Las groseras violaciones del orden constitucional registradas en Venezuela en el corto plazo de dos meses, y la generosa indulgencia con que “distraídamente” son pasadas por alto por los presidentes de la región, son una muestra cabal del alto grado de hipocresía que domina las relaciones políticas y diplomáticas entre los países latinoamericanos. Si hay dinero de por medio, todo puede disimularse y perdonarse, pero si se es pequeño, se carece de recursos financieros o influencia, todo el rigor de la ley se aplicará implacablemente sobre el país...