Para destruir el futuro
Cuba/ Educación
Niña juega a ser doctora. Foto: Marcelo López
Cubamatinal / Cada vez
resulta más difícil estudiar en Cuba, a pesar de la imagen de excelencia
educacional que trata de mantener el gobierno cubano. El viejo recurso
de la mentira muchas veces repetida, las campañas internacionales de
alfabetización, la exportación de especialistas y profesores, junto a la
creación de universidades para extranjeros, cuyos becarios disfrutan de
condiciones y privilegios negados a los estudiantes cubanos, son fuegos
de artificio que tratan de esconder al mundo una realidad bien compleja
y preocupante de cara al futuro de Cuba.
Información relacionada: Informe: Cuba 2012, el estado de la Nación. Capitulo Educación
Por Leonardo Calvo Cárdenas
La Habana, 10 de agosto /PD/ Si durante
muchos años una de las pocas cosas que podía obtenerse del monopólico
Estado “revolucionario”, a pesar de los condicionamientos y el fuerte
adoctrinamiento que este impone, era un título universitario o de
técnico medio, hoy es para la familia cubana un verdadero dolor de
cabeza concebir el avance educacional de sus adolescentes y jóvenes, hoy
se convierte en un verdadero vía crucis el tránsito de un alumno hacia
la culminación de sus estudios.
El caso es que a la creciente baja
calidad de la enseñanza se le une una muy negativa voluntad política de
las autoridades cubanas que en los últimos años vienen cerrando espacios
y posibilidades de acceso a estudios medios y superiores para los
estudiantes cubanos.
A pesar de ser Cuba el país de mayor
índice de maestros graduados por habitante del planeta, hace muchos años
el sistema nacional de educación padece un déficit hasta ahora
insoluble de maestros y profesores. Las enormes presiones y difíciles
condiciones de trabajo a que están sometidos los docentes cubanos, la
baja remuneración en el marco de un ambiente económico cada vez más
agresivo, junto a los enormes problemas de disciplina y conducta del
alumnado, provocan una permanente sangría de profesores hacia otros
sectores.
Muchos años de crisis e improvisación
para enfrentar este problema han debilitado considerablemente la calidad
de los procesos docente-educativos en las escuelas y universidades
cubanas, lo cual a pesar de que la educación en Cuba aún es nominalmente
gratuita, obliga a las familias a gastos económicos extras para
procurar a sus hijos atención y respaldo docente extracurricular que les
garantice los conocimientos y preparación necesarios para enfrentar el
avance hacia objetivos docentes superiores.
Esta situación acentúa una nueva
diferenciación económica en nuestra sociedad y profundiza desventajas ya
tradicionalmente establecidas y poco reconocidas por las autoridades.
Una vez más las familias pobres del interior del país o de los
cinturones periféricos y marginales de nuestras ciudades quedan a la
saga de esta dura carrera, una vez más los afrodescendientes son los
grandes perjudicados en esta coyuntural y grave desigualdad, al igual
que los hijos de muchas madres solteras que deben sacar adelante a sus
familias sin respaldo del Estado.
Para colmo de males, los gobernantes
cubanos, como aquel marido engañado que decide vender el sofá donde ha
sorprendido a la esposa y a su amante, para enfrentar el profundo
desfase entre la fuerza laboral profesional e intelectual del país y el
bajo índice de desarrollo y posibilidades de realización laboral ha
tomado la gravísima determinación de reducir considerablemente las
posibilidades y espacios de instrucción superior para los estudiantes
cubanos.
La ecuación resulta sencilla aunque
macabra: Si yo como poder absoluto soy incapaz de generar una economía
dispuesta a asumir la fuerza laboral calificada, entonces que los
cubanos no estudien tanto. La solución que han encontrado al problema
que ellos crearon no fue abrir nuevos espacios económicos o impulsar una
saneadora liberalización, si no reducir las posibilidades de continuar
estudios.
Las autoridades cubanas han impuesto una
drástica reducción de plazas en la enseñanza universitaria,
preuniversitaria y tecnológica, ahora dicen que quieren formar obreros
calificados y recuperar muchos de los oficios relativamente perdidos en
las últimas décadas.
El otro método que han activado como
filtro excluyente es, frente a las clases de baja calidad, imponer
exámenes de alta exigencia y de esa manera eliminar a muchos de los
posibles aspirantes a la continuidad de estudios. Una oleada de
suspensos han arrojado los últimos exámenes de secundaria y
preuniversitario, con lo cual aumentan los dolores de cabeza de las
familias cubanas, justificadamente preocupadas por el futuro de sus
hijos.
Al parecer, los gobernantes cubanos, no
contentos con su terrible legado de destrucción material, moral y
espiritual de toda una nación, ahora han emprendido un proceso de
analfabetización de la sociedad cubana, destinado a dejar a Cuba peor
preparada para el futuro que vamos a vivir sin ellos. Se han propuesto
lanzarnos a ese futuro sin economía, sin infraestructura, sin cultura
económica, sin valores, sin autoestima cívica, con la corrupción como
paradigma de vida y ahora sin preparación profesional.
¿Alguien se ha preguntado qué será de
Cuba dentro de veinte años, con un país de ancianos y sin fuerza laboral
calificada? Definitivamente el reto para los cubanos de mañana será muy
grande y a los líderes incombustibles de la revolución destructora la
Historia no los absolverá.
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