prácticamente capturado por el régimen cubano y ninguna información de fuente médica se conoce hasta la fecha. Las conocidas simpatías del presidente Chávez hacia las autoridades cubanas no pueden violentar la soberanía venezolana hasta el punto de no permitir que autoridades médicas reconocidas informen de modo independiente sobre lo que acontece.
En este marco se produce un hecho insólito: el intento de asegurar que Chávez siga en el ejercicio de sus funciones cuando es evidente que no puede hacerlo porque de estar en capacidad, se habría dirigido al país como solía hacerlo cada día, a toda hora y de modo interminable. El ocultamiento del presidente y la tesis de que sigue gobernando permiten un incumplimiento de la Constitución que obliga a que, ante la ausencia temporal del presidente electo, se delegue el poder al presidente de la Asamblea Nacional. No ha ocurrido así. Se está entonces ante la culminación de un período constitucional improrrogable, y el comienzo de otro, a partir del 10 de enero, en el que no asume la presidencia quien fue electo para el cargo, ni tampoco el presidente de la Asamblea Nacional, sino un funcionario –el vicepresidente– cuyo cargo es de libre nombramiento por parte del presidente de la República. En conclusión, un funcionario no electo que deja de ser funcionario al cesar el período que concluye asume el poder. La decisión mencionada ha sido avalada por el Tribunal Supremo de Justicia que, como se sabe, es un instrumento al servicio del régimen y que ha actuado reiteradamente en sumisión a la voluntad de Chávez. Venezuela se enfrenta a un gobierno ilegítimo, cuyo presidente en funciones no emana de ninguna de las fuentes de soberanía popular, sino que desde ayer debería ser un ex funcionario público al fenecer el mandato de quien lo designó.
Corresponde alertar a la comunidad internacional sobre las implicaciones que tiene esta situación. Se confirma la nítida aparición de un régimen neoautoritario (neodictatorial) que ha ido perdiendo en forma sucesiva las formas y contenidos de la democracia, sostenido en una retórica revolucionaria que sólo ha servido para convertir a Venezuela en una colonia cubana. Un régimen que supuestamente favorece a los pobres, pero que en realidad necesita reproducirlos como pobres para mantenerlos sometidos y dependientes del Gobierno. Un régimen que se presenta como transformador cuando en realidad apela a las peores tradiciones del militarismo latinoamericano.
En esa situación, los gobiernos, bancos y empresas de toda naturaleza deben ser conscientes de que cualquier negociación a partir de ahora con el Gobierno venezolano se hace con un Gobierno carente de legitimidad constitucional y legal. Los venezolanos hemos luchado con firmeza durante catorce años contra la pretensión de someternos a un proyecto internacional de dominación y sumisión. Nuestra vocación democrática, nuestra pasión por la justicia y la libertad, se impondrán y lograremos que –antes de lo que muchos esperan– estos valores prevalezcan en Venezuela.
http://www.larazon.es/detalle_normal/noticias/653474/internacional/gobierno-ilegitimo-en-venezuela
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