La vieja máquina de escribir Smith-Corona lucha contra el óxido que le impone la herrumbre ideológica. No son solo dedos y mentes ágiles o subversivas, sino la verdad, la que rompe el verdín a golpe de pronombres, sustantivos, preposiciones y verbos, que son el sujeto y el predicado de la libertad de pensamiento. Por eso el teclado mecánico palpita con la percusión de las letras y danza con la música de las palabras, cuya melodía es más armoniosa cuando rebosa las líneas del rígido pentagrama político y no teme denunciar los espantos de las cárceles,...