Ex funcionario del PCC dice que Fidel Castro mintió en unas declaraciones sobre los etarras residentes en Cuba
“Fidel vio en ETA a un grupo de gente que luchaba por la autonomía vasca y llevado de su egolatría y lo retorcido de su pensamiento les dio tratamiento de movimiento de liberación nacional apostándose como negociador preponderante en un hipotético arreglo entre ETA y España”, indica Julio Antonio Alfonso Fonseca, especialista en política y relaciones jurídicas internacionales, en entrevista al diario español El País
Un alto funcionario del Partido Comunista Cubano (PCC, único legal) que durante 15 años “atendió” al colectivo etarra residente en la Isla declaró al rotativo español El País que Fidel Castro mintió en una de sus declaraciones al cineasta Oliver Stone sobre los miembros de la banda terrorista que han pasado por Cuba.
Julio Antonio Alfonso Fonseca, especialista en política y relaciones jurídicas internacionales, quien ha decidido no regresar a Cuba, según informa el mismo diario, revela que a Cuba viajaron 22 etarras procedentes de Panamá, Nicaragua y Cabo Verde, desmintiendo a las afirmaciones de Castro a Stone de que solo fueron seis, desde Panamá.
“Todo lo relacionado con ETA depende directamente de Fidel (Castro). No se hace nada si su visto bueno”, subrayó Fonseca.
“De Panamá llegaron siete, no seis. Después, vinieron los ocho de Nicaragua comandados por Apala y los cuatro de Cabo Verde, además de Luciano Eizaguirre (recientemente fallecido) que estaba en Togo en una situación delicada. ETA, a través de Batasuna, nos pidió que lo admitiéramos por razones humanitarias”, añade.
En el documental El Comandante, Fidel Castro declaró al realizador estadounidense Oliver Stone que en la Isla se encontraban, por razones humanitarias, apenas media docena de miembros de ETA y que estaban apartados de la actividad terrorista.
Fonseca recalca: “Lo de Fidel a Oliver Stone en 2002 fue una mentira y además, un craso error porque los servicios de información españoles ya sabían entonces, por la confidencia de un alto militar sandinista, que Apala había salido de Nicaragua en dirección a Cuba”.
De acuerdo con El País, estas declaraciones divulgadas constituyen “la primera voz con conocimiento de causa que rasga la espesa cortina de silencio tejida a lo largo de estas pasadas décadas en torno a la comunidad etarra más hermética y protegida de toda América”.
Según Fonseca, el régimen cubano trata al colectivo vasco perteneciente a la banda terrorista española como “secreto de Estado”. Los etarras en la Isla “Tienen asignado un dispositivo específico de protección y control”, dice.
En la actualidad, declara Fonseca, habría un total de 15 miembros de ETA establecidos en Cuba, si bien pudieran haber pasado por la Isla unos treinta si se incluyen los correos de la banda terrorista.
En la entrevista Fonseca, quien ha sido amenazado por la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) con la prisión si regresa a Cuba, afirma que Fidel Castro mintió también sobre la presencia de Miguel Ángel Apalategi, Apala, en la Isla.
El temido miembro de la banda terrorista “llegó en 1990, cuando los sandinistas perdieron el poder de Nicaragua”, cosa que, entre otras, admite, rebasó “el marco de los acuerdos con España” en cuanto a las relaciones entre el colectivo de ETA y el Gobierno de la Isla.
La aceptación de “Apala” “nos comprometía doblemente”, subraya, por lo que lo mantuvieron “mucho tiempo aislado para evitar que fuera identificado”.
A Miguel Ángel Apalategi se le ha acusado, junto a Francisco Mújica Garmendia, “Pakito” de la desaparición de su compañero Eduardo Moreno Bergareche, “Pertur”, en 1976 en Francia, señala el rotativo español.
Al respecto, Fonseca admite que en Cuba “circulaba la versión de que Pertur había sido castigado por traidor, ya que, según ellos pretendía liquidar la lucha armada y colaborada con lo que llamaban la txakurrada (policía)”.
Fidel Castro, aceptó la secreta llegada del grupo de ocho etarras procedentes de Nicaragua y comandados por Apala porque se lo pidieron los sandinistas. “Apalategi fue jefe de los servicios nicaragüenses que adiestraban a los guerrillas latinoamericanas y, de hecho, apareció en un video grabado por agentes de la CIA infiltrados en los grupos salvadoreños. Él mismo se vio en la televisión mientras estaba en Nicaragua. Se sentía a gusto en la tarea de adiestramiento guerrillero, pero cuando los sandinistas fueron desalojados del poder tuvo que huir”, señala en la entrevista.
Apalategi y los otros siete etarras de Nicaragua llegaron a Cuba, presumiblemente, de la mano de su jefe en esas tareas: el general cubano Renán Montero, alto responsable del Ministerio de Interior, que promovió y dirigió los servicios de información y contraespionaje de grupos guerrilleros de varios países, particularmente, en Nicaragua.
Sin embargo, Renán Montero (Andrés Barahona López era su verdadero nombre) murió en agosto de 2009 dejando a ETA en Cuba sin uno de “sus mayores valedores”, apunta el rotativo.
Fonseca añade que el ascenso de Raúl Castro al poder tampoco les ha sido provechoso.
“Aunque Fidel sigue mandando, la llegada de Raúl al poder ha ido consolidando, sobre todo en el Ejército, una visión menos favorable a ETA, hasta el punto de que después de Luciano Eizaguirre no se les ha dado ya más refugio y solo se permite salir a los que obtienen documentos oficiales de identidad españoles”, dice.
