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lunes, 20 de febrero de 2012

El régimen oculta las epidemias que padecen los cubanos



Cuba: lo que no cuentan las autoridades del régimen de sus epidemias sanitarias


Si algo queremos saber de lo que sucede en las entrañas de Cuba, tenemos que arrancarla a golpe de emisario, como en los viejos tiempos, de mano en mano y de boca en boca, porque el férreo control de los medios por parte del régimen castrista impide que el pueblo pueda expresar sus penurias, y mucho menos darlo a conocer al exterior. Las redes sociales son, para los dictadores que sostienen a ese régimen anacrónico, como la Caja de Pandora de todos sus males, las cuales husmean y censuran sin rubor, para que nadie ose contar al mundo las calamidades que sufren.
De ello, y de las graves dificultades para subsistir de numerosos cubanos, dan cuenta los testimonios que me llegan por diferentes vías. Obviaré nombres, por evidentes motivos de seguridad, pues ya conocemos los criminales métodos que utiliza el régimen con los disidentes.
La Sanidad ha sido siempre, para el régimen cubano, el adalid y estandarte de sus políticas sociales. Al pueblo se le niega el pan y la sal, se le coarta sus libertades y su derecho a discrepar, pero eso sí, se le ofrece una “supuesta” calidad sanitaria que es la envidida de toda América latina.
La realidad es que, consultando los medios, la información sobre salud y todo aquello que en términos sanitarios se puede localizar en Internet sobre Cuba, no se encuentra un solo atisbo de crítica; todo es maravilloso y la medicina cubana se exhibe como la más avanzada del Continente. Pero, la auténtica realidad social de Cuba no puede conocerse a través de sus propagandistas políticos, sino recurriendo a quien la sufre: el pueblo llano. Y de ese pueblo llano es de donde nos llegan las terribles noticias sobre cómo están sobreviviendo, y las epidemias que ya sufren, en silencio y sin poder clamar al mundo para obtener ayuda exterior.
La Tosferina, por ejemplo, es una enfermedad que según el régimen ha sido erradicada en 1994 gracias a las campañas de vacunación; es absolutamente falso. Nos llegan noticias de que algunas poblaciones tienen epidemia de Tosferina y Leptospirosis. En Las Delicias (Central Antonio Guiteras), por ejemplo, existen familias enteras afectadas por ambas enfermedades. Hay niños infectados de Tosferina que todavía no han podido ser controlados a pesar de llevar varios meses infectados.
Cuando los pacientes acuden al Hospital Guillermo Domínguez de Puerto Padre, se encuentran con otra triste realidad: no hay antibióticos para curar estas enfermedades. La solución que ofrecen las autoridades sanitarias, es que busquen el medicamento en EEUU si tienen familia allí.

Hospital Guillermo Domínguez de Puerto Padre.

 
 
Es evidente el estado de deterioro en que se encuentra este centro hospitalario, con interiores carentes de total mantenimiento, y los desagues y cauces sanitarios discurriendo abiertos, creando un foco de grave contaminación para los propios pacientes y los ciudadanos que pueblan el entorno

A la ausencia de tratamientos debido a la carencia de medicamentos, se unen otras circunstancias que sólo se dan en países subdesarrollados, como es el que los pacientes hospitalizados tengan que llevar sus propias sábanas para cubrir las camas, portar un cubo para descargar el WC porque la red de esas instalaciones no funciona, o llevar su propio taburete para que pueda sentarse un acompañante. El citado Hospital Guillermo Domínguez es un mal ejemplo de ésto, donde además el aire acondicionado no funciona, las cucarachas, moscas y mosquitos campan a sus anchas; los roedores no temen a los humanos y consumen los alimentos de los internos con toda tranquilidad a la mínima distracción que tengan éstos. En definitiva, la estancia para los pacientes se hace insufrible.
Nos consta, que estas denuncias ya se realizaron en el año 2002 por algunos activistas pro Derechos Humanos. Es evidente que cayeron en saco roto, pues a pesar del tiempo transcurrido no sólo no fueron atendidas, sino que todo ha empeorado hasta límites insospechados.
Paradógicamente, el régimen cubano se jacta de desplazar a Haití médicos y cooperantes para vacunar a la población, y colaborar en erradicación de epidemias resultantes de la última catástrofe sucedida allí. Es loable esa actitud con un país que ha sido arrasado, pero cuando en la propia Cuba se carece de lo esencial para subsistir, enviar al exterior medios humanos y materiales tan necesarios en la propia casa es una temeridad. O sea, se dedican a barrer la casa del vecino, pero mantienen la suya llena de escombros.
Cuba, según su propio Gobierno, tiene más de medio millón de trabajadores de la salud, distribuidos en 10.000 unidades; más de 80.000 laboran en la Higiene y Epidemiología, en más de 50 programas de promoción y prevención de salud. Pues bien, o es absolutamente falso, o son todos unos incompetentes. La realidad, es que un niño no puede curarse en meses, porque carece de un simple antibiótico que puede adquirirse en cualquier farmacia de cualquier país desarrollado.
Por Abel Domínguez
(Twitter: @abeldomi)


Fuente:  http://www.natureduca.com/blogsos/?p=1910