Severa golpiza a Pérez Bocourt causa su muerte
[13-02-2012]
Dania Virgen García
Periodista Independiente
Hace pocas semanas Cubanet comentaba la historia de este hombre en los siguentes terminos
Elías Pérez Bocourt: un caso de ensañamiento sin fin
LA HABANA, Cuba, diciembre,
www.cubanet.org – El pasado 24 de noviembre el Tribunal Municipal de Guanabacoa condenó al preso político Elías Pérez Bocourt, quien lleva ya casi veinte años en prisión, a un año más de cárcel por “desacato a la figura del líder de la revolución”, elevando su condena a 31 años. La sanción se debe a que el encartado gritó “Abajo Fidel” como réplica a la andanada de excremento que le lanzaron a la cara, en su celda, varios presos comunes enviados por los guardias.
Pérez Bocourt es un afro cubano con limitada capacidad mental, debido a un accidente que tuvo en su niñez. Fue enviado a la cárcel en enero de 1992, en el caso del Club Náutico de Tarará, donde perdieron la vida cuatro policías, incluido el guardia Pérez Quintosa. Fue acusado de los delitos de “Cómplice de Asesinato y Piratería”, u condenado a 30 años.
Elías Pérez Bocourt tenía 22 años cuando supo que Luís Miguel Almeida y otros vecinos suyos iban a salir clandestinamente del país en una lancha rápida, y necesitaban gente para cargar los 27 estuches de combustible que precisaban para el viaje, razón por la que lo invitaron y el aceptó.
Cuenta Bocourt, que al llegar a la base náutica, desconocía que existiera un acuerdo entre Almeida y el custodio Pérez Quintosa, su compañero de trabajo, pero este y el otro guardia le entregaron las armas a Almeida y se dejaron amarrar y amordazar. El grupo siguió al embarcadero y abordó la lancha, pero esta no arrancó por tener una batería en mal estado. Almeida y el otro militar involucrado regresaron a la posta.
Pérez Bocourt se quedó en el muelle con las mujeres y los niños, y desde allí escuchó el intercambio de disparos que se produjo a unos 200 metros de donde se encontraban. Casi al instante regresó Almeida diciendo que tenían que irse del lugar pues la policía los estaba persiguiendo, y de inmediato se marcharon. Según Pérez Bocourt fue al día siguiente cuando se enteró de que el intercambio de disparo se que escucharon se había producido cuando llegaron inesperadamente dos policías, que resultaron muertos, y que Almeida había matado a su amigo Pérez Quintosa y al otro guardia, ambos amarrados.
Poco después fueron detenidos todos los del grupo. Almeida y el otro militar fueron condenados a muerte y los demás a severas sanciones. A Bocourt lo condenaron a 30 años Cómplice de Asesinato y Piratería. Para el entendimiento humano incurren en el primer delito quien con conocimiento de causa: facilite, apoye o encubra el crimen; mientras que el segundo comprende a quienes aborden una nave y la desvíe de su ruta por la fuerza. Las leyes cubanas son tan holgadas en su definición y los encargados de administrarlas tan sedientos de severidad, que el menor punto de contacto puede ser asidero para aplicar las máximas penas posibles.
Elías Pérez Bocourt, fue enviado a la Prisión Especial de Camagüey, la más severa de Cuba, donde estuvo durante más de ocho años, casi siempre en solitario. Narra que allí los guardias lo orinaban desde fuera de la reja y enviaban a los presos comunes a tirarle excremento y otras vejaciones indecibles, mientras el infeliz lloraba amargamente en su rincón.
A partir del 2000, lo trasladaron para la Prisión Combinado del Este, donde tampoco se defendió nunca de los desmanes de que era objeto, aunque allí disminuyeron considerablemente. Hace unos meses, se llenó de valor para reclamar que lo respetaran como preso político, comenzó una huelga de hambre. Fue enviado al área de castigo y ahí se reiniciaron las agresiones con excremento.
Pérez Bocourt, insiste en que es inocente de los delitos por los cuales fue condenado y por los que lleva ya 20 años preso. Sueña con que alguien haga una gestión en pro de su libertad, para que así termine su gran tragedia.
En su desesperación, piensa que quizás alguien le cuente al Santo Padre su tragedia y la injusticia que con él se ha cometido y que el Papa, durante su próxima visita a Cuba abogue por él.
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