La estafa y el Banco
Por: Bárbara Fernández Barrera
Teléfono: 58365937.
Un anciano de San Antonio de los Baños, provincia de Artemisa, fue hace pocos días estafado por el Banco Popular de Ahorros de este municipio.
A Armando Pérez de 82 años de edad y vecino de calle 74 entre 47 y 53, en el mes de agosto le cobraron doble la mensualidad de 51 pesos (moneda nacional) que le descuentan de su retiro para pagar los plazos del refrigerador que le vendieron –teniendo que depositar el que Armando poseía, de forma gratis- cuando el programa energético que se desarrolló en todo el país.
En lugar de cobrarle 51 pesos (moneda nacional), que es la cuota establecida, le cobraron 102 pesos. Cuando el anciano intentó reclamar explicando que ya él había pagado el mes de agosto, se apresuraron a decirle que el comprobante de ese mes no aparecía, así que tenía que volver a pagarlo.
Armando tuvo que poner de su bolsillo 51 pesos más, por esta estafa de los funcionarios del Banco, que igual que la mayoría de las operaciones, queda sin supervisión.
Es una visible irresponsabilidad permitir estafar a un anciano de 82 años que vive de su chequera, pero forma parte de la insensibilidad humana que se ha creado en el país.
Artemisa, 30 de setiembre de 2014.
Por: Bárbara Fernández Barrera
Teléfono: 58365937.
Un anciano de San Antonio de los Baños, provincia de Artemisa, fue hace pocos días estafado por el Banco Popular de Ahorros de este municipio.
A Armando Pérez de 82 años de edad y vecino de calle 74 entre 47 y 53, en el mes de agosto le cobraron doble la mensualidad de 51 pesos (moneda nacional) que le descuentan de su retiro para pagar los plazos del refrigerador que le vendieron –teniendo que depositar el que Armando poseía, de forma gratis- cuando el programa energético que se desarrolló en todo el país.
En lugar de cobrarle 51 pesos (moneda nacional), que es la cuota establecida, le cobraron 102 pesos. Cuando el anciano intentó reclamar explicando que ya él había pagado el mes de agosto, se apresuraron a decirle que el comprobante de ese mes no aparecía, así que tenía que volver a pagarlo.
Armando tuvo que poner de su bolsillo 51 pesos más, por esta estafa de los funcionarios del Banco, que igual que la mayoría de las operaciones, queda sin supervisión.
Es una visible irresponsabilidad permitir estafar a un anciano de 82 años que vive de su chequera, pero forma parte de la insensibilidad humana que se ha creado en el país.
Artemisa, 30 de setiembre de 2014.