En esta semana la prensa oficial publicó una extensa nota de prensa en la que el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) daba por terminado lo que denominaron el “brote de infección intestinal por contaminación hídrica”, que se prolongó en la región oriental de Cuba durante dos meses, con un saldo de tres fallecidos y menos de 500 enfermos, según informaciones oficiales. A juzgar por los medios, el cólera pasó y se fue de la Isla, sin mayores daños. En efecto, parece que -superado o no- lo que pudo ser una epidemia de dimensiones devastadoras en un país donde la insalubridad se ha generalizado ha sido relativamente controlado.
Sin embargo, lo que no refleja la nota del MINSAP es el agravamiento de lo que sí es una epidemia recurrente que sigue ganando espacio: el dengue. La prensa no ha hecho declaración alguna sobre las proporciones de la actual epidemia de dengue que golpea prácticamente todo el país. En la capital se mantiene una campaña antivectorial, dirigida directamente por las Fuerzas Armadas, que incluye una miovilización del personal médico y auxiliares que laboran los siete días de la semana con horarios extendidos.
De todas maneras no se observan avances en el control del dengue. Un elemento que atenta contra la percepción del riesgo por parte de la población es precisamente la falta de información. A la vez, la estación lluviosa ha sido fecunda este año, sin contar las precipitaciones más recientes que trajo la tormenta tropical Isaac a todo lo largo de la Isla, lo que sumado al mal estado de las redes hidráulicas, la proliferación de solares yermos, la acumulación de basureros y los centros de estudio y trabajo cerrados por el período vacacional sin ser controlados o debidamente inspeccionados por los encargados de ello, ha propiciado el aumento de los focos del mosquito transmisor de la enfermedad.
Un ejemplo: solo en el área correspondiente al policlínico Van Troi (Ave. Carlos III esquina a Hospital, Centro Habana), se reportan cada día entre cuatro y cinco nuevos casos de dengue. En la capital hay tres hospitales de cuarentena dedicados al ingreso de los pacientes más delicados, en tanto los que contraen el dengue tipo clásica, menos grave, son atendidos en condiciones de ingreso domiciliario por los médicos de su área de salud: un sistema que reduce la carga hospitalaria pero aumenta el riesgo de contagio a nivel de comunidad.
Mientras, el dengue parece ser otro secreto de Estado. Las autoridades están más interesadas en mantener la afluencia de turistas extranjeros a la Isla que salvaguardar la salud de la población. Quizás un día esta situación se revierta en su contra, pero entre tanto, la cuenta la pagamos los cubanos comunes
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