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jueves, 4 de octubre de 2012

Declaraciones de esposa de Jorge Vázquez Chaviano


Sin ninguna costumbre

Por: María del Carmen Hernández Martínez

La injusticia que se ha cometido con mi esposo Jorge Vázquez Chaviano, me ha llevado a introducirme en diferentes actividades, para las cuales no tengo ninguna costumbre. Soy una mujer de 41 años de edad, oriunda de San Cristóbal, hoy provincia de Artemisa, y desde hace más de 10 años vivo con mi esposo en Sagua la Grande, Villa Clara. Aunque siempre apoyé su labor como disidente, hasta que comenzó esta pesadilla en la que el régimen quiso envolverlo, no me incorporé completamente a la oposición.

Nunca había estado frente a una computadora y mucho menos conocía como se navegaba en Internet, pero como he podido apreciar que cada cual ha dado criterios diferentes sobre la situación en que se encuentra mi esposo, he tenido que esforzarme y leer de un lado y de otro; y no es que me moleste lo que piense cada uno, es que ha habido muchas imprecisiones en algunas de las cosas que se han escrito, en particular un artículo de René Gómez Manzano, que tituló “Logremos mejores victoria”, que quisiera puntualizar.

El Tribunal Municipal de Sagua la Grande no fue benévolo con mi esposo, porque lo sancionó por un delito que no cometió, en un juicio que apenas duró 2 horas. La única prueba que hubo fue una latica de pintura y un equipo de soldar casero, que habían ocupado en la casa unos meses antes, con lo que nadie puede hacer Actividad Económica Ilícita. El propio oficial del DTI que participó como testigo, se quedó asombrado con la sentencia, pues pensó que le iban a poner una multa.

Mi esposo Jorge no cometió el pecado de viajar a La Habana para asistir a la misa oficiada en la capital por su Santidad Benedicto XVI, a él lo detuvieron saliendo de la casa, que la tenían bajo vigilancia desde hacía 9 días. Nosotros somos católicos practicantes, casados por la Iglesia y un matrimonio que lleva 21 años de casado con dos hijos.

No solo el órgano jurisdiccional lo envió a prisión sin citarlo ni oírlo, sino que también lo mantuvo sin un documento de revocación desde el 27 de marzo hasta el 4 de mayo, que la presidenta del Tribunal Municipal de Sagua, nombrada Yanai Tamayo, me lo entregó, después de yo haber recorrido innumerables lugares, incluyendo el propio Tribunal, sin haber obtenido ningún resultado; lo que quiere decir que estuvo un mes y una semana preso sin ningún papel.

En ningún momento declaré que un oficial de la Seguridad del Estado me dijo que Jorge sería excarcelado una vez terminado el ayuno, que no era tal, sino una huelga de hambre. Expliqué que me citó la Seguridad del Estado y me dijo que pronto Jorge estaría en mi casa, y reconocieron que se habían cometido errores con él, pero que no tenían importancia. Después ese “pronto” se convirtió en dentro de poco, más tarde en antes del día 10 de octubre, al propio Jorge le dijeron entre el 30 de setiembre y el 10 de octubre, pero hasta hoy no ha habido solución.


También es bueno aclarar que esto no fue un fugaz movimiento, en la actividad participaron la mayoría de los convocantes de la Reunión de la Nación Cubana por la Democracia.

No pienso que Martha Beatriz haya estado movida por una indignación de un momento, por cuanto desde el primer día que ella habló con Jorge por teléfono desde la prisión, le dijo que haría esa huelga y además ella tenía todo muy organizado y planificado, incluso escribió documentos liberando de responsabilidad a todo el mundo si fallecía y además hizo su última voluntad.

A las 52 horas de la huelga, ella sufrió un paro cardíaco y solamente la movilización de las más de 12 personas que estábamos en su casa fue lo que le permitió salir del paro y recuperar los signos vitales que perdió.

No soy muy ducha escribiendo pues carezco de la práctica, pero sí quería responder lo que me pareció totalmente injusto y una crítica sutil.

La Habana, 3 de octubre de 2012.

Via Marta Beatriz Roque Cabello

miércoles, 18 de abril de 2012

NO MENTIR JAMÁS

En Cuba, el régimen castrista, utilizando la neo-lengua que él mismo inventó, exhibe en grandes vallas una frase de su Máximo Líder: “Revolución es no mentir jamás”. A fuer de sincero, debo decir que esa tajante afirmación no se ajusta demasiado a numerosos planteamientos que se han hecho a lo largo de este medio siglo.

