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viernes, 27 de abril de 2012

¿ Delincuentes nosotros?

Por: Carlos Carralero


Dicen que el cardenal cubano Jaime Ortega, por ahí anda diciendo que el grupo de cubanos que ocupó por unas horas algunas iglesias en Cuba son "unos" delincuentes. En era de la tecnología y el internet les propongo una fuente, a la que muchos puedan acudir sin reservas, a fin de encontar una definición común del término en cuestión. Wikipedia d...ice así:

Un delincuente es alguien que repetidamente comete actos ilícitos y no cumple con lo establecido por las leyes o normas de obligado cumplimiento. Este término se suele utilizar cuando tales actos son de menor gravedad.

Delinquir en la Cuba castrista, sin embargo, es principalmente pensar y a veces expresar lo que piensas de manera diferente a la del régimen. Sabemos que en Cuba ser disidente de un régimen de más de medio siglo es el mayor de los delitos. Es por eso que muchos infenua o ignorantemente dicen que en Cuba no hay crímenes como en los países capitalestas (lease democráticos). Pero saben por qué muchos piensan que en Cuba no hay muchos crímenes , simplemente porque la crónica roja o negra casi no existe y el desgobierno esconde todo lo que pueda dañar su imagen enfangada miles de veces por ellos mismos. No por la propaganda occidental coo ellos suelen llamar.

El cardenal Ortega ha sido víctima de su propia maña, copia de la del régimen. Vamos a ver. Esos “delincuentes” que el pretende denigrar a la burda manera castrista, no han cometido ningún delito porque en Cuba, casi todo lo que se haga en favor de la libertad es moralmente lícito, salvo la violencia contra inocentes. Salvo el terrorismo, que, sin embargo, quien lo ha practicado desde su nefasta aparición en 1959 ha sido el régimen que impunemente oprime a millones de personas, que por demás cuenta con miles y miles de cómplices, incluso algunos cardinales, obispos y curas ¡Bertone y Ortega son dos que bien bailan y mal se entonan en esa fiesta de complecencia de tiranos!

Ortega ha tenido el coraje de llamar delincuentes a quienes desesperadamente buscan una manera de llamar la atención de la Opinión Pública y del Vaticano porque nadie los escucha, nadie los legitima. Muchos los denigran los vilipendian y los llaman agentes del enemio externo.

A quienes desesperadamente buscan desenterrar la patria de ese lodo nauseanteque nos ahoga, de rescatar la dignidad arrebatada brutalmente, por es brutal tiranía. Empero, Ortega no ha sacado el coraje de su propio lodo, para decirle al régimen: ¡basta de crímenes y violencia contra personas pacíficas!. El cardenal no ha tenido il civismo de recordarle al desgobierno lo que él mismo presenció en la década del sesenta, los campos de trabajo forzado (UMAP.)

Ortega, es uno de los mayores pecadores en Cuba, pues en lugar de llamarle delincuentes a un grupo de valinetes y pacíficas personas, debe llamarle corruptos y delincuentes a los curas y obispos que abusan de niños en Estados Unidos, Italia ty otro sitios del mundo. Y a un régimen que permanece ilegalmente en el pder desde 1959.

La Iglesia cubana tiene una deuda con el pueblo cubano: el haber medio salvado a Castro en 1953, luego de la catástrofe del Moncada y ahora repremir con palabras y gestos de desalojo de su s iglesias a las mayores víctimas del verdugo que en cierto modo la Iglesia cubana ayudó a salvarse.
Ortega debe saber que quienes nos openemos a su política estamos más lejos de su iglesia, pero más cerca de Jesucristo. Que somos los que vivimos luchando contra la verdadera delincuencia en Cuba.

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