Cuando marcamos las diferencias, entre uno y otro sector, nos referimos concretamente a la mentalidad autoritaria predominante en la jefatura o cúpula dirigencial, que en la SIERRA la caracterizaban Fidel Castro, su hermano Raúl y el Che Guevara. Y que en el LLANO la personalizaron con perfiles civilistas de excepción, hombres como Frank País, su hermano Josué, Menelao Mora y José Antonio Echeverría, por mencionar a algunos de los más destacados a nivel nacional.
LA VOZ DE CUBA
EL DOBLE ASESINATO DE FRANK PAIS.
UN MERECIDO HOMENAJE EN EL 53 ANIVERSARIO DE SU CAIDA.
Frank País es de los pocos mártires de la nación cubana que fue objeto de un doble asesinato cruel. Era obvio que la jefatura represiva del régimen batistiano buscara su cabeza a cualquier precio en aquel fatídico 31 de julio de 1957. Pero lo inaudito de este escenario sangriento que analizamos, era que la jefatura de la Sierra Maestra que todavía no había declarado su filiación marxista por circunstancias de conveniencia, fuera la que finalmente entregara la cabeza de Frank País al régimen de Fulgencio Batista, por ese temor enfermizo de Fidel Castro a la autoridad civilista y libertaria que se consolidaba alrededor del carácter y la personalidad de este joven de creencias cristianas muy arraigadas, que era el máximo dirigente de las fuerzas de la clandestinidad del Movimiento 26 de Julio.
Entre el LLANO y la MONTAÑA, durante la revolución contra el régimen de Fulgencio Batista, se crearon en los niveles de las dirigencias, dos mentalidades con diferencias muy marcadas.
En la SIERRA yacía el autoritarismo gansteril de Fidel Castro que todo lo supeditaba a su mando egocentrista. Su mirada prepotente y altanera desde lo alto de la MONTAÑA despreciaba cínicamente a todos los de abajo.
En el LLANO se consolidaba el civilismo libertario de Frank País que fundamentaba el futuro del país a elecciones democráticas, división de poderes, estado de derecho, libertad de prensa y el respeto a la dignidad de la persona humana.
Claro, que esto no quiere decir, que en la MONTAÑA no hubiesen combatientes heroicos con mentalidad civilista, ni que en el LLANO no hubiese alguno que otro marxista encubierto. El heroísmo en ambos escenarios fue liberalizante y ejemplar.
Cuando marcamos las diferencias, entre uno y otro sector, nos referimos concretamente a la mentalidad autoritaria predominante en la jefatura o cúpula dirigencial, que en la SIERRA la caracterizaban Fidel Castro, su hermano Raúl y el Che Guevara. Y que en el LLANO la personalizaron con perfiles civilistas de excepción, hombres como Frank País, su hermano Josué, Menelao Mora y José Antonio
Echeverría, por mencionar a algunos de los más destacados a nivel nacional.
A 50 años de la muerte de Frank País, que precisamente celebramos en estos días, los recuerdos de su vida al servicio de Cuba se consolidan como un faro de luz inagotable de libertad y de justicia hacia su Patria oprimida, que nos obligan a mostrar las graves afirmaciones, ya expuestas, sobre el doble asesinato a su persona.
Frank País fue el héroe de Santiago de Cuba que creyó en la libertad y en el poder soberano de la nación cubana para sacudirse del yugo militar autoritario y murió al frente de aquella legión de jóvenes combatientes que soñaron con una Cuba libre de tiranos.
Quiere esto decir, que la SIERRA MAESTRA no se hubiese convertido nunca en el baluarte estratégico de la revolución cubana contra la dictadura batistiana, de no haber mediado la ejecutoria revolucionaria eficiente y solidaria de Frank País.
Pero sigamos en la línea argumental de la diferencia entre el LLANO y MONTAÑA que explica con creces, como Fidel Castro no solamente nunca quiso que Frank País fuese el que abriera el Segundo Frente guerrillero de la Sierra Cristal en 1957, sino que se opuso siempre con vehemencia a que Frank se uniera a la guerrilla, a pesar de que todos los compañeros de la jefatura desde Santiago de Cuba lo sugerían por razones elementales de proteger al joven dirigente santiaguero.