¿Acaso no se aseguró en un principio que “la Revolución no era roja, sino verde como las palmas”, para luego reconocer eterna fidelidad al comunismo? ¿Y en la década de los setenta no se declaró que en Angola no había ni un solo cubano combatiendo, para luego reconocer que nuestros compatriotas muertos allí se contaban por miles?

Los que “no mienten jamás” también hicieron al pueblo muchas promesas no cumplidas: En el “futuro luminoso de la Patria” íbamos a producir “más queso que Francia y más leche que Holanda”; también habría zafras azucareras de diez millones de toneladas.

En realidad, los falsos ofrecimientos comenzaron mucho antes: En 1953, en el documento conocido como “La historia me absolverá”, Fidel Castro planteó: “Hay piedra suficiente y brazos de sobra para hacerle a cada familia cubana una vivienda decorosa”; “los mercados debieran estar abarrotados de productos, las despensas de las casas debieran estar llenas”; y “lo inconcebible es que haya hombres que se acuesten con hambre mientras quede una pulgada de tierra sin sembrar”.

Con toda seguridad, cualquier cubano de hoy puede decir qué hubo de cierto en todas esas hermosas promesas de logros materiales, y en qué medida se ajusta esa rosada escenografía a la bochornosa realidad del día de hoy.

Pero es probable que la más infame mentira de los que aspiran a que no haya cambios sustanciales y a dejarlo todo como está (y que por eso, con lógica pasmosa, se llaman a sí mismos “revolucionarios”) es la de difamar a los verdaderos patriotas, con lo cual dejan inerme a la Patria, al privarla de sus más admirables paradigmas.

Cesantean, aíslan, golpean, encarcelan, fusilan y hasta dejan morir de hambre a hombres excepcionales como Pedro Luis Boitel u Orlando Zapata Tamayo, que demostraron estar dispuestos a ofrendar sus mismas vidas por lograr un futuro mejor para todos. Persiguen —pues— a los que sí están dispuestos a cumplir la máxima martiana: “La Patria es ara, y no pedestal”.

Mientras tanto, tratan de hacer creer que sólo los sobornos o las órdenes provenientes del extranjero pueden motivar deseos de cambio en el pueblo cubano, y muestran al mundo un país donde se encarcela a los apedreados y pateados por “alterar el orden público”, mientras los miembros de las delincuenciales “brigadas de respuesta rápida” organizadas por el régimen gozan de absoluta impunidad.

En el ínterin, algunas de las víctimas de las severas golpizas y los malos tratos de policías y carceleros, mueren de tiempo en tiempo, pero, según la versión oficial, nunca a resultas de las tundas y el abandono criminal denunciados por sus hermanos de ideales, sino a causa de dolencias inesperadas, tales como “pancreatitis” o “neumonía”.

Al propio tiempo, ese país tan interesado en que todos conozcan la verdad, ha prohibido toda publicación foránea y vedado el acceso a internet, gasta millones de dólares en interferir la radio y la televisión extranjeras, y no permite la entrada al país ni la visita a las prisiones de los relatores de la ONU, la Cruz Roja ni otras prestigiosas organizaciones internacionales.

Es así como pueden “no mentir jamás” sin que el pueblo se entere de que han sido rebatidos, sin la presencia de testigos y con absoluta impunidad.

La Habana, 16 de abril de 2012


René Gómez Manzano
Abogado y periodista independiente

lunes, 16 de abril de 2012

“LA DIGNIDAD DE CUBA”

A los pocos días de finalizada la histórica visita a Cuba de Su Santidad Benedicto XVI —una figura pública de talla mundial que no puede ser considerada un aliado del régimen castrista—, le ha tocado el turno al señor Nguyen Phu Trong, secretario general del Partido Comunista de Vietnam, uno de los países más identificados con el actual gobierno cubano.

Tras el recibimiento en el aeropuerto (realizado, por cierto, no por el general Raúl Castro, que sí se molesta en ir hasta Rancho Boyeros cada vez que el teniente coronel Chávez llega a La Habana, aunque sea en visita privada para recibir tratamiento médico), se han realizado todos los demás actos protocolares habituales en casos como éste.

Se han sucedido el recibimiento formal en Palacio, una entrega de medalla, entrevistas con el Presidente y otros altos funcionarios, sendas ofrendas florales a José Martí y Ho Chi Minh, visitas a diversos centros de interés. En el caso del líder vietnamita han faltado los actos de masas, como los que sistemáticamente tenían lugar durante la permanencia en Cuba de aliados de ese nivel, y como los que sí se realizaron —y en más de una ocasión— durante la estancia en la Isla del Santo Padre.

