Posted on June 4, 2014 by Nuevo Accion
Por Aldo Rosado-Tuero
En mi sueño con el Apóstol logré lo que constituye el anhelo secreto de todo periodista: lograr una entrevista con un personaje harto conocido y con una persona que haya dejado su impronta para las futuras generaciones.
Mi encuentro con Martí—según mi sueño—tuvo lugar en las oficinas de Gonzalo de Quesada, en el número 3497 West de la calle 46, en New York.
Me vi sentado frente al Maestro, y yo nervioso y asustado, asombrado aún, de que El Delegado del Partido Revolucionario Cubano, director del periódico “Patria, el Apóstol de las libertades de Cuba y la figura civil cimera de nuestra América hubiera accedido a darme una entrevista
Comencé mi interrogatorio con la siguiente pregunta:
Aldo Rosado-Tuero (en lo adelante ART): Martí, la tiranía castro-comunista se ha encargado de inculcar en las mentes de las nuevas generaciones de cubanos que usted fue el autor intelectual del ataque al cuartel Moncada y que por lo tanto es Ud. un marxista, socialista y hasta comunista. ¿Cómo responde Ud. a eso y qué opina del socialismo?
José Martí (en lo adelante JM): “Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras; el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas, y el de la soberbia y la rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo, empiezan por fingirse, para tener hombros en que alzarse como frenéticos defensores de los desamparados.”
ART-Entonces, ¿No cree Ud. en la propaganda del régimen castrista que dice que los cubanos se hicieron libres por la revolución comunista y que igual cosa pasará en las demás naciones que adopten ese sistema al que llaman ahora Socialismo del Siglo XXI?
JM: “De ser siervo de sí mismo, pasaría el hombre a ser siervo del Estado. De ser esclavo de los capitalistas, como se les llama ahora, iría a ser esclavo de los funcionarios. Esclavo es el que trabaja para otro que tiene dominio sobre él… y en ése sistema socialista dominaría la comunidad del hombre, que a la comunidad entregaría todo su trabajo. Y como los funcionarios son seres humanos y por tanto abusadores, soberbios, ambiciosos y en esa organización tendrían gran poder, apoyadas por todos los que aprovechan o esperaron aprovechar de los abusos y por aquellas fuerzas viles que siempre compra entre los oprimidos, el terror, prestigio o habilidad de los que mandan, este sistema de distribución oficial del trabajo común llegaría a sufrir en poco tiempo los quebrantos, violencias hurtos y tergiversaciones que el espíritu de individualidad, la autoridad y osadía del genio y las astacias del vicio originan pronta y fatalmente en toda organización humana…El funcionario autocrático, abusará de la plebe, cansada y trabajadora. Lamentablemente será y generará la servidumbre”.
ART: El “Dr. Torrente” no hace pausas, se desplaya y esboza la idea con pasión desbordante y contagiosa…
JM: “Todo el poder que iría adquiriendo la casta de funcionarios, ligados por la necesidad de mantenerse en una ocupación privilegiada y pingüe, lo iría perdiendo el pueblo que no tiene las mismas razones de complicidad en esperanza y provechos, para hacer frente a los funcionarios enlazados por intereses comunes. Como todas las necesidades públicas vendrían a ser satisfechas por el estado, adquirirían los funcionarios entonces la influencia enorme que naturalmente viene a los que distribuyen algún derecho o beneficio. El hombre que quiere ahora que el estado cuide de él para no tener que cuidar él de sí, tendría que trabajar entonces en la medida, por el tiempo y en la labor que pudiese el estado asignarle, puesto que a éste, sobre quien caerían todos los deberes, se darían naturalmente todas las facilidades necesarias para recabar los medios de cumplir aquéllas”.
ART: Apóstol, a pesar de lo expresado por Ud. Los castristas y los socialistas siguen usando su figura para predicar su doctrina del odio de clases
JM: “Asesino alevoso, ingrato a Dios y enemigo de los hombres, es el que, so pretexto de dirigir a las generaciones nuevas, les enseña un cúmulo aislado y absoluto de doctrinas, y les predica al oído, antes que la dulce plática de amor, el evangelio bárbaro del odio…Un pensador, Herbert Spencer, señala el riesgo que ciertos pueblos modernos corren de caer en un degradante socialismo. Los crímenes no aprovechan a la libertad, ni cuadran a estatuas blancas, manos rojas.”
ART: Soy nacionalista y quiero que crezca en mi patria una ideología con banderas, fronteras y tradiciones propias, sin un amo internacional, ni consignas venidas del extranjero. ¿Usted que piensa al respecto, Maestro?
