LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.org -En una reciente
entrevista realizada por el programa independiente Estado de SAT a la
líder de las Damas de Blanco Berta Soler, y al ex preso de conciencia
José Daniel Ferrer García, este último expresaba que la lucha por los
derechos humanos y las libertades cívicas implica duros sacrificios para
los que asumen esa misión. Un precio que significa renunciar a la
tranquilidad personal y familiar.
Persecuciones arrestos, vigilancia, marginación social, pérdida del
trabajo y la cárcel como posibilidad son los principales infortunios,
pero no los únicos, en el espinoso camino de la disidencia. Las
calumnias y las campañas difamatorias también se incluyen en la factura
de quienes se atreven a cruzar la frontera del miedo establecido.
La difamación es un arma vieja que con más o menos éxito suelen
emplear las dictaduras contra sus opositores. Unas veces su efecto
destructor llega bajo el aspecto de crítica hecha por detractores
gratuitos o pagados. El abanico de las motivaciones va desde la
rivalidad, la envidia, el chantaje o al compromiso del crítico con el
que aprovecha su trabajo. Suele ocurrir que detrás de la defensa a la
libertad de expresar el criterio se esconden lazos y nexos estrechos
entre sistema y difamadores. En cualquier caso se termina haciendo el
favor a la maquinaria represiva a la que sirven estos críticos a
conciencia o por razones ocultas.
El golpe difamatorio va dirigido en dos direcciones. Contra el
activista al que se pretende anular y para causar el desconcierto y la
duda entre los que le apoyan o simplemente observan con atención su
trayectoria de lucha. Desmoralizar y restar crédito son las primeras
intenciones del acto calumniador.
José Daniel, como tantos de sus compañeros, se ha convertido en foco
de la ofensiva. Los disparos llegan de todos los ángulos posibles. Desde
los que se enmascaran con el ejercicio de una libertad de expresión
hecha de manera irresponsable y en la voz de los que tienen patente de
corzo para hacer el ataque abierto. De estos últimos destaca el articulo
de un oficioso a quien parece se le asignó la tarea destructiva contra
el expreso político. Se trata de Percy Francisco Alvarado Godoy, un
ciudadano guatemalteco vinculado al gobierno cubano desde 1960.
Colaborador secreto de los órganos de la Seguridad del Estado durante
22 años, Godoy se infiltró en la Fundación Cubano Americana bajo el
seudónimo Fraile. La experiencia del operativo le inspiró la faceta de
escritor con el único volumen que aparece en su ficha literaria bajo el
título Confesiones de Fraile. Actualmente Godoy se identifica como
especialista en comercio internacional y es miembro del Comité de
Solidaridad de Latinoamericanos residentes en Cuba hacia los cinco
cubanos presos en EE.UU. acusados de espionaje. Su quehacer literario
aparece volcado en un sin fin de artículos dirigidos mayoritariamente
contra la disidencia cubana y los activistas de la sociedad civil en la
Isla.
El más reciente de estos escritos apareció publicado en la página Rebelión con el título “
José Daniel Ferrer, el artífice de la muerte de Wilmar Villar.”
El artículo concentra una mezcla de falsedades, tergiversaciones e
informaciones torcidas relacionadas con el caso del opositor Wilmar
Villar Mendoza, pero con un objetivo que va más allá de justificar dicha
muerte. Los testimonios utilizados por Godoy tienen como fuente el
Granma y los autos de fe de los juicios sumarios que se hicieron sin
garantías en la primavera del 2003.
De Ferrer dice Godoy en su escrito. “…tiene una larga hoja de
servicios a favor de los enemigos de Cuba, desde 1997, que conllevaron a
su detención el 18 de marzo de 2003…. De pésima conducta social y sin
vínculo laboral durante más de 24 años, se ha caracterizado por ser
sumamente agresivo, maltratador de mujeres, patrón similar al del
difunto Wilmar, aunque en este caso sus agresiones han recaído sobre su
madre. Presenta, según estudios de su personalidad, un bajo coeficiente
intelectual, ambicioso y ególatra. No (sic) en varias ocasiones ha
comentado que “será un ministro cuando se caiga esto”.
