Fidel Castro en bancos suizos
MANUEL ZAYAS | Barcelona
Un ex agente secreto filtra el nombre del supuesto testaferro del dictador ante la banca suiza. Este reportaje de investigación intenta desentrañar el misterio.
Constantino Páez Roselló. Según declaraciones de un ex agente de la inteligencia cubana, ese es el nombre del ciudadano "cubano nacionalizado suizo" que sirve (o sirvió) de testaferro financiero de Fidel Castro ante la poderosa banca helvética.
El ex mayor Roberto Hernández del Llano, que en octubre de 2007 solicitó asilo político a las autoridades estadounidenses, mencionó junto a Páez Roselló, a Max Marambio y Abraham Maciques, como el trío que protegía con celo extremo la "multimillonaria fortuna" de Castro.
En 2007, Del Llano hizo esas declaraciones en el programa María Elvira Live de la cadena MegaTV, de Miami. El ex mayor apareció en tres de esos programas. Dijo que Constantino Páez Roselló era el hombre encargado de operar las transacciones con los bancos Credit Suisse y la Unión de Bancos Suizos (UBS) en Cuba.
El ex agente castrista había sacado de Cuba unas seis horas de vídeo donde aparecían algunas propiedades de Fidel Castro, entre las que enumeró unas 45 residencias de uso exclusivo o a entera disposición del Comandante en Jefe, fincas, hospitales privados, y hasta un museo fílmico y otro con los regalos recibidos de dignatarios extranjeros.
Entrenado en espionaje e inteligencia en la escuela de la KGB (antigua Unión Soviética), Del Llano fue durante 14 años miembro de los servicios de inteligencia cubanos: captaba agentes de la CIA para que trabajaran para Cuba.
En el momento de su solicitud de asilo en Estados Unidos, llevaba 12 años fuera de los servicios secretos castristas. Desertó en Venezuela y se trasladó a Estados Unidos. Allí, fue intensamente investigado e interrogado por parte del Buró Federal de Investigaciones (FBI), y se le considera el oficial de más alto rango que haya desertado de la inteligencia cubana en las últimas dos décadas.
Tiempo después de la filtración de Del Llano, apareció, en el mismo programa de la periodista cubano-americana María Elvira Salazar, el ex ministro de Economía Arturo Guzmán Pascual, que atribuyó a Fidel Castro una fortuna de "1.200 millones de dólares", lo que según la revista Forbes lo sitúa entre los mandatarios más ricos del mundo. Por si fuera poco, un antiguo escolta del Máximo Líder, Carlos Calvo, corroboró lo dicho por los otros entrevistados.
Castro, apartado del poder en 2006 por una crisis intestinal que puso en peligro su vida, renunció dos años después a todos sus cargos, excepto al de Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba. En varias ocasiones, ha negado que posea tal fortuna.
El misterio de Constantino
Ahora que la banca suiza ha congelado las cuentas millonarias de —hasta hace poco— connotados sátrapas africanos en ejercicio de un poder que creían ellos vitalicio, sería conveniente recordar lo que en 2007 aseguró la Asociación Suiza de Banqueros, a través de su presidente Pierre Mirabaud: que Fidel Castro no tenía cuentas secretas en ese país, ni a su nombre ni a través de posibles "alias".
Lo que no dijo nunca Pierre Mirabaud es a cuánto ascendía la fortuna de Constantino Páez Roselló, nombrado por el ex agente de los servicios secretos cubanos como enlace entre Castro y los bancos Credit Suisse y UBS en Cuba.
Era imposible porque, para las autoridades financieras helvéticas, el nombre del cubano-suizo Constantino Páez Roselló es el de un fantasma.
Páez Roselló aparece sólo vinculado a las filtraciones hechas por Del Llano. Algunas fuentes aseguran que posee una mansión de un millón de dólares en el barrio habanero de Atabey, bajo seguridad permanente. Hasta hoy, nadie ha filtrado una foto suya, lo que lo pondría en evidencia como un verdadero hombre fantasma.
