Los disidentes cubanos que la noche del jueves fueron desalojados de un templo de La Habana se sienten "engañados" por las autoridades de la Iglesia Católica y aseguran que la policía les sacó "brutalmente" del recinto religioso, según dijeron varios miembros del grupo. Una versión que contradice a la ofrecida por la curia cubana, que afirma que se trató de un desalojo pacífico.
"El párroco abrió las puertas y rejas de la Iglesia a la brigada antimotines y nos sacaron brutalmente, nos arrastraron, nos empujaron, nos dimos golpes contra los bancos", ha afirmado el disidente Fred Calderón.
Agentes de la policía entraron en la Iglesia de La Caridad de La Habana para desalojar a los 13 disidentes que estaban encerrados desde el pasado martes con el objetivo de reclamar reformas aperturistas en la isla.
Esa operación se produjo a petición del cardenal Jaime Ortega a las autoridades por la reiterada negativa de los disidentes a abandonar el templo, si bien el prelado pidió que se protegiese la integridad de estas personas.
Fred Calderón, de 32 años, ha dicho que los comunicados de la Iglesia "han mentido desde un principio" y también "mintió" el canciller de la Archidiócesis, monseñor Ramón Suárez Porcari, porque les manifestó que un "representante del Gobierno" iba a "dialogar" con el grupo.
Además, refirió que en la unidad policial les tomaron las huellas digitales, les hicieron fotografías y análisis de orina, les cortaron trozos de cabello y les pidieron firmar actas de advertencia que finalmente se negaron a suscribir.
No era un boicot a la visita del Papa
De acuerdo con el relato de Calderón, la policía cubana los soltó "paulatinamente" en horas de la medianoche y los trasladó a sus viviendas en coches patrulla. Similar versión de los hechos ha ofrecido también Vladimir Calderón, otro de los disidentes desalojados y director del ilegal Partido Republicano de Cuba.
"Lamentamos que los representantes de la Iglesia nos hayan engañado", dijo Vladimir Calderón quien negó que él y sus compañeros hayan tratado de boicotear la próxima visita del Papa Benedicto XVI o causar daño a la Iglesia.
La pretensión de este grupo era aprovechar la visita del pontífice "para decir que hay oposición en Cuba aunque el Gobierno lo niegue", explica.
Aunque están disgustados por el desenlace de este episodio, "se ha demostrado que el régimen cubano no quiere dialogar con quienes piensan distinto", dijo este disidente quien también llamó a la unidad de la disidencia interna en Cuba.
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