"En Cuba esperan abolir el dinero en diez años. Todo el mundo podrá entrar en los comercios y coger lo que necesite, sin pagar, o tomar trenes y autobuses para viajar a cualquier parte sin comprar billetes. Cada cual será lo voraz o abstemio que necesite ser, siempre que el apetito sea verdadero. Mientras tanto, cada mujer, hombre o niño en Cuba tiene un arma a su alcance, porque sabe que en Miami hay mucha gente con apetitos falaces, gente que está condicionada por el simplismo mental de coger y consumir y no ver que es consumida por su consumición"
Este inspirado y optimista parrafito, lo encontré casualmente en un libro que se llama "La Muerte de la Familia" publicado en Inglaterra en los 70. El autor, un tal señor David Cooper, un ingles nacido en Sudáfrica era, destacadamente un furibundo marxista-existencialista y destacadamente también, antipsiquiatra.
Con los locos consiguió algunos resultados, pero como "profeta" Cooper se fue con la de trapo. No dio ni una el pobrecillo. Me he reído un buen rato y luego he tenido ganas de llorar, leyendo eso de arriba. Porque se ha muerto mucha gente buena y brillante y valiosa, para que al fin Raul Castro coja ejemplo del "hermano pueblo sumerio" que hace como 5000 años invento lo que el viene a "descubrir" ahora, a saber, EL TIMBIRICHE, la rueda redonda, el agua en jarro, el transporte en burro, la prostitución (y no sagrada) y el chenche x chenche de toda la vida.
Cooper, que creía que la revolución comunista mundial era "inminente", se murió, por suerte para el, del entusiasmo y del corazón, con solo 55 años, en su piso de Paris, a medidados de los 80. Y digo por suerte para el, porque si hubiera vivido para ver, el puterío en Cuba, la corrupción mafiosa en Rusia y el arroz con mango con lo peor de los dos sistemas en China, y que a pesar de los pesares TODOS SIGUEN PAGANDO.. lo habrían tenido que meter de cabeza en uno de esos manicomios que tanto hizo por cerrar. Así es la vida
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