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miércoles, 16 de septiembre de 2020

"Cuba" @DiazCanelB Tu tienes Madre y Padre? Ancianos, los que más sufren en #Cuba

 Alejandro González Raga

La tormenta tropical "Laura" ha provocado tragedias personales y colectivas en Cuba, donde resulta inevitable pensar en la acumulación de problemas derivados de desastres naturales en los últimos 30 años, y en la desidia gubernamental que sigue acumulando pobreza, con especial incidencia en ancianos, mujeres, negros y mestizos.

¿Qué habrá sucedido con la improvisada casita de madera de Oneida, la guantanamera a la que el huracán Matthew derrumbó su vivienda en 2016?


Hace poco, Oneida contó a la prensa independiente que las autoridades le hicieron mil promesas, pero su casa sigue en ruinas desde entonces. Tiene 77 años, es asmática crónica y padece una cardiopatía grave. Recibe solo una pensión de 215 pesos cubanos, de la cual debe pagar luz, agua, alimentos y medicamentos.

“Ya esa casa no la veré. No tengo esperanzas de nada”, asegura, esta vecina de un poblado cercano a la villa de Baracoa, llamado -irónicamente- La Felicidad, pero donde Oneida y sus vecinos han encontrado la desdicha de malvivir a una edad en que la salud se quebranta y el desamparo angustia.

En La Felicidad, también afectada hace cuatro años por Matthew, Tomasa (78 años) malvive en un bohío junto a su esposo discapacitado, de 85 años, que solo percibe 280 pesos al mes. “No tengo ni una olla para cocinar”, se queja. Lamentablemente, Oneida y Tomasa coinciden en que no ven otra solución que la muerte.

Estos son solo dos ejemplos, pero multipliquemos y tendremos una imagen desoladora de muchas personas mayores en toda Cuba, donde ciudades y pueblos están llenos de personas menesterosas, ancianos obligados a volver al mercado informal de trabajo para intentar complementar sus chequeras; arriesgándose a multas y decomisos.

En los campos de la isla, se observan casos más críticos, tal y como sucedía en la Cuba republicana, desacreditada constantemente por el castrismo que -en cambio- intenta ocultar la pobreza, la marginación y los desalojos que ejecuta contra muchos ciudadanos.

Vejez agonizante, casuchas, cocinas de leña, farmacias desabastecidas, pensiones miserables y alimentación deficiente conforman una mezcla explosiva. Y todo esto lo padece la generación a la que se pidió más sacrificios, la que colaboró en la caída de una dictadura para ver llegar otra, sin soluciones

 

Los índices de pobreza de la Cuba actual, sobre todo entre los mayores, son sonrojantes. Sin embargo, visualizar a las víctimas y darles voz, no parece ser una prioridad.

Como demostró nuestro Segundo Informe sobre el Estado de los Derechos Sociales en Cuba, presentado en junio pasado, las personas mayores de 60 años son las que más tienen “problemas para comprar lo más esencial para sobrevivir”, llegando al 54% en el tramo de 61-70 años y al 59% para el de más de 70 años. Casi la mitad (48%) come dos o menos veces al día y 6 de cada 10 ancianos no pueden obtener sus medicinas en las farmacias.

El impacto del coronavirus y las medidas de cuarentena y aislamiento sanitarios decididos por las autoridades han afectado a todos los cubanos, pero especialmente a los ancianos pobres y enfermos crónicos, que soportan la dureza de la vida en Cuba con apenas recursos y desamparados.

(Con datos recopilados por la Red de Apoyo del Observatorio Cubano de Derechos Humanos)

 

Tomado de: https://www.cibercuba.com/noticias/2020-09-17-u207923-e191143-s27068-ancianos-sufren-cuba

 

 

sábado, 29 de febrero de 2020

"Cuba" Ancianos, profesionales y enfermos: rostros de la indigencia en Santiago de Cuba

El agravamiento de la indigencia ha llevado a que el régimen cubano reconozca al menos unos 2 mil desamparados en toda la Isla



(Foto de la autora)


SANTIAGO, Cuba. – Argelio es una de las personas más longevas en Songo-La Maya. Asegura tener 105 años, aunque no tiene documentos que lo avalen. Perdió la visión cuando cumplió los siete y, desde entonces, le ha tocado depender de su bastón y de quienes le han brindado apoyo en algún momento. El médico Roberto Serrano, que también reside en La Maya, dice conocer a Argelio desde siempre; por tanto, da fe de su longevidad.
“Yo conozco a este señor desde que tengo uso de razón. Lo recuerdo llevando la vida como ha podido, siempre caminando a pesar de su ceguera y con todo el ímpetu del mundo. Él es una prueba de que Dios siempre socorre las mayores necesidades”, dice el galeno.

