Otro sobreviviente del naufragio y su noche de horror
“El bote se hundió por la tormenta, algunos se tiraron antes, otros después y yo me tiré al final, la succión del bote al hundirse me tragó y tuve que nadar muy fuerte para salir a la superficie.
Nos hundimos entre las siete y las ocho de la noche. Nos encontramos cuatro colgando de un tanque de 55 galones en aguas profundas. Estuvimos 15 horas a la deriva. Pasamos la noche luchando contra las olas en medio de una tormenta.
Ni una película de terror se puede comparar a lo que pasamos esa noche y fue la misericordia de Dios la que nos salvó. Nos dábamos ánimo para poder sobrevivir. Tengo tres hijos.
No sé donde estábamos porque no conozco la zona, pero era lejos porque después que un bote de pescadores nos encontró como a las 10 y pico de la mañana tardamos cinco hora en llega al puerto. Gracias a ellos estamos vivos.
Dos de los que murieron se pudieron haber salvado si hubieran salido a buscarnos a tiempo, el otro creemos que murió de un infarto.
En el viaje hacia Manzanillo vimos dos cadáveres flotando, nosotros le dijimos a los pescadores para recogerlos pero ellos se negaron porque nos dijeron que eso le podía traer problemas con los guarda fronteras y con otras organizaciones.
Cuatro se tiraron al aguar antes al llegar a Manzanillo y nadaron hacia la costa para no caer presos, Mirja y yo fuimos los únicos que seguimos con los pescadores.
Mi mujer no sabía si yo estaba vivo o muerto porque hubo muchos rumores.
Cuando llegamos a Manzanillo me esposaron y me negaron el agua y el oxígeno, me trataron peor que a un animal.
Yo fui casi expulsado de mi centro de trabajo por no compartir las ideas de algunos dirigentes. Tuve que abandonar el puesto de trabajo por la persecución. Por defender mis derechos ciudadanos. Trabajaba en la fábrica de refrescos de Manzanillo.
Yo diría que esto está en el suelo hace años, como nosotros en el momento de desespero luchando por nuestra vida estábamos en ese momento que nos colgábamos de cualquier cosa, así están ellos, desesperados porque ya ellos saben que a esto no les queda nada, que ya ellos no tienen como levantar esto y entonces el desespero de ellos es lo que los va a terminar de llevar a hundirse en el lodo como están todos.
La primeras versión de los hechos fue informada por Ubaldo León León, Coordinador del CID en la provincia Granma. El se enteró que un bote con gente que huía de Cuba había naufragado y que el Guarda Frontera de Manzanillo se había negado a ir al rescate a pesar de la solicitud desesperada de los familiares que habían sido contactados desde la embarcación a punto de zozobrar.
Ubaldo avisó a los demás miembros de la organización que en el bote viajaba la activista del CID Mirja Naranjo Yancy Ortiz. El domingo 8 de septiembre después de varios días en prisión Mirja relató a Ubaldo los detalles de lo sucedido. Ella era parte del grupo de doce personas que encontraron una boya y pasaron la noche agarrados hasta que un bote pesquero los encontró en la mañana.
En el día de ayer 23 de septiembre Alexis Samón Moreno, otro de los sobrevivientes, solicitó su ingreso al CID. El era parte de uno de los tres grupos que se separaron.
Ubaldo avisó a los demás miembros de la organización que en el bote viajaba la activista del CID Mirja Naranjo Yancy Ortiz. El domingo 8 de septiembre después de varios días en prisión Mirja relató a Ubaldo los detalles de lo sucedido. Ella era parte del grupo de doce personas que encontraron una boya y pasaron la noche agarrados hasta que un bote pesquero los encontró en la mañana.
En el día de ayer 23 de septiembre Alexis Samón Moreno, otro de los sobrevivientes, solicitó su ingreso al CID. El era parte de uno de los tres grupos que se separaron.
En su opinión la acción de los Guarda Fronteras de negarles el rescate en los momentos del naufragio y luego desde una boya, y de demorar la búsqueda de sobrevivientes hasta el otro día por la tarde fueron decisiones premeditadas.
“El bote se hundió por la tormenta, algunos se tiraron antes, otros después y yo me tiré al final, la succión del bote al hundirse me tragó y tuve que nadar muy fuerte para salir a la superficie.
Nos hundimos entre las siete y las ocho de la noche. Nos encontramos cuatro colgando de un tanque de 55 galones en aguas profundas. Estuvimos 15 horas a la deriva. Pasamos la noche luchando contra las olas en medio de una tormenta.
Ni una película de terror se puede comparar a lo que pasamos esa noche y fue la misericordia de Dios la que nos salvó. Nos dábamos ánimo para poder sobrevivir. Tengo tres hijos.
No sé donde estábamos porque no conozco la zona, pero era lejos porque después que un bote de pescadores nos encontró como a las 10 y pico de la mañana tardamos cinco hora en llega al puerto. Gracias a ellos estamos vivos.
Dos de los que murieron se pudieron haber salvado si hubieran salido a buscarnos a tiempo, el otro creemos que murió de un infarto.
En el viaje hacia Manzanillo vimos dos cadáveres flotando, nosotros le dijimos a los pescadores para recogerlos pero ellos se negaron porque nos dijeron que eso le podía traer problemas con los guarda fronteras y con otras organizaciones.
Cuatro se tiraron al aguar antes al llegar a Manzanillo y nadaron hacia la costa para no caer presos, Mirja y yo fuimos los únicos que seguimos con los pescadores.
Mi mujer no sabía si yo estaba vivo o muerto porque hubo muchos rumores.
Cuando llegamos a Manzanillo me esposaron y me negaron el agua y el oxígeno, me trataron peor que a un animal.
Yo fui casi expulsado de mi centro de trabajo por no compartir las ideas de algunos dirigentes. Tuve que abandonar el puesto de trabajo por la persecución. Por defender mis derechos ciudadanos. Trabajaba en la fábrica de refrescos de Manzanillo.
Yo diría que esto está en el suelo hace años, como nosotros en el momento de desespero luchando por nuestra vida estábamos en ese momento que nos colgábamos de cualquier cosa, así están ellos, desesperados porque ya ellos saben que a esto no les queda nada, que ya ellos no tienen como levantar esto y entonces el desespero de ellos es lo que los va a terminar de llevar a hundirse en el lodo como están todos.