Pero los otros dos de la tríada que denunciara el ex mayor Roberto Hernández del Llano no son gente de bajo perfil: son hombres públicos.
El chileno Max Marambio, apodado "El Guatón", ex escolta del presidente Salvador Allende, y refugiado en Cuba después del golpe militar de Augusto Pinochet, gozó durante muchos años de la simpatía personal de Fidel Castro, lo que le permitió convertirse en empresario. Y en multimillonario.
En la actualidad, es buscado por el régimen cubano, que ha emitido orden de captura contra él por supuestos delitos de cohecho, estafa, malversación y falsificación de documentos bancarios.
Marambio, quien actualmente reside en Chile y que debe saber muy bien cómo funcionan los tribunales cubanos, se ha negado a comparecer ante ellos y ha presentado una reclamación ante la Cámara Internacional de Comercio, con sede en París, para dirimir conflictos con las autoridades de la Isla, con quienes agotó, según él, toda posibilidad de diálogo.
A pesar de su actual enemistad con el gobierno cubano, es sintomático que, hasta la fecha, Marambio no haya revelado información comprometedora sobre Fidel Castro. Para "El Guatón", que busca restaurar fama y fortuna, esa podría ser su manera de hacer baza.
Y el último del trío, Abraham Maciques, fue fundador de la compañía Cubanacán, vinculada al turismo, y presidente de Cubalse, en cuya empresa una auditoría detectó en 1995 faltantes por más de 27 millones de dólares.
Aunque se le destituyera de su cargo en Cubalse, Maciques no fue sancionado, y se le designó para administrar el Palacio de las Convenciones de La Habana, lugar donde se celebran congresos y reuniones de alto nivel en Cuba. Es, igualmente, presidente de la Feria Internacional de La Habana.
Tras las huellas de un fantasma
El Registro de Comercio suizo corrobora la categoría de fantasma de Constantino Páez Roselló. En elFolleto Oficial Suizo de Comercio (FOSC) no existe mención alguna a aquel nombre.
Quien sí consta —y no precisamente como fantasma— es Constantino Pàres Roselló, "originario de Versoix", dueño o accionista de, al menos, dos empresas helvéticas. Hombre acaudalado al que, además de su poder económico, se le atribuye influencia política. Es también coleccionista de arte. Ymecenas.
Más allá de sus dotes de benefactor, Constantino Pàres Roselló es el vivo ejemplo del empresario de traje oscuro. Una de las empresas suizas en la que ha sido directivo es Gill & Duffus S.A, con sede en Ginebra.
Las actividades de Gill & Duffus S.A. son "el comercio, la exportación de azucar, café, materias primas; la participación en todo tipo de sociedad comercial o industrial, así como su financiamiento", según el FOSC.
Pàres Roselló ha tenido igualmente participación en la empresa NTI Technology S.A., también asentada en Ginebra, que se dedicó a "la comercialización, montaje y fabricación de equipos médicos".
Ambas empresas helvéticas, Gill & Duffus y NTI Technology, han sido controladas desde la Isla, con el nombramiento de varios administradores cubanos residentes en La Habana, quienes, a la par, ocupaban importantes cargos públicos.
Estas designaciones habrían dejado al desnudo a ambas sociedades anónimas frente al gobierno cubano, debido al poder de los administradores para conocer al detalle información contable y los activos financieros.
La dolce vita (con el rey del pollo)
Entre la escasa información que existe sobre Constantino Parès Roselló, una muy reveladora la ofrece Fernando Flores Ibarra, ex embajador de La Habana en París, en el libro Yo fui enemigo de Fidel, y que firma con toda intención con el apellido Flórez.
Contrariamente a lo que se pueda pensar por el título escogido, Flórez, que es en realidad Flores, verdadero amigo de Fidel Castro, fue entre 1960 y 1963 fiscal en los Tribunales Revolucionarios. Su lealtad hacia Castro fue recompensada con sucesivos nombramientos como embajador en Polonia, Yugoslavia, Suecia, Ecuador y, finalmente, Francia, donde estuvo acreditado seis años en la década del 90.
