Los grupos terroristas islámicos que operan desde la franja de Gaza han conseguido reforzar su capacidad ofensiva en los últimos años con el contrabando de armas desde el Sinaí y gracias a la inestabilidad en distintos países del mundo árabe.
"Nadie sabe lo que oculta el futuro", dijo Abu Ahmed, portavoz de las Brigadas de Azedin Al Kasem, brazo armado de la organización terrorista islámica Hamás.
"La escalada se espera para cualquier momento, vemos todos los meses que hay asesinatos (eliminación de terroristas) por el enemigo (Israel), pequeñas incursiones por tierra (en Gaza) e intentos diarios de arrastrarnos a una guerra", alegó.
El alcance del poderío militar de Hamás, y de sus aliados - otros trece grupos terroristas que operan en la franja - es difícil de calcular, pero, según los servicios de inteligencia, podría ascender a más de 20 mil cohetes de distinto tipo.
Solo a Hamás, lo servicios de inteligencia israelíes le atribuyen la posesión de 12 mil cohetes, el 90 por ciento de un alcance de entre 8 y 40 kilómetros.
Un radio que se amplía hasta Tel Aviv si finalmente si se corroboran las evaluaciones de que sofisticados cohetes del arsenal libio llegaron a la franja después de la caída del régimen del coronel Muamar El Gadafi.
Abu Ahmed, así como otros líderes de grupos armados, declinan comentar sobre un asunto que consideran de alta sensibilidad: el arsenal con el que cuentan.
Es uno de los secretos mejor guardados en Gaza, como también las vías de ingreso y el nombre de los involucrados en el contrabando.
Además, si el grupo islamista disparara esos misiles contra la capital financiera israelí probablemente firmaría su propia acta de defunción.
Lo que sí se conocen son las principales vías de aprovisionamiento, la más importante de ellas la frontera con Egipto, donde los túneles subterráneos han sido cifrados en entre 800 y 1.200.
La segunda vía trata de burlar el bloqueo marítimo que Israel impuso a Gaza en 2007 y la tercera consiste en la fabricación local de armas en talleres clandestinos.
"Ese es nuestro destino, hacemos lo que podemos para enfrentarnos al enemigo, que
tiene un poderío muy superior al nuestro", arguye Abu Ahmed.
La estrategia de Hamás, que fracasó en su política genocida de atentados suicidas contra los centros urbanos israelíes - a raíz del accionar militar israelí, el emplazamiento de una red de controles carreteros y la construcción de la valla de seguridad en Cisjordania (Judea y Samaria) -, consiste en los últimos años en el disparo de cohetes de corto y medio alcance contra las comunidades del sur del país.
En la última década, aseguran expertos de la Inteligencia, Hamás también se ha aprovisionado de sistemas de misiles en Irán, que representan una amenaza concreta para el millón de civiles que viven en el radio de 50 kilómetros alrededor de la franja.
La primera vez que Hamás disparó uno de sus cohetes contra las poblaciones israelíes fue en 2001, un pequeño proyectil sin cabeza explosiva conocido por el nombre de "Qasam", fabricado en precarios talleres y con un alcance de alrededor de 3 kilómetros.
Una década después, con más de 13 mil lanzamientos contra las comunidades israelíes, según el Ejército de Defensa de Israel, los "ingenieros" del movimiento terrorista islámico han ampliado el alcance del Qasam a 10 kilómetros, el peso de su cabeza explosiva de 0,5 hasta 20 kilos y mejorado su precisión.
También han conseguido ensamblar otros más sofisticados adquiridos en el extranjero e introducidos por los túneles de Rafiah, entre ellos los "Grad" de 122 milímetros y 23 kilos de cabeza explosiva.
Pero la gran incógnita es el arsenal de la Jihad Islámica, un grupo terrorista financiado a gran escala por Irán, más pequeño, versátil y escurridizo.
Los últimos ciclos de violencia fueron encabezados por esta organización, que dice no temer, como en el caso de Hamás, represalias contra sus líderes militares y políticos.
En cualquier circunstancia, todos los grupos terroristas palestinos creen que la tregua que alcanzaron al terminar en 2009 la operación Plomo Fundido –que causó 1.400 bajas en la franja, la mayoría de ellos miembros activos de las organizaciones terroristas palestinas- no durará.
Adnan Abu Amer, analista en movimientos islamista, señala que los terroristas palestinos viven inmersos en un alto grado de paranoia.
"Creen que la próxima guerra en Gaza será mucho más destructiva" y de esta manera justifican la aceleración de su carrera armamentista. EFE y Aurora
http://www.aurora-israel.co.il/articulos/israel/Diplomacia/47260/
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