LA HABANA, Cuba, 4 de junio (Yaremis Flores, http://www.cubanet.org/) - Al menos 10 computadoras fueron sustraídas de la facultad Docente 6 de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) de La Habana, sin que hasta el momento se conozca el paradero de los equipos o se hayan dado a conocer los resultados de alguna investigación.
Un profesor de ese centro educacional, que pidió el anonimato, dijo el lunes a Cubanet que el robo “se descubrió días después, algo que muestra del descontrol y las brechas de seguridad existentes”.
“Los custodios y algunos trabajadores se encuentran bajo investigación”, dijo la fuente, quien añadió que sucesos de esta naturaleza son reiterados en la UCI.
“Hace un mes robaron tres ordenadores. Los implicados fueron tres estudiantes, los cuales fueron expulsados de la facultad, sin denuncia penal. Dejaron las ventanas abiertas para facilitar la entrada de los ladrones”, señaló el profesor.
También aseguró el docente que en la UCI existe actualmente el tráfico de piezas de computadoras y cuentas de internet. “Estudiantes venden horas de conexión a la internet que le asigna la universidad”.
Bárbara, enfermera de la UCI, contó que hace unos cuatro años hubo un robo que escandalizó el centro.
“En esa ocasión cuatro custodios, tres choferes, dos cocineros y un estudiante sustrajeron 21 equipos de video Panasonic, 21 aires acondicionados, cuatro cajas de latas de pescado, 15 computadoras y lectores de discos compactos. Uno de los implicados, Ernesto Arevich, no fue sancionado porque colaboró con la policía. Los demás cumplieron condenas de entre cinco y 22 años de privación de libertad”, comentó.
Michel, un vendedor de discos de música y películas “quemadas” (copiadas, casi siempre ilegalmente), aseguró: “Por un precio módico un ‘contacto’ en la UCI me facilita el paquete de la semana, que consiste en filmes y programas televisivos”.
Según informaciones obtenidas por Cubanet, estos robos han provocado que se incrementen las medidas de seguridad en el centro educativo, incluyendo una mayor intervención de la policía que opera en la zona.
Las personas ajenas que estén merodeando por los alrededores del centro en horarios no autorizados serán detenidas, de acuerdo con indicaciones dadas a los guardias de seguridad. Un estudiante del Centro Universitario José Antonio Echeverría (CUJAE) fue conducido a una estación policial cuando fue a visitar a su novia en la UCI.
“Estuve dos días detenido hasta esclarecer los hechos”, dijo el joven.
Fundada en 2002 como parte de la “Batalla de ideas”, la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) es un centro de estudios universitarios en el municipio habanero de Boyeros que fue impulsado por gobierno cubano para fomentar la industria del software en la isla.
Pero el centro –que cuenta con un perímetro de 72 hectáreas, 80 edificios y un acceso muy restringido- tiene también la misión de formar “ciberpolicías” que espíen y censuren las comunicaciones electrónicas, sobre todo las conexiones de internet en la isla.
En el lugar que hoy radica la UCI estaba emplazado desde 1964 el Centro de Exploración y Escucha Radioelectrónicas, la base de radares soviéticos popularmente conocida como Base de Lourdes, que permitía a Moscú espiar las radiocomunicaciones de Estados Unidos.
Un profesor de ese centro educacional, que pidió el anonimato, dijo el lunes a Cubanet que el robo “se descubrió días después, algo que muestra del descontrol y las brechas de seguridad existentes”.
“Los custodios y algunos trabajadores se encuentran bajo investigación”, dijo la fuente, quien añadió que sucesos de esta naturaleza son reiterados en la UCI.
“Hace un mes robaron tres ordenadores. Los implicados fueron tres estudiantes, los cuales fueron expulsados de la facultad, sin denuncia penal. Dejaron las ventanas abiertas para facilitar la entrada de los ladrones”, señaló el profesor.
También aseguró el docente que en la UCI existe actualmente el tráfico de piezas de computadoras y cuentas de internet. “Estudiantes venden horas de conexión a la internet que le asigna la universidad”.
Bárbara, enfermera de la UCI, contó que hace unos cuatro años hubo un robo que escandalizó el centro.
“En esa ocasión cuatro custodios, tres choferes, dos cocineros y un estudiante sustrajeron 21 equipos de video Panasonic, 21 aires acondicionados, cuatro cajas de latas de pescado, 15 computadoras y lectores de discos compactos. Uno de los implicados, Ernesto Arevich, no fue sancionado porque colaboró con la policía. Los demás cumplieron condenas de entre cinco y 22 años de privación de libertad”, comentó.
Michel, un vendedor de discos de música y películas “quemadas” (copiadas, casi siempre ilegalmente), aseguró: “Por un precio módico un ‘contacto’ en la UCI me facilita el paquete de la semana, que consiste en filmes y programas televisivos”.
Según informaciones obtenidas por Cubanet, estos robos han provocado que se incrementen las medidas de seguridad en el centro educativo, incluyendo una mayor intervención de la policía que opera en la zona.
Las personas ajenas que estén merodeando por los alrededores del centro en horarios no autorizados serán detenidas, de acuerdo con indicaciones dadas a los guardias de seguridad. Un estudiante del Centro Universitario José Antonio Echeverría (CUJAE) fue conducido a una estación policial cuando fue a visitar a su novia en la UCI.
“Estuve dos días detenido hasta esclarecer los hechos”, dijo el joven.
Fundada en 2002 como parte de la “Batalla de ideas”, la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) es un centro de estudios universitarios en el municipio habanero de Boyeros que fue impulsado por gobierno cubano para fomentar la industria del software en la isla.
Pero el centro –que cuenta con un perímetro de 72 hectáreas, 80 edificios y un acceso muy restringido- tiene también la misión de formar “ciberpolicías” que espíen y censuren las comunicaciones electrónicas, sobre todo las conexiones de internet en la isla.
En el lugar que hoy radica la UCI estaba emplazado desde 1964 el Centro de Exploración y Escucha Radioelectrónicas, la base de radares soviéticos popularmente conocida como Base de Lourdes, que permitía a Moscú espiar las radiocomunicaciones de Estados Unidos.