El precio de comerse una buena ensalada en Cuba
Los agromercados son las “boutiques de las viandas”. Comprar hoy día productos como cebolla, tomate, frijoles, etc, se antoja un imposible para la familia cubana, cuyo salario promedio es de 20 dólares al mes
Saturday, November 22, 2014 | Osmar Laffita Rojas
LA HABANA, Cuba. -El gobierno de Raúl Castro no ha conseguido resolver los males en la agricultura que heredó del anterior gobierno. Por el contrario, en los últimos seis años, los problemas, en vez de solucionarse, se han agravado.
En la edición de ayer viernes, el diario oficialista Granma reconoció en su reportaje “Cuando la suma no da…” lo alto de los precios de los productos agrícolas en los mercados de la isla, aunque, como era de esperar, no fue a la raíz del problema.
Se ha producido una imparable subida del precio de los productos agrícolas, que no se corresponden ni remotamente con los ingresos de la población.
En los últimos seis años, según datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), en los salarios solo ha habido un incremento de de 2,24 dólares. Según esos mismos datos, el salario promedio mensual en 2013 era 18,84 dólares.
Los diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular jamás han hecho uso de su derecho a cuestionar la constitucionalidad de las leyes, decretos-leyes, decretos y resoluciones que han puesto en vigor los Consejos de Estado y de Ministros. Menos aún se han atrevido a usar la facultad que les confiere el artículo 86 de la Constitución para interpelar a los miembros de los Consejos de Estado y de Ministros.
Se han limitado a levantar la mano para votar unánimemente, en dócil cumplimiento de las órdenes del Partido Comunista. Eso explica por qué durante todo el mandato de Raúl Castro, a pesar de los graves problemas que arrastra la agricultura -incumplimientos, empresas endeudadas, tierras sin cultivar invadidas por el marabú-, esta no ha sido objeto de un serio y responsable debate en el seno del parlamento cubano.
El coronel Gustavo Rodríguez Rollero, ministro de la Agricultura, nunca ha sido interpelado ni ha tenido que rendir cuentas de la desastrosa gestión de su ministerio.
Los supuestos representantes del pueblo en el poder legislativo no realizan la labor para la cual se supone que fueron elegidos.
¿De qué seguridad alimentaria, qué sustitución de importaciones y qué socialismo próspero y sostenible se habla? Según datos de la ONEI, el pasado año permanecieron ociosas 3 696 700 hectáreas de tierra aptas para el cultivo.
Con ese bajo aprovechamiento de las tierras cultivables no se puede producir alimentos en cantidad, calidad y a un precio acorde a los bajos salarios que devenga la mayoría de los cubanos.
Mediante turbios negocios, delincuentes que se han enriquecido con la complicidad de venales dirigentes del Ministerio de la Agricultura, controlan el mercado y fijan las reglas del acopio de las cosechas y los altos precios en toda la cadena de comercialización minorista, sin tener en cuenta la necesidades más apremiantes de la población.
Los productores de las cooperativas, los privados y los usufructuarios alegan que no pueden bajar los precios de las viandas, los vegetales y las frutas, porque no recobrarían lo que invirtieron debido a los altos precios a los que el Estado les vende los insumos, el petróleo, los fertilizantes, herbicidas, pesticida y el pago a particulares para la trasportación de sus producciones a los diferentes mercados.
El gobierno debe asegurar el suministro estable y suficiente de alimentos a precios asequibles a la mayoría de la población. Para ello, está en la obligación de subsidiar a los productores los recursos que utilizan, así como garantizar un buen pago de las cosechas, para impedir que se vean obligados a elevar el precio de las cosechas que serán comercializadas en el mercado minorista.
En aquellos países en que el Estado subsidia a los productores agrícolas, esto se ha traducido en un significativo crecimiento de la producción de alimentos, lo que garantiza el suministro estable a la población y la acumulación de excedentes para la exportación.
La agricultura en Cuba tiene que cambiar. Subsidiar a los diversos tenedores de tierra redundará en una cada vez mayor cantidad de productos en los mercados, a precios asequibles.
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