Claroscuros de una nueva ley de emigración en Cuba
En su polémico poemario Fuera del Juego, Heberto Padilla decía en uno de sus versos en los que hablaba del “hombre nuevo”: “… dar un paso al frente y dos o tres atrás, pero siempre aplaudiendo…” Y es que esa ha sido la estrategia de la dictadura cubana que ha justificado su devenir histórico durante estos 50 años y pico.
Ahora lo vuelven a hacer.
Las nuevas modificaciones a la ley de emigración cubana abren ventanas tibias y necesarias mientras mantiene cerradas las puertas.
Es un espejismo más, como el de los 10 millones de toneladas de azúcar en 1970 o la desecación de la Ciénaga de Zapata ara sembrar arroz.
Pero esta de ahora tiene sus propias explicaciones.
Presumo que con Obama no han surgido presiones suficientes entre EEUU y Cuba como para tomar decisiones drásticas. Obama no las ha provocado, más bien ha ido enfriando las existentes unilateralmente. Y aún así, dentro de la isla crecen las inconformidades, la desobediencia civil, las manifestaciones y el malestar. A esto se suman cosas como el empeoramiento de la economía, el millón de trabajadores despedidos y el deterioro en suministros de alimentos.
Cuando surgieron las crisis anteriores, Fidel Castro amortiguó la presión interna con la salida masiva por el Mariel, la embajada de Perú, la crisis de los balseros, etc. Poniendo a los Presidentes demócrata estadounidenses de entonces, en ascuas y a la defensiva.
Con Obama no ha podido ser, Obama no ha dado motivos. Y por ende, Raúl no puede aliviar la presión interna y el crecimiento de demandantes (la población) con un salida masiva tal. ¿Cuál es la solución? Tratar de descontar unos cuantos cientos de miles de cubanos facilitándoles el escape hacia otra nación cualquiera, porque se irán a EEUU, Madrid, Afganistán o Moscú. Al final, no importa el destino si enviarán remesas a quienes se quedaron en la Isla.
Ha quedado demostrado que un emigrante da más dividendos que un balsero y no precisan de mojarse o secarse los piés para no ser deportados a Cuba.
Otra razón es oxigenar la mortificación que muchos tienen con la llamada Ley de Ajuste Cubano. Es muy posible que las modificaciones que ha anunciado Cuba aceleren los cambios propuestos a esta Ley que privilegia a los cubanos.
¿Por qué el régimen de Raúl Castro quiere terminar con la Ley de Ajuste Cubano? Muy fácil, por la misma razón por la que aumentó los aranceles portuarios para quienes viajan a Cuba, limitó las entradas de paquetes, el costo de los impuestos, el envío de medicamentos, alimentos, de todo.
Hace 53 años que el peor enemigo de la dictadura cubana es la felicidad. Todo lo que les proporciona un ínfimo espacio de felicidad a los cubanos hay que fusilarlo, y ya sabemos la propensión a los fusilamientos que tiene esa dictadura.
Felicidad puede entenderse por bienestar económico, unión familiar, libertad de cualquier tipo, creencias, filosofía, logias, uniones, grupos de amigos, pescar, fumar, jugar dominó, coleccionar sellos, militar en una ideología distinta, hablar hasta por los codos de lo que nos de la gana.
Ahora habrá que esperar a enero de 2013 para saber cuánto de lo que anuncian hoy, es verdad. Porque no renunciarán a las muestras de odio y poder, al control y la determinación suprema sobre las vidas ajenas. Ellos seguirán decidiendo, censurando y permitiendo o negando todo lo que han permitido o negado hasta hoy.
La verdadera corrección a una ley dictatorial migratoria como la que ha impuesto Cuba a lo largo de este medio siglo, es la única vigente en los países democráticos alrededor del mundo. Una ley libre, de respeto a la determinación individual de cada persona, respetuosa de los derechos humanos. Pero esa es la ley de los países libres y democráticos alrededor del mundo, y Cuba es una dictadura a la que los dictadores nunca van a renunciar.
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