JM: “Los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras Repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras Repúblicas. La incapacidad no está en el país… que pide formas que se le acomoden y grandeza útil, sino en los que quieren regir pueblos originales, de composición singular y violenta, con leyes heredadas de cuatro siglos de práctica libre en los Estados Unidos, de diecinueve siglos de monarquía en Francia. Con un decreto de Hamilton no se le para la pechada al potro del llanero. Con una frase de Sieyés no se desestanca la sangre cuajada de la raza india. A lo que es, allí donde se gobierna, hay que atender para gobernar bien; y el buen gobernante en América no es el que sabe cómo se gobierna el alemán o el francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su país, y cómo puede ir guiándolos en junto, para llegar, por métodos e instituciones nacidas del país mismo, a aquel estado apetecible donde cada hombre se conoce y ejerce, y disfrutan todos de la abundancia que la Naturaleza puso para todos en el pueblo que fecundan con su trabajo y defienden con sus vidas. El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser el del país. La forma del gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país. El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país.”
ART: Pero Apóstol, otros nos hablan de la modernidad, el globalismo y nos aseguran que el mundo es una aldea global y que hay que hay que acomodarse un Nuevo orden mundial y que no podremos adelantar sino nos globalizamos y que si los cubanos no nos internacionalizamos, perecemos
JM: “Nuestro vino, de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino! Se entiende que las formas de gobierno de un país han de acomodarse a sus elementos naturales; que las ideas absolutas, para no caer por un yerro de forma, han de ponerse en formas relativas; que la libertad, para ser viable, tiene que ser sincera y plena; que si la república no abre los brazos a todos y adelanta con todos, muere la república.”
ART: Maestro, una constante y machacante propaganda ha sembrado en las mentes de muchos cubanos la idea, de que la lucha armada contra la tiranía, para lograr el rescate de las libertades conculcadas es anatema y además se les endilga a los que la propugnamos el calificativo de “terroristas” y afirman que solo se justifica la lucha pacífica, por favor, su opinión al respecto
JM: “La libertad cuesta muy cara y es necesario o resignarse a vivir sin ella o decidirse a comprarla por su precio.”
ART: Martí mira para el reloj que hay en la pared de la oficina y yo cohibido, para dar por terminada la entrevista le hago la última pregunta: Señor, muchos, muchísimos compatriotas han abandonado la isla y venido al exilio alegando persecución política, pero una vez establecidos aquí regresan continuamente a Cuba, contribuyendo con sus viajes al sostenimiento de la tiranía. ¿Tiene Ud. una última reflexión para dar fin a esta entrevista? ¿Qué les dice a esos cubanos?
JM: “Nos trajo aquí la guerra y aquí nos mantiene el aborrecimiento a la tiranía, tan arraigado en nosotros, tan esencial a nuestra naturaleza, que no podríamos arrancárnoslo sino con la carne viva! ¿A qué hemos de ir allá cuando no es posible vivir con decoro ni parece aun llegada la hora de volver a morir?… ¿A qué iríamos a Cuba? A oír chasquear el látigo en espaldas de hombre, en espaldas cubanas, y no volar aunque no haya mas armas que ramas de árboles, a clavar en un tronco para ejemplo, la mano que nos castiga? ¿Ver el consorcio repugnante de los hijos de los héroes, de los mismos, empequeñecidos en la impureza, y los vicios importados que ostentan, ante los que debieran vivir de espaldas a ellos, su prosperidad inmunda? ¿Saludar, pedir, sonreír, dar nuestra mano, ver a la caterva que florece sobre nuestra angustia, como las mariposas negras y amarillas que nacen del estiércol de los caminos?¿Ver un burócrata insolente que pasea su lujo, su carruaje, su dama, ante el pensador augusto que va a pie a su lado, sin tener de seguro donde buscar en su propia tierra el pan para su casa?
¿Ver en el bochorno a los ilustres en el desamparo a los honrados en complicidades vergonzosas al talento en compañía impura, a las mujeres sin los frutos de su suelo, al campesino, que tiene que ceder al soldado que mañana lo ha de perseguir, hasta el cultivo de sus propias cañas?
¿Ver a un pueblo entero, a nuestro pueblo en quien el juicio llega hoy a donde llegó ayer el valor, deshonrarse con la cobardía o el disimulo? Puñal es poco para decir lo que eso duele. Ir, a tanta vergüenza! Otros pueden: ¡¡NOSOTROS NO PODEMOS!!”
