¿Qué pasó con el cable de fibra óptica desde Venezuela? Es preciso reclamar el derecho de todos los cubanos a internet.
Hace ya unos ocho años, varios amigos que recién comenzábamos los estudios en la Universidad de Ciencias Informáticas de La Habana (UCI) nos asombramos al descubrir la inmensa gama de posibilidades que internet podía ofrecerle a los habitantes de este planeta. De inmediato consultamos los datos de conexión a nivel mundial y pudimos ver que Cuba estaba por detrás de casi todos los países, incluyendo los más pobres como Haití.
Comenzamos de inmediato a opinar sobre este tema en cada oportunidad que se nos presentaba, y luego compartíamos las respuestas que lográbamos obtener. Siempre era la misma: "Los yanquis no nos dejan conectarnos". Aun siendo jóvenes militantes no nos tragábamos del todo esta idea.
Un día, al parecer para calmar la ansiedad de todos los preocupados por el asunto, un viceministro impartió una conferencia en el entonces recién inaugurado Teatro del Docente Chino. Después de presentar varios proyectos futuristas en fase de diapositivas, el visitante por fin entró en materia y "desclasificó" la idea del famoso cable a Venezuela. Convenio enmarcado en los múltiples acuerdos de integración devenidos del ALBA.El alto funcionario explicó que con ese cable cada cubano tendría más ancho de banda que la que tenía en ese momento el país completo. Y que no había obstáculos políticos por parte del Estado para que los cubanos no pudieran acceder a este servicio, que ya era normal hacía años para buena parte del mundo.
"El enemigo dice que Cuba no tiene internet de forma masiva porque teme a la libertad de información, pero eso obviamente no es más que una calumnia. Por el contrario, con esa plataforma cada cubano podrá sacar al mundo la verdad y ayudar a desmontar las constantes campañas anticubanas que ellos promueven", opinó otro cuadro, presente en la reunión.
Esa noche, todos dormimos mejor. Y hasta hicimos planes para cuando llegara el día de la apertura al mundo. La cual, según los empapados del asunto, "sería, a más tardar, a principios de 2011".
Un tiempo después, el entonces Ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque, nos convocó a un selecto grupo de estudiantes destacados para impartir conferencias sobre el bloqueo de EE UU sobre Cuba en varios centros docentes y laborales de la capital. Y una de las ideas que, con sano entusiasmo infantil, siempre usamos para conquistar a la gente (que casi nunca nos escuchaba de buena gana) era el tema del futuro con internet de calidad para todos.
Pasó el tiempo y, como suele suceder, la prensa cubana (demostrando su falta total de principios y de autonomía real) jamás volvió a decir nada al respecto.
Llegó 2012 y el cable es una total incógnita.
Como siempre, la falta de información vino acompañada de algunas "bolas" que, a mi juicio, son puestas en circulación por el propio Gobierno para ganar tiempo, desviar la atención e incluso dar soluciones temporales a problemas que no quiere enfrentar.
Una de esas bolas la escuché en Santiago de Cuba de boca de alguien estrechamente vinculado al convenio. "Se ha formado tremendo problema, porque resulta que los funcionarios que participaron en la compra del cable se cogieron buena parte del dinero y compraron uno de mala calidad que no cumple con los parámetros esperados, y hay una pila de gente presa por eso", me dijo directamente aquel señor.
En La Habana, tiempo después, escuché otra peor: "dicen que el cable no funciona porque fue mordido por tiburones". Casi me río en la cara de mi interlocutora pero, como su expresión era muy seria, asumí que no estaba jugando y solo le respondí que era una verdadera lástima.
Hace poco, encontré por casualidad a una vieja amistad que tiene acceso al Comité Central, y esta persona por fin me dio una luz que sí que me sonó real y desgarradora a la vez: "Hijo, el cable está ok. En las instancias de primera línea del Gobierno, las FAR y el MININT, ya lo estamos usando. Es una autopista pero, para serte sincero, no creo que éso le llegue a la gente. A Quien-tú-sabes no le conviene, y más como están las cosas por ahí".
Este encuentro me dolió de verdad. Me hizo recordar cómo, años atrás, me usaron para mentirle al pueblo, y me sentí una basura.
Pero me reconforta el hecho de que hace ya un buen tiempo no estoy disponible para hacerle el juego a los que mantienen a los cubanos en el limbo de la desinformación. Ahora usan a otros universitarios, que no ataco ni recrimino porque yo un día estuve en su lugar. Solo dejo al tiempo y a los hechos la tarea de abrirle los ojos.
Volviendo al cable, ya la cuestión pasó de las bolas a la realidad concreta. Días atrás, un ministro venezolano declaró que "el cable está operativo y es decisión soberana de Cuba determinar el uso del mismo". O sea, ya no hay pretexto.
Ahora estamos en posición de exigirle al Gobierno que venda a todos los cubanos las cuentas para conexión a internet a precios razonables. (Aunque lo de los precios razonables no lo han aplicado aún ni con los celulares.)
Lo que sí no podemos permitir bajo ningún concepto es que apliquen la bola número uno de la era "extraoficial post-cable". Esta bola salió de un dirigente del sistema de Joven Club: "se va a poner internet para la gente, a 6 CUC la hora de acceso internacional, y a 2 CUC la hora de correo, a través de la línea telefónica".
Esto sí sería una enorme burla a todos en este país. Y no voy a desgastarme explicando por qué. Cualquier cubano con una inteligencia mínima sabe lo que eso representa. Resolverían un problema de derechos con un precio inmoral para los salarios que pagan, como lo han hecho con otras tantas cosas.
En unos días, del 21 al 23 de junio, se estará realizando en La Habana el Festival CLIC, un evento para debatir sobre internet, tecnologías y una Cuba 2.0. Durante esos días, todos los que luchamos por el derecho a la información y a las comunicaciones en Cuba tenemos la oportunidad de unir nuestras voces para reclamar (a través de twitter, las redes sociales, la radio, la TV o, mejor aún, participando directamente en las actividades que tendrán lugar en Calle 1ra #4606, entre 46 y 60, Playa) que caigan las alambradas digitales que encierran las mentes de este pueblo impidiéndole ver al mundo y vernos a nosotros mismos.
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