El pasado martes, los ciudadanos de a pie, que generalmente le hacen “el caso del perro” a este tipo de visitantes, se sintieron algo motivados al anunciarse la donación de cinco mil toneladas de arroz por parte de la nación indochina. Ese aviso, aunque para los cubanos represente apenas media libra por persona, despierta merecida atención en una población atosigada por las carencias de todo tipo, como la nuestra. Ese regalo merece que hagamos algunas consideraciones.

La historia de Vietnam durante la segunda mitad del siglo XX es bien conocida. Al término del régimen colonial francés, el país quedó dividido en dos: el Norte comunista y el Sur de libre empresa y regímenes autoritarios. Un lustro más tarde, los izquierdistas sudvietnamitas, con el decidido apoyo de Hanoi, comenzaron la subversión contra el gobierno de Saigón.

Los Estados Unidos, decididos a impedir la extensión del sistema comunista, intervinieron de modo destacado con todo su poderío militar y con el apoyo de varios de sus aliados. Esa conflagración marcó a toda una generación de norteamericanos y ciudadanos de otras naciones.

En el caso específico del país indochino, el conflicto lo arrasó: Sobre él se lanzaron más bombas que durante la Segunda Guerra Mundial. El setenta por ciento de los poblados fue eliminado. Los muertos —en su gran mayoría hombres jóvenes— se contaron por millones (aunque hay que decir que de esto los cubanos nos enteramos después, porque las noticias que publicaba nuestra prensa en esa época sólo mencionaban las bajas del otro lado…).

Al término del conflicto, tras varios años de ortodoxia económica estalinista, se inició una política de renovación, que ha permitido un desarrollo impetuoso. Esto incluye la esfera agropecuaria, que ha tenido un notable incremento, en particular en lo referente a la producción de arroz, renglón del que ese país se ha convertido en quinto productor mundial e importantísimo exportador.

Lo anterior resulta más impactante si tenemos en cuenta que Vietnam tiene una densidad demográfica de más de 260 habitantes por kilómetro cuadrado —casi tres veces mayor que la de Cuba—, situación que se ve exacerbada por las extensas áreas de bosques y montañas que existen en ese territorio asiático.

¡Y que ese país superpoblado, que en 1959 no podía ni soñar con compararse con el nuestro y que durante más de un década y media sufrió una guerra terrible, venga ahora a ayudar a Cuba, en donde, a pesar de la inmisericorde propaganda castrista, no ha caído ni una pedrada norteamericana, es algo que, si no es el colmo, se acerca mucho a éste!

Espero que los gobernantes cubanos, al tender la escudilla de mendigo —¡en esta ocasión nada menos que a Vietnam!— por lo menos tengan el pudor de prohibirles a sus plumíferos y cotorrones que sigan hablando de “la dignidad de Cuba”.

La Habana, 12 de abril de 2012


René Gómez Manzano
Abogado y periodista independiente

Declaración de la Corriente Agramontista

Corriente Agramontista
(agrupación de abogados cubanos independientes)

DECLARACIÓN

La Corriente Agramontista (agrupación de abogados cubanos independientes) emite el presente documento a fin de condenar con energía la arbitraria detención sufrida por René Lázaro López Benítez, quien es miembro prominente de nuestra organización.

Como se sabe, el licenciado López Benítez fue arrestado el pasado viernes 13, aproximadamente a las tres de la tarde, en su domicilio, sito en Avenida 51 Nº 26,421 entre 264 y 274, en Arroyo Arenas, en el municipio capitalino de La Lisa. Esta detención se llevó a cabo en medio de un gran despliegue policial.

De inicio, los agentes de la autoridad actuantes condujeron a nuestro colega a la estación de policía de La Lisa, y posteriormente a la Sexta Unidad del propio cuerpo represivo, ubicada en el municipio de Marianao. En definitiva, René Lázaro fue puesto en libertad poco después de las ocho de la noche de ese mismo día.

Según expresó el afectado, durante el tiempo en que permaneció privado de libertad, los agentes lo conminaron a que cesase de publicar en su blog opiniones como las que él suele dar a conocer allí, amenazándolo con otros actos de represión si continúa emitiendo de ese modo su pensamiento crítico de la situación actual en nuestro país.