Después de la muerte de su hermano Josué, la permanencia de Frank en la ciudad era realmente muy riesgosa, casi un suicidio metafórico, pues el acoso de las fuerzas represivas iba cerrando el cerco cada día del dirigente harto conocido.
También se sabe que desde la época de la famosa entrevista de Herbert Mathews en la SIERRA MAESTRA, Vilma Espín recibió órdenes precisas de Fidel Castro y de su hermano Raúl, con el cuál a propósito iniciaba su relación sentimental, para que informara a ambos de todo lo relacionado a las decisiones, al pensamiento y a la vida cotidiana de Frank País.
Ya entonces era conocida la aversión que la jefatura de la Sierra Maestra tenía sobre las ideas religiosas y democráticas de Frank País, que se volcaban en los documentos que éste escribía para el M-26 de Julio.
Las desavenencias entre las dirigencias de las dos partes del proceso revolucionario, la Montaña y el Llano, eran de conocimiento de un gran número de combatientes.
Resulta revelador el testimonio de Enrique Canto, el hombre más cercano a Frank País dentro de las filas de la clandestinidad y Tesorero Nacional del M-26 de Julio, que afirma en su libro histórico-autobiográfico, que después de la entrevista de Mathews, a la que Frank y Vilma asistieron por razón de sus respectivas jerarquías, Frank le había ordenado que evitara darle a Vilma Espín información sobre su paradero y sus teléfonos.
¿Qué puede explicar este temor de Frank País a que Vilma Espín supiera la dirección de su refugio y conociera su teléfono de contacto?
Al menos una profunda desconfianza.
En esta sucesión de hechos que investigamos hay testimonios muy esclarecedores, como el de Jorge Gómez, dirigente sindical del M-26 de Julio y uno de los últimos compañeros del LLANO que coincidió en una casa de seguridad con Frank País, unos días antes de su muerte.
Gómez nos dice que además de que Fidel fue el inventor de la intriga entre la MONTAÑA y el LLANO, a Frank le molestaba mucho la obsesión de Vilma por seguir sus pasos y por saber dónde se encontraba escondido.
A Frank realmente lo asesina indirectamente Fidel Castro al dejarlo desprotegido en el LLANO, nos añade con su voz altiva pero rajada por los años, este viejo luchador santiaguero.
¿Qué puede explicar la indiferencia de Fidel Castro ante los peligros que asediaban a Frank País y la obsesión de Vilma Espín por conocer su paradero?
Pero el testimonio más revelador de toda esta complicidad criminal, que parece haber entregado sin decoro y sin recato alguno la cabeza de Frank País, nos lo da el Coronel Roger Lavernia, segundo jefe del Buró Represivo de Actividades Anticomunistas (BRAC), cuando nos dice, que ella, refiriéndose a Vilma Espín, tenía que saber que las fuerzas policiales tenían tomados todos los teléfono de la ciudad.
A pesar de eso, Vilma hace una llamada a la casa de Raúl Pujol, donde estaba escondido Frank País. Inmediatamente las fuerzas del coronel Salas Cañizares detectan la llamada de Vilma a Frank y rodean todas las casas de la cuadra. Esta llamada telefónica quedó registrada en al BRAC y en los archivos de la policía.
A los pocos minutos Frank País caía vilmente asesinado.
La ciudad de Santiago de Cuba se paralizó con el entierro multitudinario de Frank País, cuyo cadáver en hombros de su pueblo recorrió los barrios y las calles de toda la ciudad. La conmoción en la ciudad duro varios dias.
Agustín País, hermano de Frank, asegura también que fue Vilma Espín quien delató a su hermano.
(Artículo enviado por Mercy Lastre Ruiz, a quien agradezco).
Fuente:
http://zoevaldes.net/2010/09/22/el-doble-asesinato-de-frank-pais-un-merecido-homenaje-en-el-53-aniversario-de-su-caida/