Rotundo rechazo de opositores a palabras del cardenal Jaime Ortega Y La delincuencia católica
Juan Carlos Chavez
jcchavez@elnuevoherald.com
Miembros de la oposición dentro y fuera de Cuba rechazaron rotundamente las recientes declaraciones en Estados Unidos del cardenal Jaime Ortega Alamino, arzobispo de La Habana, quien calificó de “delincuentes” a 13 opositores que ocuparon un templo habanero y fueron sacados del lugar violentamente poco antes de la visita papal.
Ortega dijo también que el fallecido monseñor Agustín Román le recomendó que no mencionara la palabra reconciliación en su primera visita como cardenal a Miami.
“No fueron sacados a la fuerza. Ellos eran un grupo que, me apena mucho, pero todos eran antiguos delincuentes”, afirmó Ortega. “Había un ex preso cubano que había sido devuelto a Cuba, había estado seis años en la cárcel, y fue una de las personas excluibles que fueron mandados a Cuba [...]. Había toda una gente allí sin nivel cultural, algunos con trastornos sicológicos”.
Ortega se presentó el martes en el foro Iglesia y Comunidad: un diálogo sobre el rol de la Iglesia Católica en Cuba. El foro fue auspiciado por el Centro de Estudios Latinoamericanos David Rockefeller, de la Universidad Harvard, en Cambridge, Massachusetts.
Con voz pausada, Ortega manifestó que la ocupación de la Basílica Menor de la Iglesia de Nuestra Señora de la Caridad, en Centro Habana, el 13 de marzo, fue organizada desde Miami. También afirmó que hay grupos “que dañan mucho a cualquier tipo de oposición o disidencia”, explicó.
El desalojo de 13 opositores pacíficos del Partido Republicano por Cuba (PRC) fue muy criticado por la violencia usada por las autoridades. El grupo tomó durante dos días el templo. Los opositores demandaban la excarcelación de presos políticos y acceso a internet, libertad de expresión y la creación de un Estado de derecho.
El desalojo duró apenas 10 minutos. Fueron reducidos a golpes, empujones y patadas. Los opositores fueron trasladados a la 4ta. estación de la Policía Nacional Revolucionaria. Horas después se ordenó su liberación, pero las autoridades les abrieron un expediente policial. El operativo puso punto final a una de las más significativas acciones de la oposición en víspera de la visita del papa Benedicto XVI a Cuba, realizada del 26 al 28 de marzo.
Sobre el encuentro con Román y sus recomendaciones sobre cómo abordar sus homilías, Ortega dijo que siguió las sugerencias por su experiencia y conocimiento de la realidad.
“Román, me llamó aparte y me dijo: “En tus discursos, en tus homilías, tú hablas de reconciliación. No menciones esa palabra en Miami’”, recordó Ortega. “Me costó quitarla pero él conocía mejor el terreno que yo. Pero es terrible que un obispo, que nosotros tengamos que callar esa palabra que es nuestra, que es propia del cristianismo”.
Román, de 83 años, murió el 11 de abril de un paro cardíaco en la casa parroquial de la Ermita de la Caridad del Cobre, en Miami. Su vida pastoral no sólo corrió paralela a la convulsionada historia de Cuba, sino que ejerció un indiscutible liderazgo entre los cubanos de dentro y fuera de la isla.
En su presentación, de poco más de una hora de duración, Ortega se refirió al papel de la Iglesia Católica en la isla y las relaciones con el exilio, el proceso de excarcelación de presos políticos en el 2010 y el llamado de la fe al pueblo cubano. Declaró que como cristianos se deben apoyar los cambios pacientemente.
“El mundo entero ha visto que la Iglesia Católica está viva y ha estado presente en estos largos años de dificultades”, precisó Ortega. “El Papa también reafirmó que la verdad es el fundamento de la libertad. La verdad es la única base sobre la cual una conducta ética puede ser forjada”.
Bajo el liderazgo de Ortega, la Iglesia Católica y el gobierno de Raúl Castro iniciaron un diálogo para buscar una mejora de las condiciones de los disidentes encarcelados. Tras los encuentros del 19 de mayo del 2010, fueron liberados unos 130 prisioneros. Entre ellos 52 activistas y periodistas independientes del Grupo de los 75, condenados en el 2003 durante una ola represiva conocida como Primavera Negra.