Nota del entrevistador: Hasta aquí la entrevista que en mi sueño logré con José Martí. Todas las respuestas son palabras textuales de José Martí. Así habló José de los cubanos a su pueblo. No hay ni una sola palabra cambiada, ni agregada
Por Aldo Rosado-Tuero
En mi sueño con el Apóstol logré lo que constituye el anhelo secreto de todo periodista: lograr una entrevista con un personaje harto conocido y con una persona que haya dejado su impronta para las futuras generaciones.
Mi encuentro con Martí—según mi sueño—tuvo lugar en las oficinas de Gonzalo de Quesada, en el número 3497 West de la calle 46, en New York.
Me vi sentado frente al Maestro, y yo nervioso y asustado, asombrado aún, de que El Delegado del Partido Revolucionario Cubano, director del periódico “Patria, el Apóstol de las libertades de Cuba y la figura civil cimera de nuestra América hubiera accedido a darme una entrevista
Comencé mi interrogatorio con la siguiente pregunta:
Aldo Rosado-Tuero (en lo adelante ART): Martí, la tiranía castro-comunista se ha encargado de inculcar en las mentes de las nuevas generaciones de cubanos que usted fue el autor intelectual del ataque al cuartel Moncada y que por lo tanto es Ud. un marxista, socialista y hasta comunista. ¿Cómo responde Ud. a eso y qué opina del socialismo?
José Martí (en lo adelante JM): “Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras; el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas, y el de la soberbia y la rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo, empiezan por fingirse, para tener hombros en que alzarse como frenéticos defensores de los desamparados.”
ART-Entonces, ¿No cree Ud. en la propaganda del régimen castrista que dice que los cubanos se hicieron libres por la revolución comunista y que igual cosa pasará en las demás naciones que adopten ese sistema al que llaman ahora Socialismo del Siglo XXI?
JM: “De ser siervo de sí mismo, pasaría el hombre a ser siervo del Estado. De ser esclavo de los capitalistas, como se les llama ahora, iría a ser esclavo de los funcionarios. Esclavo es el que trabaja para otro que tiene dominio sobre él… y en ése sistema socialista dominaría la comunidad del hombre, que a la comunidad entregaría todo su trabajo. Y como los funcionarios son seres humanos y por tanto abusadores, soberbios, ambiciosos y en esa organización tendrían gran poder, apoyadas por todos los que aprovechan o esperaron aprovechar de los abusos y por aquellas fuerzas viles que siempre compra entre los oprimidos, el terror, prestigio o habilidad de los que mandan, este sistema de distribución oficial del trabajo común llegaría a sufrir en poco tiempo los quebrantos, violencias hurtos y tergiversaciones que el espíritu de individualidad, la autoridad y osadía del genio y las astacias del vicio originan pronta y fatalmente en toda organización humana…El funcionario autocrático, abusará de la plebe, cansada y trabajadora. Lamentablemente será y generará la servidumbre”.
ART: El “Dr. Torrente” no hace pausas, se desplaya y esboza la idea con pasión desbordante y contagiosa…
JM: “Todo el poder que iría adquiriendo la casta de funcionarios, ligados por la necesidad de mantenerse en una ocupación privilegiada y pingüe, lo iría perdiendo el pueblo que no tiene las mismas razones de complicidad en esperanza y provechos, para hacer frente a los funcionarios enlazados por intereses comunes. Como todas las necesidades públicas vendrían a ser satisfechas por el estado, adquirirían los funcionarios entonces la influencia enorme que naturalmente viene a los que distribuyen algún derecho o beneficio. El hombre que quiere ahora que el estado cuide de él para no tener que cuidar él de sí, tendría que trabajar entonces en la medida, por el tiempo y en la labor que pudiese el estado asignarle, puesto que a éste, sobre quien caerían todos los deberes, se darían naturalmente todas las facilidades necesarias para recabar los medios de cumplir aquéllas”.
ART: Apóstol, a pesar de lo expresado por Ud. Los castristas y los socialistas siguen usando su figura para predicar su doctrina del odio de clases
JM: “Asesino alevoso, ingrato a Dios y enemigo de los hombres, es el que, so pretexto de dirigir a las generaciones nuevas, les enseña un cúmulo aislado y absoluto de doctrinas, y les predica al oído, antes que la dulce plática de amor, el evangelio bárbaro del odio…Un pensador, Herbert Spencer, señala el riesgo que ciertos pueblos modernos corren de caer en un degradante socialismo. Los crímenes no aprovechan a la libertad, ni cuadran a estatuas blancas, manos rojas.”
ART: Soy nacionalista y quiero que crezca en mi patria una ideología con banderas, fronteras y tradiciones propias, sin un amo internacional, ni consignas venidas del extranjero. ¿Usted que piensa al respecto, Maestro?
