Por Pompeyo Marquez
L a obsesión de Fidel, desde hace años, era Venezuela. Al fin logró que un autócrata se le subordinara cabalmente y colocara al país en sus manos. El grado de subordinación llega al extremo de declarar públicamente que se considera un soldado del comandante cubano. Y sus partidarios gritan: tenemos dos comandantes, Fidel y Chávez.
Nosotros cometimos el error de acometer una...