La Corriente Agramontista expresa por este medio su más enérgica condena a ese arresto arbitrario que constituye un acto abiertamente dirigido contra los derechos humanos internacionalmente reconocidos, en particular contra la libertad de opinión y expresión.

La Habana, 16 de abril de 2012.

En nombre de la Corriente Agramontista (de abogados cubanos independientes):


René Gómez Manzano
Presidente

jueves, 12 de abril de 2012

PRÓLOGO Y EPÍLOGO DE UNA VISITA HISTÓRICA

René Gómez Manzano
Abogado y periodista independiente


En las homilías y discursos pronunciados durante su reciente visita a Cuba, el papa Benedicto XVI habló de temas que tienen evidente actualidad en la Isla. En las circunstancias de hoy, la mera alusión a la necesidad de realizar cambios y respetar las libertades fundamentales puede ser valorada como una verdadera mención de la soga en casa del ahorcado.

Por supuesto, esas insinuaciones fueron hechas en forma general, abstracta si se quiere, como lo aconsejan el protocolo, la diplomacia, la buena educación y la investidura mundial del orador. Pero a los que critican lo que ellos califican como supuesto pecado de omisión del Sumo Pontífice —al no haber sido más específico y tajante en sus críticas—, olvidan el preludio de su viaje.

Cuando Benedicto XVI volaba hacia México, primera escala de su gira latinoamericana, hizo declaraciones a la prensa sobre la inviabilidad del marxismo en Cuba y la disposición de la Iglesia a colaborar para encontrar una salida sin traumas a la aplicación de esa obsoleta doctrina. ¿Quieren sus detractores un pronunciamiento más claro, actual y específico!

En ese contexto, lo más curioso de todo fue la respuesta del gobierno castrista. El Ministro de Relaciones Exteriores, contestando a dos periodistas, trató de replicar a las declaraciones del Santo Padre. Las manifestaciones del primer diplomático cubano, pese a lo previsible de las preguntas y a sus habilidades expositivas (que buena falta le hacen, dado el régimen que defiende), resultaron poco convincentes.

El señor Rodríguez Parrilla habló de respeto hacia las opiniones de otros (¡él, que representa a un sistema que si por algo se caracteriza, es justamente por la irreverencia y el atropello a todos sus conciudadanos que discrepan!), así como a la disposición de escuchar con atención lo que tuviese que decir el Jefe de la Iglesia Católica.

En una conversación sobre este tema, mi compañero del Grupo de los Cuatro, el profesor Félix Antonio Bonne Carcassés, me recordaba unas estrofas del poeta costumbrista de ascendencia africana (y también europea y asiática, ya que tocamos ese tema) Emilio Ballagas:

¿Tú no eras negro de navajazo?

¿Tú no eras negro guapo verdá?

¡Pues te espantaron tus dos galletas

Y te quedaste como si ná!

El gobierno castrista encajó la bofetada —una sola, pero bien enérgica— propinada por el Papa justo antes de viajar a Cuba. ¡Como cambian los tiempos! ¿Se imaginan cómo hubiese actuado Fidel Castro si durante la “era feliz” del mantengo soviético a algún sucesor de San Pedro se le hubiese ocurrido declarar algo semejante!

Pero reacción del gobierno cubano sí la hubo. De manera análoga a un bravucón de barrio, que imita al personaje del poema de Ballagas cuando alguien más poderoso lo ataca, y para restablecer su reputación erosionada se desquita de inmediato con el primer infeliz que le cae delante; así también las autoridades castristas, después que el Papa cuestionó públicamente el fundamento teórico de su obsoleto sistema en vísperas de su viaje, arremetieron contra sus súbditos más desvalidos.

Se extrajo de las calles a miles de pordioseros, cientos de opositores pacíficos fueron arrestados y a muchos más se les privó del servicio telefónico. Cabe suponer que Benedicto XVI, en las conversaciones privadas con Raúl Castro, planteara su inquietud sobre la oleada represiva. Al menos así lo sugieren las palabras del General Presidente en la despedida al visitante, pues ellas tenían las características de una respuesta.

Las autoridades eclesiásticas nacionales han tenido a bien no pronunciarse de manera pública sobre esa arremetida contra los disidentes y otros ciudadanos. Cabe pensar que los prelados cubanos consideren que, por razones tácticas, la Iglesia no deba pronunciarse al respecto. ¿Pero tampoco tienen que ver con las veintenas de fieles católicos a los que se les impidió manu militari asistir a las misas papales?

La Habana, 9 de abril de 2012