Refiriéndose a sus lazos con el millonario francés Gérard Bourgoin, a quien describe como "el primer productor europeo de aves de corral", escribió Flores: "Nuestra amistad comenzó cuando Pepín Naranjo, ministro cubano, viajó a Francia con la tarea de negociar la adquisición de alimentos. Una noche, planificando los pasos a seguir, nos acompañaba Constantino Pares [sic], joven y exitoso hombre de negocios de origen cubano, radicado en Suiza, que conocía a Bourgoin y lo mencionó como posible contraparte en la compra de pollos congelados".
Y he aquí un subrayado (mío) que, en apariencia, no tiene mayores connotaciones. Pero las tiene. La manera en que Flores menciona a Constantino Pàres es de una familiaridad extrema: conoce su pasado. Denota, además, y a pesar de que no exista otra mención suya en el libro, que Pàres es el vínculo para que, el entonces embajador en París y los ministros cubanos de visita, conozcan a empresarios franceses que inviertan o hagan negocios en Cuba. Constantino Pàres es, por tanto, hombre de total confianza para la diplomacia castrista. O algo más.
Verdadero placer fue lo que provocó en Flores conocer al rico empresario francés de pollos y gallinas. En su libro, no escatima admiración hacia aquel aventurero en toda regla.
Sin embargo, la primera impresión del embajador fue que Bourgoin "no mostró el más mínimo interés" en los negocios, "pretextando que sólo permanecería en París unas horas, ya que debía salir en su jet hacia Chaillot —centro neurálgico de sus operaciones comerciales—".
Esa misma noche, según relata Flores, una atmósfera de amistad se apoderó del ambiente: entre Gérard Bourgoin, Constantino Pàres, Pepín Naranjo y él.
"A altas horas de la madrugada, después de haber conversado de pollos, de lo humano y de lo divino, de haber respondido mil preguntas de Bourgoin sobre nuestro país, entre risas y palmetazos al hombro, copas de vino de Borgoña y bocados de terrine de canard que preparaba él mismo y siempre llevaba consigo, nos propuso partir de inmediato a La Habana".
Lo que hace el vino: aunque el millonario francés hubiera sacado mapas de navegación y planificado al detalle su periplo en jet privado rumbo a La Habana, en la mañana de resaca, el viaje quedó postergado.
Tiempo después, Flores acompañó a Bourgoin en su primer viaje a la Isla. El empresario avícola francés repetiría estancias en Cuba, "donde llevó a cabo diversas negociaciones de beneficio mutuo". Pero, ¿se benefició Flores de esas negociaciones? Por su particular manera de redactar y de ser impreciso, su modo gramatical indicaría que sí, que se benefició.
Aunque no ofrece en su libro ningún detalle de fecha de ese primer encuentro con el empresario de "las aves de corral", lo que sí se sabe —y no precisamente a través del entonces embajador—, es queBourgoin acabó invirtiendo en 1996 en la industria petrolera cubana, conjuntamente con su amigo, el actor Gérard Depardieu, también cercano a Castro. El Máximo Líder ya había visitado la communefrancesa de Bourgoin en 1995.
Fidel Castro y Gérard Bourgoin son amigos gracias al cubano-suizo Constantino Pàres. Sin imaginarlo siquiera, sin decirlo, la escueta revelación de Flores respecto a Constantino Pàres sirve para establecer los vínculos de éste con el propio Fidel Castro.
De una extrema familiaridad fueron los contactos del embajador cubano en París con el dueño del emporio Bourgoin S.A.: cuanto jerarca castrista llegaba a Francia recibía las atenciones de Flores y Bourgoin, quienes ponían a su disposición jets y yates privados.