Un conjunto de mentiras que buscan desacreditar a un ciudadano que
reclama derechos que son inherentes al ser humano en cualquier latitud y
condición. La semblanza que nos ofrece Godoy sobre Ferrer, a quien
seguro jamás en su vida ha visto y mucho menos conversado con él, viene
de un sitio del que indudablemente el autor continúa formando parte en
cuerpo y alma.
Conocí a José Daniel en los días del Proyecto Varela cuando el joven
santiaguero llevaba la tarea de coordinar la recogida de firmas en las
provincias orientales del país. Ya antes había escuchado de él. Fue
procesado efectivamente en abril del 2003 junto a 74 luchadores
pacíficos por la democracia. Acusado de actuar contra la independencia y
la integridad del Estado (entiéndase como tal el poder omnímodo del
Partido Comunista) recibió condena de 26 años de privación de libertad
de una petición fiscal de cadena perpetua que en un momento pretendió la
pena máxima para el acusado. Más que un firmante, Ferrer fue ferviente
promotor de un proyecto ciudadano amparado por la Constitución vigente
en el país para pedir un referendo sobre aperturas económicas, sociales y
políticas. Más de 20 mil cubanos avalaron con su firma dicha petición
ante la sede del Parlamento cubano cumpliendo todo lo establecido por la
ley. Fue el propio gobierno el que violó su Constitución al negar la
legalidad de ese proceso. Desde ese día si alguien debe ser acusado de
inconstitucional y atentatorio contra la integridad nacional es el
propio Fidel Castro y su gobierno. Claro que Godoy no será quien lo
haga.
En la lista de prisiones por las que pasó Ferrer el señor Godoy olvidó
poner la mitad. Faltó en el listado la de Kilo 5 y medio en Pinar del
Rio, situada en el extremo occidental de Cuba casi a 1200 km del lugar
de residencia del preso. Un castigo adicional contra su madre y esposa
quienes tenían que trasladarse a tan lejano lugar para las ocasionales
visitas, no pocas veces suspendidas ya cuando ellas llegaban.
En cuanto a las supuestas aspiraciones ministeriales de Ferrer ellas no
deben suponer un deseo malsano si de servicio se trata. No al estilo de
Fidel Castro de quien no pocos testimonios afirman su fijación por el
puesto presidencial, anhelo que cumpliera finalmente para hacerlo a
título de perpetuidad pisoteando los derechos y libertades de la gente.
Es esa ambición la que debe preocupar y no la de un liderazgo político
expresado con sentido común.
Escuchando a José Daniel en Estado de SAT me siento orgulloso de este
compañero de lucha de quien me congratulo si me considera amigo. Sus
palabras confirman que sigue siendo el mismo hombre que conocí. “Mi
vocación es oponerme a todo lo que sea injusto. Justicia tota para
todos.” Es la obsesión que anima a José Daniel en una lucha que algunos
califican de quijotada. José Daniel asume el reto con fe consciente de
que nada será definitivo con la llegada de democracia y la libertad pues
siempre habrá motivos para seguir luchando.
La llegada a la meta exige pisada firme pero cauta. Ferrer lo sabe.
Ayer fue la prisión. Hoy son las calumnias y mentiras. Mañana pueden ser
otras trampas, cual de ellas menos mortal. Los sicarios tienen muchos
recursos contra personas que solo cuentan con su palabra y verdad. Es
grato saber que José Daniel tiene mucho ánimo para seguir caminando pero
que no pierda de vista ni menosprecie las espinas puestas a su paso ni
a los que las ponen.
Fuente: http://www.cubanet.org/opiniones/percy-alvarado-godoy-voz-de-la-calumnia-y-servidor-de-la-represion/
El único depredador es Raúl Castro, sucesor del otro depredador Fidel Castro, despiadados dictadores que siguen al frente de la dictadura más vieja del mundo.