El candidato del oficialismo Hugo Chávez está
preocupado porque no confía en las encuestas. Porque su “nariz” política
le alerta que algo no anda bien. El percibe lo que descubrió el Consejo
Nacional Electoral: que en todos los medios chavistas del gobierno se
habla más de Capriles que de la candidatura del comandante, aunque
hablen mal del candidato del futuro y del progreso. Chávez siente que
hasta él mismo tiene que rebatir lo que dice el flaquito. Tiene que ir a
actos en el seno de las fuerzas armadas a pedir solidaridad y
obediencia de sus subordinados porque Capriles les habló en un mensaje
de apenas unos minutos. Así de nervioso está el supremo.
En cada mitin, Chávez tiene que referirse a Capriles e intentar
refutar lo que el novel candidato aseveró antes. Además, tiene que
repetir y repetir que él es lo nuevo y no Capriles. Que él no es el
pasado, que el pasado es Capriles y que él no es lo viejo sino Capriles,
aunque nadie le crea. Cualquier observador se da cuenta que en otras
épocas, cuando él estaba confiado y seguro de su triunfo, no debatía con
el contrincante, y simplemente decía “Águila no caza moscas”… Ahora no
es de esta forma, la realidad es que la agenda del debate la fija
Henrique Capriles y Chávez se ve obligado a comentar, o tratar de
desmentir, lo que declara Capriles. El problema es que su lenguaje, su
contenido, sus proclamas, no lo ayudan. Cada vez que habla es más de lo
mismo, lo que evidencia quien representa el pasado. Lo nuevo en esta
campaña es Henrique Capriles Radonski.
Luego, están las proyecciones que deben haber sacado en el Comando
Carabobo y en su Sala Situacional, tomando en cuenta el comportamiento
de los ciudadanos en los pasados procesos electorales. ¿Cómo ha votado
el “chavismo” y cómo ha votado la oposición? Si se miden los votos
“opositores” y los votos “chavistas” en las elecciones presidenciales,
de gobernadores, y las de la Asamblea Nacional, las tendencias hacen
evidente el avance de la oposición. Es verdad que no se pueden comparar
las elecciones de gobernadores, con las legislativas y las
presidenciales, pero sí nos enseñan preferencias y predisposiciones.
En las elecciones de 2004, la oposición sacó casi 4 millones de
votos, en el 2006, alrededor de 4 millones 300 mil votos, en 2009, cerca
de 5 millones 200 mil votos, y en 2010, aproximadamente 5 millones 350
mil votos. La oposición logró ganar más gobernaciones y la Alcaldía
Metropolitana, y en las elecciones de la Asamblea Nacional alcanzó más
de la mitad de los votos de los venezolanos. La oposición va
in-crescendo, mientras tanto el “chavismo” después del triunfo con 7
millones 300 mil votos en 2006, decreció dramáticamente en 2009, a 6
millones 300 mil votos, y a 5 millones y pico, en las parlamentarias.
Si proyectamos las dos tendencias de las últimas 4 elecciones, la
Unidad opositora debería ganar en Amazonas (33.000 votos a 27.000), en
Carabobo (545.000 votos a 525.000), en el Distrito Capital (530.000
votos a 500.000), en Lara (480.000 votos a 300.000), en Miranda (750.000
votos a 520.000), en Nueva Esparta (119.000 votos a 85.000), en Táchira
(335.000 a 22 0.000) y en Zulia (937.000 a 705.000)
Además, el PSUV perdería en Anzoátegui (360.000 votos a 310.000) donde
hasta Chávez reconoció la impopularidad del gobernador y el mal
gobierno. Asimismo, en Bolívar, la oposición ahora unida ganaría
(280.000 votos a 265.000). En Mérida, la proyección de un “chavismo”
decreciente y de una oposición en aumento daría el triunfo a Capriles
(199.000 votos a 182.000).
El PSUV, por su parte, ganaría en Apure (98.000 votos a 60.000), en
Barinas (168.000 votos a 165.000), en Cojedes (86.000 a 42.000), en
Delta Amacuro (59.000 votos a 18.000), en Falcón (196.000 votos a
180.000), en Guárico (163.000 a 125.000), en Portuguesa (217.000 votos a
112.000), en Sucre (186.000 votos a 160.000), en Trujillo (187.000
votos a 104.000), en Vargas (87.000 votos a 73.000), y en Yaracuy
(137.000 votos a 103.000).
En el caso de Aragua las proyecciones dan un empate alrededor de los
370.000 votos y en Monagas, se espera que el efecto del “Gato” y de la
división del “chavismo”, favorezca a la oposición en una proyección de
227.000 votos para la Unidad y de 107.000 para el oficialismo.
Como se observa, Capriles ganaría en los estados y ciudades con mayor
número de votantes y Chávez en los estados más pequeños, lo cual es
natural porque en estas entidades el principal empleador es el gobierno.
lo que le permite controlar mejor las maquinarias electorales, y la
“lealtad” del votante.
Estas cifras, al sumarlas, nos dan un gran total nacional de
6.287.100 sufragios para Capriles y 5.601.100 votos para Hugo Chávez.
El flaquito le ganaría al comandante por casi 700 mil votos.
Estos cálculos son los que no dejan dormir al actual mandamás… por ahora.
Vladimir Gessen @divangessen
Publicado por
Informe21