JM: “Los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras Repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras Repúblicas. La incapacidad no está en el país… que pide formas que se le acomoden y grandeza útil, sino en los que quieren regir pueblos originales, de composición singular y violenta, con leyes heredadas de cuatro siglos de práctica libre en los Estados Unidos, de diecinueve siglos de monarquía en Francia. Con un decreto de Hamilton no se le para la pechada al potro del llanero. Con una frase de Sieyés no se desestanca la sangre cuajada de la raza india. A lo que es, allí donde se gobierna, hay que atender para gobernar bien; y el buen gobernante en América no es el que sabe cómo se gobierna el alemán o el francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su país, y cómo puede ir guiándolos en junto, para llegar, por métodos e instituciones nacidas del país mismo, a aquel estado apetecible donde cada hombre se conoce y ejerce, y disfrutan todos de la abundancia que la Naturaleza puso para todos en el pueblo que fecundan con su trabajo y defienden con sus vidas. El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser el del país. La forma del gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país. El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país.”
ART: Pero Apóstol, otros nos hablan de la modernidad, el globalismo y nos aseguran que el mundo es una aldea global y que hay que hay que acomodarse un Nuevo orden mundial y que no podremos adelantar sino nos globalizamos y que si los cubanos no nos internacionalizamos, perecemos
JM: “Nuestro vino, de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino! Se entiende que las formas de gobierno de un país han de acomodarse a sus elementos naturales; que las ideas absolutas, para no caer por un yerro de forma, han de ponerse en formas relativas; que la libertad, para ser viable, tiene que ser sincera y plena; que si la república no abre los brazos a todos y adelanta con todos, muere la república.”
ART: Maestro, una constante y machacante propaganda ha sembrado en las mentes de muchos cubanos la idea, de que la lucha armada contra la tiranía, para lograr el rescate de las libertades conculcadas es anatema y además se les endilga a los que la propugnamos el calificativo de “terroristas” y afirman que solo se justifica la lucha pacífica, por favor, su opinión al respecto
JM: “La libertad cuesta muy cara y es necesario o resignarse a vivir sin ella o decidirse a comprarla por su precio.”
ART: Martí mira para el reloj que hay en la pared de la oficina y yo cohibido, para dar por terminada la entrevista le hago la última pregunta: Señor, muchos, muchísimos compatriotas han abandonado la isla y venido al exilio alegando persecución política, pero una vez establecidos aquí regresan continuamente a Cuba, contribuyendo con sus viajes al sostenimiento de la tiranía. ¿Tiene Ud. una última reflexión para dar fin a esta entrevista? ¿Qué les dice a esos cubanos?
JM: “Nos trajo aquí la guerra y aquí nos mantiene el aborrecimiento a la tiranía, tan arraigado en nosotros, tan esencial a nuestra naturaleza, que no podríamos arrancárnoslo sino con la carne viva! ¿A qué hemos de ir allá cuando no es posible vivir con decoro ni parece aun llegada la hora de volver a morir?… ¿A qué iríamos a Cuba? A oír chasquear el látigo en espaldas de hombre, en espaldas cubanas, y no volar aunque no haya mas armas que ramas de árboles, a clavar en un tronco para ejemplo, la mano que nos castiga? ¿Ver el consorcio repugnante de los hijos de los héroes, de los mismos, empequeñecidos en la impureza, y los vicios importados que ostentan, ante los que debieran vivir de espaldas a ellos, su prosperidad inmunda? ¿Saludar, pedir, sonreír, dar nuestra mano, ver a la caterva que florece sobre nuestra angustia, como las mariposas negras y amarillas que nacen del estiércol de los caminos?¿Ver un burócrata insolente que pasea su lujo, su carruaje, su dama, ante el pensador augusto que va a pie a su lado, sin tener de seguro donde buscar en su propia tierra el pan para su casa?
¿Ver en el bochorno a los ilustres en el desamparo a los honrados en complicidades vergonzosas al talento en compañía impura, a las mujeres sin los frutos de su suelo, al campesino, que tiene que ceder al soldado que mañana lo ha de perseguir, hasta el cultivo de sus propias cañas?
¿Ver a un pueblo entero, a nuestro pueblo en quien el juicio llega hoy a donde llegó ayer el valor, deshonrarse con la cobardía o el disimulo? Puñal es poco para decir lo que eso duele. Ir, a tanta vergüenza! Otros pueden: ¡¡NOSOTROS NO PODEMOS!!”
Nota del entrevistador: Hasta aquí la entrevista que en mi sueño logré con José Martí. Todas las respuestas son palabras textuales de José Martí. Así habló José de los cubanos a su pueblo. No hay ni una sola palabra cambiada, ni agregada