Queda clara la baja catadura ética, más la escasa o nula vocación democrática, de la mayoría de los gobernantes latinoamericanos. Se la pasan invocando la máxima del “no a la injerencia en los asuntos internos de las naciones” y del “respeto a la soberanía”, pero en cuanto tienen la más mínima posibilidad se inmiscuyen con saña en la situación nacional de cuanto país se les atraviese en su camino. Recordemos la agresiva postura del ALBA en el caso hondureño.
La destitución constitucional del expresidente Fernando Lugo es competencia y asunto...