“En su momento, Fidel vio en ETA a un grupo de gente que luchaba por la autonomía vasca y llevado de su egolatría y lo retorcido de su pensamiento les dio tratamiento de movimiento de liberación nacional apostándose como negociador preponderante en un hipotético arreglo entre ETA y España. Creo que los socialistas alimentaron involuntariamente esa idea al proponerle que acogiera a los expulsados de Panamá, pero el primer militante etarra que llegó a la isla lo hizo gracias a las gestiones de Eva Forest y Alfonso Sastre”, explica.
Según El País, Fidel Castro consintió que algunos etarras abandonaran la Isla y se reintegraran en las actividades terroristas y permitió las idas y venidas de prófugos de la justicia española que vulneraban su acuerdo con España y Francia. Esto, sumado a la participación probada de miembros de la organización terrorista vasca en servicios y acciones de los grupos guerrilleros de Nicaragua, El Salvador y Colombia bajo la tutela de la inteligencia cubana, llevaron al ejecutivo de José María Aznar “a denunciar que el régimen de castrista utilizaba su política de asilo como palanca de presión contra España”.
Fonseca, por su parte, se muestra cauto al respecto y señala que “lo que Fidel no ha hecho nunca es recibir personalmente a etarras o darles entrenamiento militar”.
Asentamiento y negocios
Según el ex funcionario cubano, actualmente varios de los miembros de ETA han formado familia en la Isla y “se han asentado. Algunos trabajan en empresas mixtas y otros viven de las remesas familiares. Resultan un arco iris ideológico extraño. Encuentras a liberales, socialdemócratas, conservadores… y raros comunistas”.
Fonseca agrega que el régimen de la Isla los proveyó de viviendas y que en su momento percibían entre 300 y 400 pesos, que les entregaba el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), y que también recibieron autorización para comprar en las tiendas destinadas a los técnicos extranjeros en Cuba.
Sin embargo, con la llegada del Período Especial los etarras se quejaron de que “con ese dinero no podían vivir decentemente, que es lo que les ocurría a la inmensa mayoría de los cubanos, y el Gobierno les autorizó a hacer algún negocio para su autosustento”, indica Fonseca.
Fue entonces que comenzaron a montar empresas, sobre todo de exportación e importación, recibían ayudas del Gobierno vasco y montaron también el restaurante Zargarzazu.
Fonseca señala el caso de Iñaki Etxarte y su mujer, Amaia Egiguren, quienes montaron Euskalherria para importar equipos de impresión digitalizados de la marca Riso a través de Panamá. “Tuvimos un serio problema porque no se les ocurrió nada mejor que vender esos equipos a la Iglesia católica. Se les echó una gran bronca. Amaia Egiguren volvió a Cuba reinsertada con papeles de la Embajada española pese a que el acuerdo de 1984 decía que si salías de la isla no podías volver. Fue expulsada”, indica.
Preguntado sobre si algunas de esas empresas sirvió de tapadera de las finanzas de ETA, Fonseca responde: “Gadusmar fue presentada en Cuba por Gorka Martínez Bilbao como una empresa normal más del País Vasco. Puede que Josu Ternera sepa algo de eso. En la isla solo vendieron dos contenedores de bacalao traídos de Noruega por un monto aproximado de 40.000 euros, de los que, por cierto, el Gobierno cubano no tenía conocimiento. Allí trabajaban Carlos Ibarguren y Agustín Azkarate. Hubo una protesta española y se optó por cerrar la empresa”.
“También se clausuró el restaurante Zargarzazu, en que, por cierto, comieron algunos diplomáticos españoles”, añade.
Sobre el deseo de Fidel Castro de servir de mediador entre los etarras y el Gobierno español, Fonseca declara: “Creo que los socialistas influyeron en eso, pero no fueron los únicos: un miembro de la delegación del PNV que visitó la isla en febrero de 1998, no recuerdo si fue Joseba Egibar, Iñaki Anasagasti o Josu Jon Imaz, le preguntó a Fidel Castro, cuando ya se estaban despidiendo a la puerta del ascensor, si Cuba mediaría en una hipotética negociación. Fidel les respondió que si todas las partes, incluido el Gobierno español, estaban de acuerdo, Cuba no dudaría en colaborar en una negociación”.
El ex funcionario cubano fue el encargado de preparar la visita de Arnaldo Otegi a la Isla, atendió a responsables de Internacional de Batasuna y de la propia ETA, así como a enviados de Askapena (dedicada a recabar apoyo internacional para ETA), entre otras actividades relacionadas con la banda terrorista española.
Fonseca además fue testigo de la conexión entre ETA y el IRA-Sinn Fein, organizaciones que se relacionaron a finales de los 80 en Cuba, gracias a que en la Isla había una representante permanente de los irlandeses, explica el diario español.
“Allí, se vieron con Siobhán O'Hanlon”, la superviviente de la emboscada al comando del IRA que los británicos abatieron en Gibraltar en marzo de 1988, agrega el ex funcionario cubano, y añade: “En Cuba se produjo un intercambio muy fluido de planteamientos que ha repercutido notablemente en la salida a la violencia que ha buscado ETA”.
Respecto a su actual postura respecto al régimen castrista, Fonseca aclara: “Hace tiempo que llegué a la conclusión de que nuestro sistema político era inviable pero no soy de los que utilizan su disidencia como arma arrojadiza contra Cuba. La salida no está en volver a la situación anterior a la revolución, sino en la socialdemocracia. Se trata de mantener los logros sociales y la igualdad en un régimen de libertad”.
http://www.cubaencuentro.com/cuba/noticias/ex-funcionario-del-pcc-dice-que-fidel-castro-mintio-en-unas-declaraciones-sobre-los-etarras-residentes-en-cuba-276858
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