LA HABANA, Cuba, mayo, www.cubanet.org -Jorge Luis Morales Trujillo, un villaclareño que vive en Francia desde finales de los años 90, recibió hace varias semanas –como se supone la recibieron todos los cubanos residentes en suelo galo- la siguiente comunicación firmada por el cónsul de Cuba, José A. García: “Se requiere conocer quién es propietario de una vivienda vacía en Cuba durante el censo y no tiene a nadie que declare, que vive en el exterior. Requerimos la información a la mayor brevedad posible.”
Así, como lo leen. No conformes con haberles despojado de todas sus propiedades cuando salieron de Cuba, de exigirles renovar la prórroga del pasaporte cada dos años para poder entrar en su patria si las autoridades se lo permiten, si consideran que se portan bien, los funcionarios diplomáticos también se creen con el derecho de reclamarles que les sirvan como informantes a larga distancia acerca de hipotéticas y poco probables casas desocupadas en Cuba. Igualito que cualquier cederista lengüilargo de los que todavía quedan.
Es mucho el descaro de estos diplomáticos-segurosos al servicio de la dictadura que pretenden mangonear y chantajear a los cubanos residentes en el exterior como si todavía vivieran, indefensos, a merced de Seguridad del Estado, en Guanabacoa o Bayamo.
Morales, un hombre decente y razonable, pero que ama a Cuba y no tiene horchata en las venas –si conoceré a mi amigo El Yoyi-, contestó como es debido a la perentoria comunicación consular. Le ha advertido a los funcionarios de la embajada: “Yo no vivo en Cuba, por lo tanto no tengo amo ni recibo órdenes de nadie…Cuantas veces les tengo que decir que a nosotros aquí no pueden hablarnos igual que a los cubanos en la isla, embrutecidos, adoctrinados, y aterrorizados por la tiranía…”
Yoyi fue enviado a pelear a Angola con menos de 20 años de edad, cuando pasaba el servicio militar obligatorio. Graduado de lengua francesa en la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de La Habana, trabajó durante seis años en Varadero como guía turístico de Gaviota Tur. Desde que llegó a Francia, trabaja como un esclavo para enviar dinero a su anciana madre en Cuba y que no se muera de hambre con el retiro miserable que le paga el estado.
Pero es tratado como un enemigo por los funcionarios de la embajada de su país que supuestamente debían representarlo. Sus problemas se iniciaron hace años, cuando intentó hacer los trámites para adoptar la ciudadanía francesa. Que la carta no fuera en español –su esposa, que era quien hacía los trámites, es francesa- motivó una ofensiva respuesta de Ana María Chongo, la por entonces cónsul cubana en Paris.
A partir del encontronazo con la despótica Chongo, el vice-cónsul cubano, Joel Hernández, que más que un diplomático parece el jefe de una brigada de respuesta rápida, ha enviado mensajes, que casi siempre terminan con vivas a Fidel, cada vez más insultantes y amenazantes a Morales.
No obstante, las amenazas del vice-cónsul Hernández son veladas y hasta “civilizadas” en comparación con las que recibió en marzo de 2010 de un energúmeno que firmaba sus mensajes como Rafael El Niche, que aunque se identificaba como un cubano que se había ido hacía poco a París por razones económicas –“pa buscar dinero”, decía él-, no lograba ocultar su aliento fétido de esbirro.
Por aquellos días, Yoyi, que estaba indignado y deprimido por la muerte de Orlando Zapata Tamayo, envió un mensaje de protesta a la embajada. En consecuencia, le azuzaron al socotroco Niche, quien advirtió a Yoyi: “Acá entre los nagues que vivimos en Paris te pasamos por arriba si te cogemos…”
El último mensaje del Niche, en el mejor estilo de matón presidiario, concluía: “Deja la ofendedera que tú no eres guapo, si no te hubieses quedado allá… y si quieres batirte, avisa, que aquí tenemos un piquete chévere. Loco, nada más tienes que decir cuando y donde…Cuídate, man, y coge la ruta…”
Lo más probable es que a Jorge Luis Morales las autoridades cubanas no le permitan más venir a su país, ni siquiera ahora que hablan de flexibilizar la aberrada política migratoria. En un mensaje del pasado 23 de abril, el vice-cónsul Yoel Hernández no dejaba lugar a dudas: “Le recuerdo que Cuba libre y soberana se toma el derecho de permitir la entrada por sus fronteras a quien considere una persona honorable, respetuosa y decente…No queremos en nuestra tierra, ni siquiera de paso, a provocadores, lacayos, mercenarios y difamadores…”
Solo que Yoyi sabe que a los naguitos de la embajada cubana en Paris y a sus jefes solo les queda una afeitada con el monopolio de la patria y el habla de los cubanos mudos.
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