La discriminación étnica está prohibida por ley en la isla, pero la Revolución no hizo cumplir la letra y hoy los negros que reclaman igualdad son considerados opositores. Un tema tabú que aflora con la crisis económica
Por Federico Rivas Molina | frivas@infobae.com
Crédito foto: Infobae América
A 130 años del fin de la esclavitud en Cuba y a 53 de la llegada de
Fidel y Raúl Castro al poder, los negros ocupan puestos de trabajo de
baja calificación, reciben menores ingresos que los blancos y
representan el 80% de la población carcelaria. Hoy, los afrocubanos que
reclaman por la igualdad son considerados disidentes del régimen. Eso lo saben muy bien los integrantes del
Comité por la Integración Racial (CIR), asociación que funciona en el primer piso de una casa particular ubicada en la populosa avenida 23 de La Habana.
Perseguidos, realizan sus encuentros bajo estricto control policial y
todos sus miembros, sin excepción, han estado presos alguna vez.
¿Por qué motivo? El problema es que para el CIR, la cuestión racial no
puede resolverse desde las posiciones del actual Gobierno. "Las últimas
reformas económicas han reflotado las grandes diferencias sociales y son
las mayorías de la población, compuestas por negros y mestizos, las más
afectadas", explica
Manuel Cuesta Morúa, opositor negro, socialdemócrata y miembro del Comité.
El problema de la discriminación racial es, sin duda, el menos debatido en Cuba. Los negros hablan de un "
racismo cordial",
que comienza con ironías del tipo "ser blanco es ya una carrera" o
"este negro es mi amigo pero nunca será mi cuñado". O cuando se evita
llamar a los negros por lo que son y se utilizan términos políticamente
correctos como "morenos" o "afrodescendientes".
Al mismo tiempo,
el Estado se niega a reconocerlos como mayoría.
El
último Censo de Población, en 2002, reportó que el 65% de los cubanos
se identifica como blanco, el 24,9% como mestizo y sólo el 10,1% como
negro. Los datos, elaborados por el estatal Centro de Población y
Desarrollo (CEPDE), de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) ,
confirmaron que en las últimas 50 décadas el incremento de la proporción
de población mestiza ha sido de 10 puntos, con la consecuente
disminución de blancos y negros. Con todo, desde la disidencia no toman
muy en cuenta estas cifras, simplemente porque la presunción de
"negritud" depende del entrevistado. "Basta girar la cabeza en la calle
para darse cuenta de que los númerops oficiales no son ciertos. Los
negros
somos más de la mitad de la poblacion", afirma Cuesta.
Historia de una diferencia
La mala relación entre la Revolución y los descendientes de esclavos
africanos es fundacional. En 1959 se derogaron por ley las desigualdades
por motivos raciales y todas las personas, sin distinción de origen,
tuvieron acceso libre a la educación, la salud y el empleo. En 1962, la
Segunda Declaración de La Habana
estableció que el problema racial había sido resuelto. Pero la proclama
choca contra la realidad. Si se ingresa a un hospital, se verá que los
trabajos de camilleros, auxiliares de limpieza y mantenimiento son
realizados por negros y mulatos. Los médicos son blancos. Lo mismo pasa
en las empresas de turismo, hoteles y taxis estatales, donde los
criollos tienen a su cargo la atención de los turistas.
La versión oficial, a modo de mea culpa, es que la Revolución no tuvo
en cuenta que las diferencias sociales heredadas determinarían el
aprovechamiento de las nuevas oportunidades otorgadas. Los blancos
llegaron a Cuba como colonizadores y los negros como esclavos. Los
primeros tenían mejor educación, contactos más fluidos con el poder
recién instalado y, sobre todo, más dinero acumulado. Los segundos eran
en su mayoría analfabetos pobres, dependientes de su trabajo en el
campo. Siglos de discriminación racial, originada en la esclavitud
impuesta por los españoles durante el período colonial, habían dejado un
legado difícil de superar. En otras palabras, el problema del racismo
era consecuencia de situaciones heredadas.
Estos argumentos chocan de frente con los de
Juan Antonio Madrazo,
descendiente de esclavos congoleños y coordinador del CIR. "Ya antes de
la Revolución, en nombre de la unidad nacional no se discutió el
problema de los negros, que eran mayoría. Todos recuerdan aún la masacre
en 1912 de los integrantes del
Partido Independiente de Cuba, formado por negros y sin duda el más progresista y moderno de América Latina", explica.
El argumento de que asumir el racismo como un problema atenta contra la unidad
de los cubanos ha permanecido intacto. "Los negros apoyamos en los
primeros años la llegada de Castro, porque se nos prometió igualdad.
Pero pronto nos dimos cuenta del engaño. Hoy el Gobierno nos dice 'tu
eres un malagradecido, porque gracias a la Revolución te has convertido
en persona'. Pero lo que no dicen es que la Revolución no solo
desmanteló los partidos burqueses -dice Madrazo -, sino que también
destrozó las sociedades de negros, que eran muy activas. El pretexto fue
que los negros habían sido leales a las dictaduras de
Gerardo Machado (1925-1933) y de
Fulgencio Batista (1940-1944 y 1952-1959)".
Mientras las organizaciones negras y sus sindicatos eran
desmantelados, el Gobierno revolucionario permitía el funcionamiento de
antiguas sociedades de españoles, italianos y hasta chinos. Al mismo
tiempo, se desterró a importantes intelectuales y activistas negros,
como
Carlos Moore y
Juan René Betancur.
La crisis como detonante
Para Madrazo, en Cuba hay "un racismo oculto" y dar por superado el
tema con una declaración no hizo otra cosa que convertirlo en tabú. Pero
la cuestión volvió a resurgir en los años 90 del siglo pasado. La lucha
por la supervivencia en el llamado período especial, posterior al fin
del padrinazgo de la Unión Soviética, y los primeros contactos con el
capitalismo de mercado propiciaron un resurgimiento del racismo. Así
quedó demostrado con un estudio realizado en 1995 por el Centro de
Antropología de la Academia de Ciencias.
El 58% de los blancos consideró entonces a los negros menos inteligentes
y el 65% dijo que no tenían iguales valores culturales ni decencia. La
cifra ascendió a 68% si se trataba de repudiar los casamientos
interraciales.
La situación tampoco mejoró al relevar datos objetivos. En el año
2000, una investigación del Centro de Estudios Demográficos estableció
que los blancos controlaban 57,4% de los puestos gerenciales del sector
estatal, contra el 18,9% de los negros. Para el sector emergente de la
nueva economía, el de las empresas mixtas desarrolladas tras la crisis,
los blancos ocupaban el 74% de los altos cargos, contra el 5,1% de
negros y el 19,5% de mestizos. Lo más notable es que las diferencias
educativas entre grupos eran, y lo son aún, insignificantes. En 2007,
entre los blancos había 8,7% de egresados universitarios, contra 7,8% de
negros.
Hoy
la crisis golpea más en el sector que es al
mismo tiempo el más relegado. Los negros son los que menos pueden
equilibrar sus ingresos familiares por medio de las remesas provenientes
del exterior, al ser la menor población representada en la emigración.
Un fenómeno particular en Cuba es que el 83,5% de los emigrantes son
blancos.
Fuente:
http://america.infobae.com/notas/48089-Racismo-en-Cuba-de-eso-no-se-habla-