La escritora emigrada Uva de Aragón en La Habana. (Foto de Raquel Pérez)
El evento es el primero de su tipo no convocado por el gobierno cubano, a pesar de lo cual se debatieron los aspectos económicos, legales y culturales de ese posible reencuentro entre los emigrados y los cubanos que viven en la isla.
Tras la negociación que terminó con la liberación de todos los prisioneros de conciencia y más de 3000 presos comunes, el clero parece abocado ahora a mediar entre Miami y La Habana, un esfuerzo aparentemente respaldado por el gobierno.
Uno de los participantes fue Uva de Aragón, periodista, escritora y Subdirectora del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de la Florida. Aceptó conversar conmigo, "aunque tal vez sea una indiscreción" porque el evento está cerrado a la prensa.
Uva asegura que "Cuba está en un momento de cambio y hay muchos cubanos de la diáspora que quisiéramos acompañarla. Entre nosotros hay un gran capital económico, social y de talento que puede ayudar al país en esos cambios".
La escritora percibe que las reformas económicas muestran nuevos horizontes para los emigrados. "La creación de las pequeñas empresas abre las posibilidades de crear sociedades entre los cubanos de fuera y los de aquí", me dice en nuestra conversación.
"Todo el mundo tiene un pariente y hay veces que con una inversión pequeña se podría montar un negocio", me explica Uva y agrega que esto ya se hace informalmente pero aclara que solo se incrementará de forma sustancial si hay "trasparencia legal y garantías".
Aclara que "podemos invertir pero de forma legal, en una compañía inscrita, con garantías, donde se defina claramente quien es el socio, que parte le corresponde a cada uno, quienes son los dueños. En blanco y negro, como se hace en el resto del mundo".
Uva no sabe cómo tomará el gobierno cubano sus recomendaciones, "esas cosas siempre son un proceso pero nuestro papel como académicos es imaginarnos el futuro. De todas formas el solo hecho de que se dé el evento es una buena señal".
Otro de los temas cardinales es el migratorio, "en Cuba deberían hacernos la vida menos difícil, cobran en exceso por los pasaportes, las visas y los demás trámites. Es un tema importante y no solo para nosotros sino también para los que viven en la isla".
Propone además que los cambios migratorios anunciados contemplen "eliminar el cuño de Salida Definitiva", mediante el cual los ciudadanos cubanos que pasan más de 11 meses fuera no pueden volver a residir permanentemente en el territorio nacional.
El debate se basa en un documento -La diáspora cubana en el siglo XXI- elaborado por intelectuales cubanos de la isla y del exterior donde se analizan los problemas entre el gobierno y la emigración y se plantean recomendaciones a Washington, Miami y La Habana.
A pesar de que no hay declaraciones oficiales, todo indica que el gobierno ve con buenos ojos que los emigrados se sumen a los cambios. Recientemente Raúl Castro los llamó patriotas y solidarios con Cuba, dejando en el pasado los apelativos de "gusanos" y "apátridas".
Y algunos no se hacen rogar, apenas unas semanas atrás el exitoso empresario cubanoamericano Carlos Saladrigas dio una conferencia en La Habana y en unos días se celebrará otro encuentro con emigrados en la sede diplomática de la isla en Washington.
La posibilidad de invertir económicamente en Cuba empieza a resultar atractiva y rentable para algunos empresarios y también para cientos de miles de cubanos de a pie que podrían intentar montar un negocio con sus familiares dentro del país.
Los políticos anticastristas de Cuba y Miami ven con mucha preocupación estos diálogos que, en caso de fructificar, podrían dejarlos al margen de las decisiones, con un apoyo muy reducido y sin capacidad de influir en el diseño futuro de la sociedad cubana.
El disidente Osvaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano Liberación, afirma que los organizadores "conspiran contra la verdadera reconciliación y la paz que sólo puede lograrse si se respetan todos los derechos de los cubanos, su libertad de expresión y asociación y se celebran elecciones libres".
Sin embargo, esta batalla política será muy cuesta arriba para la oposición porque esta vez no se trata de cuestionar al gobierno cubano sino al clero católico y a sus más destacados intelectuales laicos. "Con la Iglesia hemos topado, Sancho", diría el Quijote.
Fuente:http://www.bbc.co.uk/
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