Espía castrista se desnuda
El espía considera actualmente Twitter “el elemento más empleado por los mercenarios para su labor anticubana”.
Joan Antoni Guerrero Vall
November 08, 2012
El espía guatemalteco, reciclado como periodista del régimen castrista, y establecido en Cuba, Percy Francisco Alvarado Godoy, parece no haber perdido sus hábitos en la redacción de truculentos informes para poner al corriente a sus jefes de la contrainteligencia acerca de las siempre peligrosísismas actividades del “enemigo” de la Revolución. Una de sus últimas aportaciones a la literatura del “top secret” es una especie de investigación, publicada en uno de sus blogs, en la que el espía mutado en periodista alardea de estar “descubriendo verdades” acerca del uso que de Twitter hace la oposición dentro y fuera de Cuba.
Para Alvarado Godoy todo lo que en Internet se cuece en cuanto a Cuba no es más que una operación o “contubernio” de elementos internos y externos, manejados por los intereses de Washington. Su concepción totalitaria de la existencia le hace pensar que un ser humano que se queja es, automáticamente, un mercenario que no actúa por voluntad propia. Opinar es, de acuerdo con su análisis, un acto de guerra. El espía considera actualmente Twitter “el elemento más empleado por los mercenarios para su labor anticubana” y es por ello que subraya que es en esta red social donde los opositores al castrismo “encontrarán su Playa Girón”.
Una de las curiosidades de su informe es un análisis en cifras de cuentas en Twitter y el número de mensajes emitidos por las mismas, una vieja táctica propagandística para darle una pátina de veracidad matemática a sus torticeros argumentos. Asimismo, echa sus propias cuentas y se saca de la manga montos en dólares (llega a decir que se ha hecho una inversión de casi un millón de dólares) que habrían sido la fuente de financiación de tuiteros y sus respectivos tuits para atacar al régimen de La Habana. Contabiliza en el pasado mes de octubre 124 cuentas de tuiteros opositores dentro de la Isla, de los que señala que son operativos solo 82.
El informe de este espía arroja algunas evidencias sobre lo que es hoy el régimen castrista. En primer lugar, el sistema cubano actual es un anacronismo histórico como lo es el que rige Corea del Norte. En segundo lugar, necesita seguir manteniendo a los ciudadanos alejados de herramientas de protesta y comunicación global.
Por eso en Cuba usar Internet a nivel privado es, de facto, ilegal, no solo porque los cubanos puedan con esa herramienta opinar libremente sino porque con ella pueden llegar a organizarse al margen del Estado ineficiente. La ineficiencia del Estado castrista no es un invento, es una realidad y la padecen a diario millones de personas en la Isla. No es necesaria ninguna campaña mediática para corroborar ese extremo.
La esencia totalitaria del castrismo hace que resulte totalmente imposible asimilar las diferencias de opinión y criterio de los individuos y por eso es vital relacionar toda crítica con acciones coordinadas de un supuesto “enemigo” externo. Al mismo tiempo, aunque las críticas en la red se basen ante todo a la falta de respeto de los derechos humanos, el régimen necesita vincular la oposición a su sistema a una supuesta defensa del neoliberalismo y presenta a los tuiteros críticos con la dictadura como un ejército de discípulos de Francis Fukuyama. De hecho, el espía habla de una supuesta “apología” del neoliberalismo la cual, cualquiera que se dé una vuelta por el tag #Cuba en Twitter, solo existe en su cabeza.
Es la historia de nunca acabar. Nada, que el espía con su informe se desnuda, en contubernio con él mismo.