Un artículo
publicado en el periódico The Wall Street Journal destaca que la
telefonía móvil ha dado nuevo ritmo a los disidentes cubanos y habla del
caso de Ezetop Ltd., una compañía con sede en Dublín que trabaja con
unos 200 operadores de celulares en mercados emergentes y aseguró que
Cuba se convirtió en su mayor mercado.
Ultima actualización 10.04.2012 11:15
En un tiempo
prohibidos en Cuba, los teléfonos celulares están dando ahora un nuevo
“rostro y ritmo” al movimiento disidente en la isla, según el diario The Wall Street Journal.
Tras precisar que luego de ser autorizados en 2008 con un alto costo que hacía difícil a la mayoría de los cubanos hacer llamadas, el periódico señala que el año pasado el gobierno suscribió acuerdos con varias firmas para permitir a los extranjeros sumar a sus cuentas de teléfono minutos prepagados desde el exterior.
La medida estaba dirigida a hacer más fácil el envío de dinero desde el extranjero a la isla—dice—, pero esos fondos “también han estado ayudando a los disidentes a reforzar el flujo de mensajes enviados al mundo exterior, la mayoría a través de Twitter”.
El Journal cita a la conocida bloguera cubana Yoani Sánchez, quien recientemente dijo que si “Raúl (Castro) hubiese sabido la caja de Pandora que estaba abriendo con esto, nunca hubiera permitido a los cubanos ser dueños de un celular”.
El diario precisa que el acceso a Internet es controlado por el gobierno, que decide quién puede conectarse, cita estadísticas oficiales según las cuáles sólo 450.000 cubanos, el 4 por ciento de la población, puede acceder online, y subraya que el costo en prohibitivo para la mayoría, $6 dólares por 30 minutos en la red.
“Sin embargo, el número de usuarios de celulares sobrepasó el millón el año pasado y está creciendo rápidamente”, dice, a pesar de que el costo de enviar mensajes de texto sigue siendo alto, alrededor de $1 dólar por los internacionales, y $2.30 por videos cortos o fotografías.
De acuerdo con el Journal, Ezetop Ltd., una compañía con sede en Dublín que trabaja con unos 200 operadores de celulares en mercados emergentes, aseguró que Cuba se convirtió en su mayor mercado, y su ejecutivo principal, Mark Roden, dijo haber enviado el año pasado a teléfonos en la isla $20 millones de dólares.
La firma opera con una licencia del Departamento del Tesoro de EE.UU. y por lo tanto no está sujeta a las restricciones del embargo comercial, puntualiza el diario.
Como ejemplo de las posibilidades que dan estos teléfonos a los opositores cubanos, el Journal destaca que antes de la reciente visita del papa Benedicto XVI a Cuba, el disidente José Daniel Ferrer estaba pegado a su celular haciendo llamadas y enviando mensajes sobre arrestos llevados a cabo por el régimen.
Señala que según Ferrer, los mensajes difundidos mediante su cuenta en Twitter, con unos 2.000 seguidores, fueron rápidamente recibidos por medios de prensa internacionales y grupos de derechos humanos atentos a la represión en Cuba.
También indica que el hecho de decir la verdad al mundo sobre lo que sucede en la isla tiene un precio, y da cuenta de que la seguridad del estado cubana detuvo al disidente el pasado 2 de abril. “Desde entonces -dice- su línea telefónica parece haber sido desconectada”.
Tras precisar que luego de ser autorizados en 2008 con un alto costo que hacía difícil a la mayoría de los cubanos hacer llamadas, el periódico señala que el año pasado el gobierno suscribió acuerdos con varias firmas para permitir a los extranjeros sumar a sus cuentas de teléfono minutos prepagados desde el exterior.
La medida estaba dirigida a hacer más fácil el envío de dinero desde el extranjero a la isla—dice—, pero esos fondos “también han estado ayudando a los disidentes a reforzar el flujo de mensajes enviados al mundo exterior, la mayoría a través de Twitter”.
El Journal cita a la conocida bloguera cubana Yoani Sánchez, quien recientemente dijo que si “Raúl (Castro) hubiese sabido la caja de Pandora que estaba abriendo con esto, nunca hubiera permitido a los cubanos ser dueños de un celular”.
El diario precisa que el acceso a Internet es controlado por el gobierno, que decide quién puede conectarse, cita estadísticas oficiales según las cuáles sólo 450.000 cubanos, el 4 por ciento de la población, puede acceder online, y subraya que el costo en prohibitivo para la mayoría, $6 dólares por 30 minutos en la red.
“Sin embargo, el número de usuarios de celulares sobrepasó el millón el año pasado y está creciendo rápidamente”, dice, a pesar de que el costo de enviar mensajes de texto sigue siendo alto, alrededor de $1 dólar por los internacionales, y $2.30 por videos cortos o fotografías.
De acuerdo con el Journal, Ezetop Ltd., una compañía con sede en Dublín que trabaja con unos 200 operadores de celulares en mercados emergentes, aseguró que Cuba se convirtió en su mayor mercado, y su ejecutivo principal, Mark Roden, dijo haber enviado el año pasado a teléfonos en la isla $20 millones de dólares.
La firma opera con una licencia del Departamento del Tesoro de EE.UU. y por lo tanto no está sujeta a las restricciones del embargo comercial, puntualiza el diario.
Como ejemplo de las posibilidades que dan estos teléfonos a los opositores cubanos, el Journal destaca que antes de la reciente visita del papa Benedicto XVI a Cuba, el disidente José Daniel Ferrer estaba pegado a su celular haciendo llamadas y enviando mensajes sobre arrestos llevados a cabo por el régimen.
Señala que según Ferrer, los mensajes difundidos mediante su cuenta en Twitter, con unos 2.000 seguidores, fueron rápidamente recibidos por medios de prensa internacionales y grupos de derechos humanos atentos a la represión en Cuba.
También indica que el hecho de decir la verdad al mundo sobre lo que sucede en la isla tiene un precio, y da cuenta de que la seguridad del estado cubana detuvo al disidente el pasado 2 de abril. “Desde entonces -dice- su línea telefónica parece haber sido desconectada”.