De una de esas visitas a Francia del vicepresidente cubano Carlos Lage (defenestrado en 2009), Flores Ibarra cuenta en su libro cómo un día efectuaron con Bourgoin y "nuestro Vicepresidente", "seis despegues con sus respectivos aterrizajes".
Alabando la personalidad intrépida y de hombre de riesgo de Bourgoin, adicto a "competir en el rally París-Dakar", Flores ofrece detalles de una aventura en la que participan Lage y "Ricardo Cabrisas, nuestro Ministro de Comercio Exterior".
Lage y Cabrisas aceptan hacer de copilotos en el auto de carrera de Bourgoin. "Cuando le tocó el turno a Cabrisas (…) el auto se volcó estrepitosamente, Bourgoin salió disparado fuera del vehículo y ambos resultaron seriamente lesionados (…) tuvieron que ser trasladados a París en helicóptero-ambulancia. El ministro cubano debió permanecer más de un mes hospitalizado, recuperándose de una fractura de pelvis".
El ex embajador nunca aclaró quién pagó la factura hospitalaria.
Nuestro hombre en La Habana
En 1995, la salida de Pàres Roselló de la administración de la empresa suiza NTI Technology S.A., dedicada a la fabricación y venta de equipos médicos, coincidió con el nombramiento del cubanoJoseph Mitchell Valdés Sosa, residente en La Habana, como miembro y presidente del Consejo de Administración de esa empresa, cargo que ocupó durante varios años.
Según su propio currículo médico, Valdés Sosa es, desde 1995, Jefe del Grupo Nacional de Ciencias Neurofisiológicas del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) cubano. Además, es investigador delCentro de Neurociencias de Cuba, institución vinculada al Consejo de Estado. Y diputado al Parlamento.
En 2005, NTI Technology adoptó una nueva razón social, Mont-Blanc Energy S.A., y comenzó a dedicarse al "comercio y negocio de materias primas, principalmente el petróleo crudo, productos petroleros y productos derivados, su transporte y el refinamiento de crudo", etc.
Según un vocero de la compañía, Parès Roselló no tiene participación en Mont-Blanc Energy.
Una resolución aparecida en la Gaceta Oficial de Cuba, la No.433 de 1997, firmada por el ministro de Comercio Exterior Ricardo Cabrisas, renovaba la licencia de operación como sucursal extranjera a "la compañía Cubinvest N.V., constituida en Curazao", que tenía como objeto "la realización de actividades comerciales, vinculadas a la producción agrícola e industrial, y a los sectores científicos, biotecnológicos y del transporte".
Desde 1995, Cubinvest figura como empresa autorizada para operar en la Isla. Constanino Pàres Roselló es su representante.
Cinco años después de su constitución en Curazao, Cubinvest fue registrada en Bermudas, paraíso fiscal desde el que opera.
La empresa suiza Gill & Duffus S.A. tenía en el 2000 a Constantino Pàres, "originario de Versoix", y a Bertha Martínez Acebal, cubana, residente en La Habana, como miembros del Consejo de Administración. Además de dedicarse a la comercialización de café, cacao y azúcar, Gill & Duffus tenía negocios en la industria biotecnológica cubana.
Parès Roselló ha sido varios años director general de Gill & Duffus S.A., con sede en Ginebra. En 2008, era una sociedad en liquidación. Como liquidador del negocio fue nombrado Eulogio Guillermo Ferriol Molina, de La Habana, quien es director de asistencia legal de la Corporación Cimex S.A. y ocupa un alto cargo en la Unión Nacional de Juristas de Cuba, instituciones gubernamentales.
Según la Cámara de Comercio de Cuba, Yukio Hasada es el representante actual de Gill & Duffus en La Habana.
Un abogado de Baker & Mckenzie, con sede en Ginebra, grupo que ha representado a la junta de accionistas en el proceso de liquidación de la empresa, dijo desconocer que Gill & Duffus tuviera algún tipo de participación por parte del gobierno cubano.