Sin embargo, los años han hecho lo suyo y Argelio no tiene las mismas fuerzas que antes. Hay veces que no puede caminar y esta dificultad para él significa tener que quedarse sin comer.

“El Platanal”, el comedor público del pueblo, que debiera brindar asistencia social, le queda a poco más de un kilómetro, y si no va, entonces no come. Vive solo y enfermo, aun así, el Estado no ha resuelto que alguien le lleve la comida, aunque sea una vez al día.


“El 24 de diciembre yo vi a Argelio como a las 11 de la noche que iba bajo el agua para su casa. Me acerqué para hablarle y me dijo de prisa que hacía más de una semana que no comía más que unos panes duros y agua. Le pregunté si sabía qué día era y sin dudar me dijo ‘Es nochebuena’. Tenía la mente clara y el estómago vacío. Le ofrecí algún dinero para que comiera pues pudiera ser mi padre, incluso mi abuelo”,  cuenta Roberto.

Debido a su condición, Argelio anda sucio, con la ropa vieja y rasgada. Esto ha dado pie a que algunos indolentes lo llamen “loco”. Pudiera ingresar en un hogar de ancianos, pero no existe ninguno en la localidad. Aunque, de haberlo, el Estado, como condición para aceptarlo, le retiraría la pensión de inmediato.

En Songo-La Maya, con solo observar las calles, uno se da cuenta que abundan las personas como Argelio, que viven en el desamparo. Se los ve deambular en la indigencia.

Algunos, a diferencia del anciano, sí presentan trastornos mentales. Como es el caso de María, a quien todos llaman “Mary”.

Debe tener unos cincuenta años, tal vez menos, pero es lo que aparenta. Según cuentan, fue maestra de Ciencias y, por circunstancias de su vida personal, perdió el juicio.

Nunca ha recibido ayuda, ni siquiera como retribución por haber sido una trabajadora profesional. Hace años que vive y duerme a la intemperie.

En enero de este año, el sitio oficialista “Cubadebate”, al igual que otros medios de prensa del régimen, reconocieron por vez primera en sesenta años la existencia de los indigentes y mendigos, aunque llamándolos con el eufemismo de “deambulantes”.

Se dijo que estas personas tendrían la posibilidad temporal de ser internados en centros de “protección social” que ya funcionaban en seis provincias del país para su atención, que se les daría atención médica, rehabilitación e incluso se les proveería regularmente de aseo y ropas, pero las actuales situaciones de Argelio y de “Mary” hacen dudar de la veracidad de tales anuncios. Incluso, nadie sabe si Santiago de Cuba ha sido beneficiaria de un programa similar al que describe la prensa del régimen.


La realidad es que en Santiago de Cuba, con solo observar las calles, pudiéramos asegurar que ha crecido el número de adultos mayores, mujeres, enfermos —la mayoría afrodescendiente—, que viven de la mendicidad, aunque cuenten con un techo.

Pero a esto que constituye un verdadero “ejército” de desahuciados, habría que sumar a una buena cantidad de alcohólicos en su condición de enfermos sin ningún tipo de atención o posibilidad de acceder a centros especializados donde los ayuden a controlar la adicción.

“Wiki” y “Cuadrao” son los sobrenombres de dos alcohólicos a los que la apatía y la negligencia institucionales han sumados a la extensa lista de “locos” y mendigos de la localidad. Todos, por igual, son sistemáticamente humillados.

Pudieran ingresar en el Hospital Psiquiátrico de Songo-La Maya, que cuenta con una sala de Deshabituación Alcohólica, pero el ingreso es voluntario y la mayoría de los enfermos no desea internarse.

Por otra parte, la facilidad para adquirir bebidas alcohólicas debido a su bajo precio y la venta en casi todos los establecimientos de comercio interior, donde jamás escasea, a diferencia de los productos de primera necesidad,  se convierten en obstáculo que les impiden vencer la adicción.

“Yo me siento indignada con el Gobierno, no tengo otra palabra. (…) ponen en el Noticiero que las calles de Estados Unidos están llenas de indigentes  (pero) no hablan de los que viven en la calle aquí”, denuncia una vecina de la localidad.

Aunque se sospecha que la cifra de indigencia en Cuba puede ser aún mayor, el agravamiento de la situación ha llevado a que el régimen reconozca al menos unos 2 mil desamparados, de acuerdo con un informe de finales de 2019 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, del cual apenas trascendió la información ofrecida por la prensa oficialista.
tomado de: https://www.cubanet.org/destacados/ancianos-profesionales-y-enfermos-rostros-de-la-indigencia-en-santiago-de-cuba/#MasCastrismoParaQué