Por José Antonio Sieres Ramallo
El pasado viernes 21 de septiembre de 2012, en la sede del Movimiento Opositor Voz del Pueblo, sito en calle C, # 7647, e/ 1ra y Lindero, Reparto Luyanó Moderno, en el municipio habanero de San Miguel del Padrón, se personaron dos agentes de la policía política que dijeron nombrarse Diosdan y Gabriel, quienes amenazaron con impedir a toda costa la realización de la actividad prevista para el siguiente día, bajo coacción.
El sábado 22 amaneció con la sede del movimiento asediada por agentes de la policía política, de la Policía Nacional Revolucionaria y miembros del Partido Comunista de Cuba.
A la hora prevista, mi esposa y yo salimos del domicilio para dar a conocer a los congregados el contenido de la Ley de Procedimiento Penal vigente; de inmediato, los agentes de la policía política ordenaron nuestro arresto, a lo que procedieron los uniformados, quienes me introdujeron por la fuerza en un auto patrullero, mientras intentaban introducir violentamente a mi esposa en otro auto con matrícula particular. Ante el injustificado abuso de poder, toda vez que no habíamos resistido al arresto con métodos violentos sino solo con argumentos verbales, el pueblo allí presente se rebeló contra los efectivos del régimen castrista, sacándome del patrullero e impidiendo la consumación del atropello a nuestros más elementales derechos.
Pese al ambiente de hostilidad oficial contra nuestro activismo pacífico, dimos a conocer a nuestros conciudadanos varios elementos de la mencionada Ley de Procedimiento Penal, de la Constitución de la República y de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El pueblo allí presente coreó con estridencia, repetidas veces, ¡LIBERTAD!, ¡VIVAN LOS DERECHOS HUMANOS! y ¡BASTA YA DE ABUSOS!
Dimos por terminada la actividad entonando, con la participación de todos los presentes, nuestro Himno Nacional, mientras los represores se retiraban habiendo recibido una ignominiosa derrota moral, infligida por ciudadanos comunes que no militan en grupos contestatarios, ya que aparte de mi esposa y yo, los únicos disidentes reconocidos que participaron en la actividad fueron Rebeca Rojas Ullan y Miguel Borroto Vázquez.
Transcripción y corrección: José Alberto Álvarez Bravo
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