EDITORIAL GUAMAÑANGA · Hay vida más allá de su muerte
Ser guataca es toda una institución nacional, aupada y mantenida por la morúmba hueca esa que campea en la ínsula desde el gran desastre amanecedor en que el tipo, junto con la tonga de arrastraos que lo secundaban, se dieron a la tarea de restar, siempre menos. Es que para ellos, según los otros es más, y regalar, fachar, destruir, descuaregingar y descojonar lo que con tanto esfuerzo se había logrado desde los tiempos de ñañaseré.
Pero no hay que aprovecharse de que ahora, en el ocaso de la existencia el viejo cagalitroso y verborreico esté llegando a las finales para hablar mal del tipo, mejor queremos aprovechar este espacio de concomitente debate para abordar en profundidad, el tema que da inicio a esta editorial y que son las finitas muestras de aprecio que le hacen llegar al hermano de Raúl en este día funesto de su nacimiento. Porque más de los que cumplió sobre la tierra, cumplirá bajo ella.
Y es que hay por el mundo mundial una infinidad de chupatrancas, mascavidrios y arrastrapanzas que creen en los cuentos piperos que hizó el hijoputamayor en su momento, que le rezan como a un santo, típico ademán del arrastra'o sin seso pues no hay dependencia mayor que aquella que hace que los pencos y guanajos, sin valor para hacer o decir, busquen en otro cabrón mayor de igualitaria calaña, el ideal oportunista que a ellos mismos les falta. Esto hace que, hipócritamente, le celebren las gracias y le rían las mariconás que ellos no permitirían ni por un segundo en sus países, pero tratándose de Cuba y los cubanos, crean que está muy bien el ya llevar más de medio siglo comiendo mierda pura y dura sólo porque a un bitongo le quitaban la merienda cuando chama y más encima, le tocaban las nalgas en el refinado Colegio de Belén.
Por eso y más, pa' la pinga pa' allá todos esos "amigos" que tienen cara para celebrarle a uno de los sátrapas más sanguinarios de la historia del mundo su cumpleaños, que se acuerden que todo tiene su final y que cuando de la letrina nacional, una vez idos los mandamáses de hoy, heroicos, invictos, impunes… la mierda comience a flotar y a herir ñatas y sensibilidades, ¿cuántos de ellos será capaz de decir que este eterno comegofios intrascendente y entreguista todavía tiene espacio en sus altares.
Y a todos nosotros paciencia, que hay vida más allá de su muerte. Y la de su hermana también.