Por varios años, Constantino Pàres Roselló ha patrocinado, a través de Gill & Duffus, competencias dekarting y del Grand Prix de Fórmula T-1 en Cuba. Ha organizado, además, las muestras ArtCuba que han tenido lugar en el Palacio de las Naciones, sede de Naciones Unidas en Ginebra.
Me voy pa' Santiago
En 2001, el ex embajador Fernando Flores Ibarra salió a la palestra con declaraciones al periódico La Tercera, de Chile, donde vivía retirado. Entonces, arremetió contra el escritor chileno Roberto Ampuero, que fuera su yerno y autor del libro Nuestros años verde olivo, que incomodó al ex fiscal: él se vio retratado en la figura de un personaje de ficción, Ulises Cienfuegos, fiscal revolucionario y responsable de muchos fusilamientos. Ese mismo año, Flores publicó Yo fui enemigo de Fidel, libro autobiográfico, con título y apellido de mentira.
"Esas muertes no me han quitado el sueño. Jamás he dejado de dormir un minuto, ni siquiera en la siesta", dijo al periódico chileno sobre los más de cien fusilamientos que se le achacan durante su período de fiscal de los Tribunales Revolucionarios.
Según Flores, casado entonces con una doctora chilena, él se mantenía gracias a su pensión cubana (lo que de ser así, significaría vivir como del aire), y del dinero de su esposa, que lo compartía con él.
Otras fuentes aseguran que Fernando Flores Ibarra era dueño de una cadena de farmacias y una inmobiliaria en Chile, y que sería uno de los protegidos de Max Marambio, alias "El Guatón". También le adjudican alguna propiedad en Francia.
Cubanos exiliados intentaron, sin éxito, que Flores fuera juzgado. Muchos lo siguen recordando por un triste apodo: "Charco de Sangre".
Gérard Bourgoin, el "ex rey del pollo", cuyo emporio acabó en bancarrota en el 2000, fue condenadopor fraude fiscal. En 2008, la justicia francesa lo sancionó a seis meses de prisión con sentencia supendida y libertad condicional durante 18 meses, más una multa de 37.500 euros, y a ingresar a favor del Tesoro Público francés la suma de 850.000 euros. Se le descubrieron 3 millones de euros sin declarar en 2001.
No se ha podido precisar si Gérard Bourgoin sigue teniendo negocios en Cuba.
Multas a UBS y Credit Suisse
En 2004, Estados Unidos multó con 100 millones de dólares a UBS por permitir que Cuba, Iraq, Libia y Yugoslavia utilizaran un programa internacional de la Reserva Federal norteamericana para la sustitución de billetes de dólares en mal estado.
Durante siete años, UBS había aceptado transacciones cubanas por 3.900 millones de dólares en billetes viejos, monto que fue transferido a cuentas del gobierno cubano en terceros países.
Fidel Castro calificó la medida como una agresión estadounidense a la economía cubana, y en noviembre de 2004 impuso un gravamen del 10 por ciento al canje de dólar por el peso cubano convertible, moneda que carece de valor cambiario fuera de la Isla.
Para 2006, los mayores bancos suizos, UBS y Credit Suisse, habían cancelado cualquier tipo de operación con Cuba, país que fue calificado de "sensible". La Habana consideró que los bancos suizos se plegaban a los intereses de Washington.
Un año después, el presidente de la Asociación Suiza de Banqueros negaba la existencia de cuentas de Fidel Castro y advertía que "ningún banco helvético quiere obtener dinero de su procedencia".
En 2009, Credit Suisse pagó una multa de 536 millones de dólares que le impuso Estados Unidos, por permitir que países bajo sanciones estadounidenses tuvieron acceso a mercados financieros a través del sistema bancario de ese país. Credit Suisse había aceptado 32 transferencias electrónicas por 323.648 dólares a cuentas titularidad del gobierno cubano o donde ciudadanos cubanos tenían interés.
A pesar de haber sido contactado por teléfono y correo electrónico durante la investigación realizada para este reportaje, Constantino Parès Roselló declinó hacer comentarios.