La
Habana, Cuba, febrero (Yaremis Flores, www.cubanet.org) – A menos de
una semana de la visita del papa Benedicto XVI, crece la agitación y la
inseguridad entre los residentes de esta urbe de más de dos millones de
habitantes. El régimen asedia no solo a disidentes y activistas de
derechos humanos, sino a otros sectores de la población.
“Fui citada por quinta ocasión, en menos de dos semanas, por el jefe
de la Policía y funcionarios de la Dirección de Vivienda e Inmigración
para advertirme sobre la obligación de informar todo comportamiento
inusual”, dijo Lucía, de 45 años, una cuentapropista que arrienda su
apartamento de la calle Paseo, del barrio capitalino del Vedado.
“Los arrendadores debemos interrogar a los turistas y si son de
agencias de prensa, debemos comunicarlo inmediatamente a las
autoridades. También enfatizaron sobre nuestra obligación de informar
sobre extranjeros con rasgos árabes o creencias islámicas, aunque pasen
el riguroso chequeo en el aeropuerto” agregó.
“Sugirieron (…) que estos visitantes reserven en los hoteles, donde
está bien orquestado el sistema de vigilancia y control”, dijo Lucía,
quien manifestó su incomodidad ante tanta presión. Agregó que el jueves
tenía que asistir a otra reunión con las autoridades para recibir más
instrucciones.
Un joven policía, oriundo de Palma Soriano, quien no quiso revelar su
identidad por razones de seguridad, confesó a esta reportera que sus
vacaciones fueron interrumpidas y postergadas las de otros policías, por
la visita del Papa, “pues no damos abasto”, dijo.
“Estamos trabajando todos los días y los jefes anunciaron que ningún
error será perdonado. Tenemos indicaciones precisas de intervenir en
aglomeraciones y conducir a cualquier individuo sospechoso”, dijo el
suboficial, quien patrulla en la Terminal de Ómnibus Nacional, zona de
alta prioridad por su cercanía a la Plaza de la Revolución, donde
devotos y ateos acudirán el próximo 28 de marzo a ver al Sumo Pontífice.
El uniformado reconoció no tener la preparación suficiente para el
tipo de operativo que se les está exigiendo. Afirmó que todos los
agentes de Seguridad del Estado están activos en las calles, pero falta
comunicación entre estos y el cuerpo de policía, al punto que en
ocasiones identifican a ciudadanos como sospechosos y resultan ser
agentes vestidos de civil, según confesó el policía.
En conversación con el administrador de uno de los establecimientos
comerciales de la Terminal de Ómnibus, quien prefirió el anonimato por
temor a represalias, se supo de antemano que desde el próximo 26 de
marzo, los viajes interprovinciales estarán suspendidos y la entrada a
la estación será restringida.
“Los vendedores ambulantes sin licencia, mendigos y enfermos mentales
que pernoctan de manera habitual en la instalación han sido detenidos
por la policía”, confirmó el administrador, quien admite que no profesa
ninguna religión, pero que desea ser testigo de esta visita porque la
considera un hecho histórico.
Mientras, la desesperanza y la tensión priman entre muchos residentes
en La Habana, quienes estiman que al Gobierno aún le quedan deudas por
saldar a 14 años de la memorable visita del papa Juan Pablo II.
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