Sometido al poder de los Castros va el Cardenal Jaime Ortega por el mundo con su reciente intervención en la Universidad de Harvard. Pareciera que ha olvidado toda la fe cristiana que heredó de Jesucristo para lograr una vida de paz y amor entre sus congéneres sin distinción de nivel cultural ni antecedentes penales.
Su total inclinación ante el régimen cubano está muy lejos del comportamiento de nuestro Jesucristo a quien intentaban ser provocado para después ser juzgado por los romanos ante su negativa de pagarle impuestos al emperador respondió con la proverbial frase de “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”
Fue el hijo de Dios quien tuvo el coraje que Jaime Ortega carece. Es más, sus propias alegaciones en Harvard lo condenan al juzgar de delincuentes al grupo o a parte del grupo que penetraron en la Iglesia de la Caridad en La Habana.
Nunca un sacerdote puede juzgar a un ser humano. Nunca. Solo Dios es quien juzga, pero no condena su misión es salvar a los hombres. Es quien perdona y abraza al pecador.
Alguno de estos jóvenes en su vida habrían cometido delito, pero ante la justicia ya habían pagado pues estaban libres en las calles de La Habana.
Pero voy más allá, el Cardenal Ortega cuando refiere que son “delincuentes”, olvida nuevamente la historia de Cristo y sus sufrimientos.
Estaba Jesucristo crucificado. A sus lados estaban dos ladrones, uno bueno y uno malo. Parece que el Cardenal Ortega con su misión sumisa hacia los Castros también olvidó el Evangelio según San Lucas que relata que Jesús dijo al «buen ladrón» durante la crucifixión que antes de que acabara el día, estaría con él en el paraíso. Y así se cuenta que un ladrón fue el primero en entrar.
Puede un hombre haber obrado mal pero si paga su culpa ante la justicia humana y es libre, entonces también será perdonado por la justicia divina. Pero, el Cardenal Jaime Ortega no perdona, no cumple con el mandato de Dios.
Ahí no termina todo. En sus palabras de descalificación malintencionadas, Ortega arremete contra ese grupo de cubanos que pedían llamar la atención sobre la violación de derechos humanos en Cuba, y los conceptúa como “personas de bajo nivel cultural”.
Es tanto el miedo al gobierno cubano, o es tan devota su simpatía hacia el régimen, que el Cardenal Jaime Ortega no sabe como arremeter contra esos sencillos cubanos que no son graduados universitarios, pero seguramente saben leer y escribir.
Ortega ha olvidado a aquellos pescadores que Jesucristo llamó para después convertirlos en sus apóstoles de su fe. No creo que nuestro Señor haya reparado en el detalle del nivel cultural de aquellos sencillos hombres para que lo acompañaran.
Por su afán de servir a la prolongada dictadura, el Cardenal Ortega olvida palabra por palabra todo el Cristianismo y la Palabra de Dios, Es la más inaudita conversión de un hombre de fe, en un soldado de los Castros.
Ante tanta maldad solo podríamos terminar este comentario de urgencia con una moderada versión de aquella infinita y amorosa frase: “madre, perdónalo, el no sabe lo que hace”
¿Podrá ser perdonado?
Fuente: http://universoincreible.com
Su total inclinación ante el régimen cubano está muy lejos del comportamiento de nuestro Jesucristo a quien intentaban ser provocado para después ser juzgado por los romanos ante su negativa de pagarle impuestos al emperador respondió con la proverbial frase de “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”
Fue el hijo de Dios quien tuvo el coraje que Jaime Ortega carece. Es más, sus propias alegaciones en Harvard lo condenan al juzgar de delincuentes al grupo o a parte del grupo que penetraron en la Iglesia de la Caridad en La Habana.
Nunca un sacerdote puede juzgar a un ser humano. Nunca. Solo Dios es quien juzga, pero no condena su misión es salvar a los hombres. Es quien perdona y abraza al pecador.
Alguno de estos jóvenes en su vida habrían cometido delito, pero ante la justicia ya habían pagado pues estaban libres en las calles de La Habana.
Pero voy más allá, el Cardenal Ortega cuando refiere que son “delincuentes”, olvida nuevamente la historia de Cristo y sus sufrimientos.
Estaba Jesucristo crucificado. A sus lados estaban dos ladrones, uno bueno y uno malo. Parece que el Cardenal Ortega con su misión sumisa hacia los Castros también olvidó el Evangelio según San Lucas que relata que Jesús dijo al «buen ladrón» durante la crucifixión que antes de que acabara el día, estaría con él en el paraíso. Y así se cuenta que un ladrón fue el primero en entrar.
Puede un hombre haber obrado mal pero si paga su culpa ante la justicia humana y es libre, entonces también será perdonado por la justicia divina. Pero, el Cardenal Jaime Ortega no perdona, no cumple con el mandato de Dios.
Ahí no termina todo. En sus palabras de descalificación malintencionadas, Ortega arremete contra ese grupo de cubanos que pedían llamar la atención sobre la violación de derechos humanos en Cuba, y los conceptúa como “personas de bajo nivel cultural”.
Es tanto el miedo al gobierno cubano, o es tan devota su simpatía hacia el régimen, que el Cardenal Jaime Ortega no sabe como arremeter contra esos sencillos cubanos que no son graduados universitarios, pero seguramente saben leer y escribir.
Ortega ha olvidado a aquellos pescadores que Jesucristo llamó para después convertirlos en sus apóstoles de su fe. No creo que nuestro Señor haya reparado en el detalle del nivel cultural de aquellos sencillos hombres para que lo acompañaran.
Por su afán de servir a la prolongada dictadura, el Cardenal Ortega olvida palabra por palabra todo el Cristianismo y la Palabra de Dios, Es la más inaudita conversión de un hombre de fe, en un soldado de los Castros.
Ante tanta maldad solo podríamos terminar este comentario de urgencia con una moderada versión de aquella infinita y amorosa frase: “madre, perdónalo, el no sabe lo que hace”
¿Podrá ser perdonado?
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