La mayoría salió directamente de la prisión rumbo a España. Doce rechazaron el exilio y decidieron permanecer en Cuba, como José Daniel Ferrer García y Oscar Elías Biscet. Ferrer, quien fue detenido de nuevo desde hace más de dos semanas, el jueves abandonó una huelga de hambre en la que se encontraba.
En ese contexto, Ortega afirmó que el proceso de conversaciones sobre las condiciones de los presos se hizo a pedido de las Damas de Blanco. Añadió que las mujeres estuvieron de acuerdo con el exilio forzado.
“Hace dos años la Iglesia, ante los conflictos surgidos por las esposas y madres de prisioneros que se manifestaban por la liberación de sus esposos, se dirigió al gobierno para mostrar su preocupación, y fue invitada a mediar con esas señoras, a pedirles que formularan sus quejas y deseos”, sostuvo Ortega. “Entre otras cosas, ellas propusieron al cardenal que sus esposos fueran enviados a otro país, que era preferible estar separados por el mar, que no por las rejas de la cárcel”.
En La Habana, Biscet y Berta Soler, portavoz de las Damas de Blanco, criticaron los comentarios de Ortega.
“Llamar delincuentes a esos hombres son palabras que usa el gobierno cubano. No estoy de acuerdo y yo me pregunto: “¿De dónde sacó esa información Ortega para llamarlos así?’”, declaró Soler. “Sobre las excarcelaciones, nosotras hablamos por petición de algunos presos. No de todos”.
Biscet indicó que tiene una opinión lamentable de Ortega y su gestión ya que la Iglesia debe estar siempre con los sufridos.
“Creo que la dirección de la Iglesia no ha comprendido que hay que exigirle al gobierno que los cambios son derechos elementales de la persona”, subrayó Biscet.
En Miami, la periodista de Radio Mambí y miembro del Consejo por la Libertad de Cuba, Ninoska Pérez-Castellón, lamentó que Ortega no haya dirigido sus cuestionamientos a los hermanos Castro.
“Me parece una canallada que la severidad de sus críticas vayan siempre dirigidas hacia el exilio y las víctimas y no hacia los victimarios”, comentó Pérez-Castellón. “Peor aún que use a monseñor Román después de muerto y que hable de reconciliarse con un enemigo que no se ha arrepentido y que continúa reprimiendo”.
Silvia Iriondo, presidenta y fundadora de M.A.R. por Cuba, fustigó a Ortega por un lenguaje que calificó de despectivo.
“Claramente, la Iglesia de Jesucristo no es la misma Iglesia del cardenal”, comentó. “Nuestro exilio es una muestra de solidaridad y capacidad de reconciliación entre cubanos. Entonces, ¿a que reconciliación se refiere el cardenal? ¿A una reconciliación con los victimarios que continúan reprimiendo y cometiendo crímenes?”
La presentación de Ortega se realizó una semana después de que el obispo Richard E. Pates, de Des Moines, Iowa, presidente del Comité de Justicia Internacional y Paz de la Conferencia de Obispos Católicos de EEUU, recomendara al presidente Barack Obama que restablezca las relaciones diplomáticas con Cuba. Pates pidió también que se levanten las restricciones de viajes para promover la libertad religiosa y los derechos humanos en la isla.
El arzobispo de Miami, Thomas Wenski, aseguró que es importante recordar que la referencia que hizo Ortega sobre su encuentro con Román fue hecha en otro “contexto” histórico.
“Eran los años 80 y monseñor Román no estaba aconsejándole sobre el concepto que representa la palabra reconciliación, sino estaba diciéndole que esa palabra tenía, en ese momento, otro peso emocional”, comentó Wenski.
Fuente: http://www.elnuevoherald.com
Ortega dijo también que el fallecido monseñor Agustín Román le recomendó que no mencionara la palabra reconciliación en su primera visita como cardenal a Miami.
“No fueron sacados a la fuerza. Ellos eran un grupo que, me apena mucho, pero todos eran antiguos delincuentes”, afirmó Ortega. “Había un ex preso cubano que había sido devuelto a Cuba, había estado seis años en la cárcel, y fue una de las personas excluibles que fueron mandados a Cuba [...]. Había toda una gente allí sin nivel cultural, algunos con trastornos sicológicos”.
Ortega se presentó el martes en el foro Iglesia y Comunidad: un diálogo sobre el rol de la Iglesia Católica en Cuba. El foro fue auspiciado por el Centro de Estudios Latinoamericanos David Rockefeller, de la Universidad Harvard, en Cambridge, Massachusetts.
Con voz pausada, Ortega manifestó que la ocupación de la Basílica Menor de la Iglesia de Nuestra Señora de la Caridad, en Centro Habana, el 13 de marzo, fue organizada desde Miami. También afirmó que hay grupos “que dañan mucho a cualquier tipo de oposición o disidencia”, explicó.
El desalojo de 13 opositores pacíficos del Partido Republicano por Cuba (PRC) fue muy criticado por la violencia usada por las autoridades. El grupo tomó durante dos días el templo. Los opositores demandaban la excarcelación de presos políticos y acceso a internet, libertad de expresión y la creación de un Estado de derecho.
El desalojo duró apenas 10 minutos. Fueron reducidos a golpes, empujones y patadas. Los opositores fueron trasladados a la 4ta. estación de la Policía Nacional Revolucionaria. Horas después se ordenó su liberación, pero las autoridades les abrieron un expediente policial. El operativo puso punto final a una de las más significativas acciones de la oposición en víspera de la visita del papa Benedicto XVI a Cuba, realizada del 26 al 28 de marzo.
Sobre el encuentro con Román y sus recomendaciones sobre cómo abordar sus homilías, Ortega dijo que siguió las sugerencias por su experiencia y conocimiento de la realidad.
“Román, me llamó aparte y me dijo: “En tus discursos, en tus homilías, tú hablas de reconciliación. No menciones esa palabra en Miami’”, recordó Ortega. “Me costó quitarla pero él conocía mejor el terreno que yo. Pero es terrible que un obispo, que nosotros tengamos que callar esa palabra que es nuestra, que es propia del cristianismo”.
Román, de 83 años, murió el 11 de abril de un paro cardíaco en la casa parroquial de la Ermita de la Caridad del Cobre, en Miami. Su vida pastoral no sólo corrió paralela a la convulsionada historia de Cuba, sino que ejerció un indiscutible liderazgo entre los cubanos de dentro y fuera de la isla.
En su presentación, de poco más de una hora de duración, Ortega se refirió al papel de la Iglesia Católica en la isla y las relaciones con el exilio, el proceso de excarcelación de presos políticos en el 2010 y el llamado de la fe al pueblo cubano. Declaró que como cristianos se deben apoyar los cambios pacientemente.
“El mundo entero ha visto que la Iglesia Católica está viva y ha estado presente en estos largos años de dificultades”, precisó Ortega. “El Papa también reafirmó que la verdad es el fundamento de la libertad. La verdad es la única base sobre la cual una conducta ética puede ser forjada”.
Bajo el liderazgo de Ortega, la Iglesia Católica y el gobierno de Raúl Castro iniciaron un diálogo para buscar una mejora de las condiciones de los disidentes encarcelados. Tras los encuentros del 19 de mayo del 2010, fueron liberados unos 130 prisioneros. Entre ellos 52 activistas y periodistas independientes del Grupo de los 75, condenados en el 2003 durante una ola represiva conocida como Primavera Negra.
La mayoría salió directamente de la prisión rumbo a España. Doce rechazaron el exilio y decidieron permanecer en Cuba, como José Daniel Ferrer García y Oscar Elías Biscet. Ferrer, quien fue detenido de nuevo desde hace más de dos semanas, el jueves abandonó una huelga de hambre en la que se encontraba.
En ese contexto, Ortega afirmó que el proceso de conversaciones sobre las condiciones de los presos se hizo a pedido de las Damas de Blanco. Añadió que las mujeres estuvieron de acuerdo con el exilio forzado.
“Hace dos años la Iglesia, ante los conflictos surgidos por las esposas y madres de prisioneros que se manifestaban por la liberación de sus esposos, se dirigió al gobierno para mostrar su preocupación, y fue invitada a mediar con esas señoras, a pedirles que formularan sus quejas y deseos”, sostuvo Ortega. “Entre otras cosas, ellas propusieron al cardenal que sus esposos fueran enviados a otro país, que era preferible estar separados por el mar, que no por las rejas de la cárcel”.
En La Habana, Biscet y Berta Soler, portavoz de las Damas de Blanco, criticaron los comentarios de Ortega.
“Llamar delincuentes a esos hombres son palabras que usa el gobierno cubano. No estoy de acuerdo y yo me pregunto: “¿De dónde sacó esa información Ortega para llamarlos así?’”, declaró Soler. “Sobre las excarcelaciones, nosotras hablamos por petición de algunos presos. No de todos”.
Biscet indicó que tiene una opinión lamentable de Ortega y su gestión ya que la Iglesia debe estar siempre con los sufridos.
“Creo que la dirección de la Iglesia no ha comprendido que hay que exigirle al gobierno que los cambios son derechos elementales de la persona”, subrayó Biscet.
En Miami, la periodista de Radio Mambí y miembro del Consejo por la Libertad de Cuba, Ninoska Pérez-Castellón, lamentó que Ortega no haya dirigido sus cuestionamientos a los hermanos Castro.
“Me parece una canallada que la severidad de sus críticas vayan siempre dirigidas hacia el exilio y las víctimas y no hacia los victimarios”, comentó Pérez-Castellón. “Peor aún que use a monseñor Román después de muerto y que hable de reconciliarse con un enemigo que no se ha arrepentido y que continúa reprimiendo”.
Silvia Iriondo, presidenta y fundadora de M.A.R. por Cuba, fustigó a Ortega por un lenguaje que calificó de despectivo.
“Claramente, la Iglesia de Jesucristo no es la misma Iglesia del cardenal”, comentó. “Nuestro exilio es una muestra de solidaridad y capacidad de reconciliación entre cubanos. Entonces, ¿a que reconciliación se refiere el cardenal? ¿A una reconciliación con los victimarios que continúan reprimiendo y cometiendo crímenes?”
La presentación de Ortega se realizó una semana después de que el obispo Richard E. Pates, de Des Moines, Iowa, presidente del Comité de Justicia Internacional y Paz de la Conferencia de Obispos Católicos de EEUU, recomendara al presidente Barack Obama que restablezca las relaciones diplomáticas con Cuba. Pates pidió también que se levanten las restricciones de viajes para promover la libertad religiosa y los derechos humanos en la isla.
El arzobispo de Miami, Thomas Wenski, aseguró que es importante recordar que la referencia que hizo Ortega sobre su encuentro con Román fue hecha en otro “contexto” histórico.
“Eran los años 80 y monseñor Román no estaba aconsejándole sobre el concepto que representa la palabra reconciliación, sino estaba diciéndole que esa palabra tenía, en ese momento, otro peso emocional”, comentó Wenski.
Fuente: http://www.elnuevoherald.com
La delincuencia católica
El cardenal Jaime Ortega ha calificado de “delincuentes” a los trece opositores que ocuparon la Basílica Menor de Nuestra Señora de la Caridad, en La Habana, a mediados de marzo pasado. El prelado lo dijo esta semana en la Universidad de Harvard, en Boston –a él si le da permiso de salida el atajo de delincuentes que gobierna Cuba--, refiriéndose además al “bajo nivel” de los refugiados en la iglesia.
Ortega, que evidentemente tiene acceso a los expedientes de la Seguridad del Estado cubana (“Yo quisiera que ustedes vieran el informe de las personas que tomaron esa iglesia”, dijo también en Harvard), y cuyas credenciales de colaboracionista y/o chivato del castrismo constituyen un secreto a voces, parece que ha olvidado que su misión es seguir y propagar las enseñanzas de Cristo, no ejercer de policía.
Otra cosa que ha olvidado Ortega es que en Cuba existe desde hace ya 53 largos años un mismo gobierno, una misma familia en el poder, y sólo un partido “legal”: el comunista. Por tanto, estamos hablando de un régimen delincuente sin ningún género de dudas, de una mafia enquistada en el Estado. De manera que al dar por buenos los informes de los delincuentes sobre la oposición el cardenal está asumiendo que él mismo, el máximo representante de la Iglesia Católica en la Isla, es uno de ellos.
La verdad es que el tenebroso relativismo con que la Iglesia Católica cubana avanza hacia el neocastrismo ya puede calificarse de delincuencial. Perdónalos Dios mío, perdónalos...
Fuente: http://neoclubpress.com/ultimo-minuto
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