Alberto Franceschi G
Hugo Chávez, dijo en La Guaira, que del 7 de octubre, aspirando a su tercera reelección, dependía “en buena manera el futuro de la humanidad”. ”El futuro de la humanidad y no estoy exagerando nada”… repitió.
¿Se llegó al límite demencial de fuga de la realidad y de ridícula vanidad, de la que han padecido todos los megalómanos que han hecho sufrir a muchísimos países a lo largo de siglos?
Parece que es una maldición consustancial a la propia humanidad el haber padecido a los Herodes, Calígula, Nerón, Gengis Khan, a Henrique XVIII, a Luis XIV, a Francisco Franco, Hitler, Mussolini, José Stalin, a Mao Tse-Tung, Gadaffi y otro millar más. Pero solo los más dementes de entre ellos tuvieron razón al asumirse en la osadía de afirmar que la humanidad dependía de su protagonismo y suerte política; y el más notorio de ellos fue Adolf el austriaco, que se llevó en los cachos unos 80 millones de vidas, con su segunda guerra mundial.
Solo un monstruo de ese tamaño, que pudo montar el infierno en suelo europeo durante 7 años, tenía el “privilegio” de pensar que de su apocalipsis desatado, efectivamente dependían no pocos escenarios futuros para la humanidad.
En nuestros lares, la monumental estupidez de ligar la estrella de un pobre mortal veguero a la suerte del género humano, no la asumió ni Guzmán Blanco que se paseaba a caballo, ataviado de Mariscal francés, ni “el cabito” Cipriano Castro y sus delirios, menos aún el sobrio Juan Vicente Gómez y tampoco podemos sospechar de los líderes civiles, a pesar que Caldera y CAP, hicieron esfuercitos para subirse a pedestales sobredimensionados.
Pero ¿Exactamente qué quiere decir Chávez?
Descartemos “por ahora” su capacidad de hacer más daño, aunque si puede imaginar conflictos, para los que le faltó antes no solo guáramo, sino un país que le siguiera en sus hipotéticas aventuras, porque de habernos metido en una guerrita, aunque fuera con Colombia, ello hubiera liquidado en semanas su revolución de pacotilla.
Descartemos que quiera referirse a azuzar, desde este paisito marginal, demonios bélicos o “tremenduras” de gran peligrosidad, como las que pudiera secundar con sus aliados islámicos fanáticos, para intentar irritar más de la cuenta a USA… eso sencillamente pudiera liquidarle en horas.
Tampoco puede volver a las andadas queriendo montar un gobiernito de las FARC, porque ahora es aliado del Presidente Santos, quien está dispuesto a hacerle jugar un papel estelar en el reparto del botín del narcotráfico a esa irredenta guerrilla, en espacios cedidos en las selvas colombianas y en nuestros propios territorios de frontera, que son hoy sus aliviaderos pactados con nuestras heroicas FAB.
No amigos, no todo lunático anda metiendo los dedos en los enchufes. Aquí se sabe que a pesar de los miles de millones malbaratados en chatarra militar rusa, este régimen en las últimas, no representa un peligro real para nadie, porque antes de presionar con poder bélico, debe poseer una legitimidad política, para cualquier aspiración y de eso carece Chávez de forma palmaria, por la sencilla razón que su aspiración a “cambiar el mundo” y “derrotar el imperio” lucen sencillamente como de insólita insania de liliputiense.
A lo más que puede llegar Chávez es a establecer un monopolio de la venta de empanadas y “arañas” en Sabaneta de Barinas y eso mientras no aparezcan competidores de un pueblo vecino que le lleguen de noche entre los topochales.
Estoy dispuesto a admitir que esa grandilocuente afirmación: “de su victoria el 7-O dependerá el futuro de la humanidad” pertenece a la más inocua de las mitomanías, la de los megalómanos, quienes dotados de algún poder se creen su propio cuento, sobre ser indispensables para el destino de miles de millones de seres.
La capacidad de hacer daño de Hugo Chávez ya tuvo sus expresiones elocuentes al erigir una poderosa boliburguesía delincuencial, mantener el poder tiránico de Castro y se midió en las tragedias de las cárceles, en Amuay, Guarapiche, y la destrucción de CVG, PDVSA, red vial nacional y 10.000 empresas privadas, generando a la par una la nómina de 6 millones de subsidiados de sus misiones, todo ello agotando un trillón de US$ en su década y media de piñatas e hipotecándonos por 220.000 millones de US$ de deuda para sostenerlas.
No lamentaré entonces colaborar con hacer despertar de esa quimera de alucinado a muestro déspota si digo, que si bien es cierto y posible que su capacidad de destruir tenga aún cierta relevancia, si él decidiera meterse en una empresa suicida, para preservarse con su elite lumpen de prevaricadores, tiene su derrota asegurada y lo que él señala como derrotero histórico humano, que para su escabroso criterio es mantener esa repartidera de real, tendrá que creerme que cualquiera con la décima parte de su ingenio puede hacerla, solo que él ya gastó todo lo disponible e hizo inviable continuar con esta orgia de su economía vudú , hasta para el mismo.
Ah, se me olvidaba… y si la humanidad depende de Chávez…entonces está frita de antemano.
Hugo Chávez, dijo en La Guaira, que del 7 de octubre, aspirando a su tercera reelección, dependía “en buena manera el futuro de la humanidad”. ”El futuro de la humanidad y no estoy exagerando nada”… repitió.
¿Se llegó al límite demencial de fuga de la realidad y de ridícula vanidad, de la que han padecido todos los megalómanos que han hecho sufrir a muchísimos países a lo largo de siglos?
Parece que es una maldición consustancial a la propia humanidad el haber padecido a los Herodes, Calígula, Nerón, Gengis Khan, a Henrique XVIII, a Luis XIV, a Francisco Franco, Hitler, Mussolini, José Stalin, a Mao Tse-Tung, Gadaffi y otro millar más. Pero solo los más dementes de entre ellos tuvieron razón al asumirse en la osadía de afirmar que la humanidad dependía de su protagonismo y suerte política; y el más notorio de ellos fue Adolf el austriaco, que se llevó en los cachos unos 80 millones de vidas, con su segunda guerra mundial.
Solo un monstruo de ese tamaño, que pudo montar el infierno en suelo europeo durante 7 años, tenía el “privilegio” de pensar que de su apocalipsis desatado, efectivamente dependían no pocos escenarios futuros para la humanidad.
En nuestros lares, la monumental estupidez de ligar la estrella de un pobre mortal veguero a la suerte del género humano, no la asumió ni Guzmán Blanco que se paseaba a caballo, ataviado de Mariscal francés, ni “el cabito” Cipriano Castro y sus delirios, menos aún el sobrio Juan Vicente Gómez y tampoco podemos sospechar de los líderes civiles, a pesar que Caldera y CAP, hicieron esfuercitos para subirse a pedestales sobredimensionados.
Pero ¿Exactamente qué quiere decir Chávez?
Descartemos “por ahora” su capacidad de hacer más daño, aunque si puede imaginar conflictos, para los que le faltó antes no solo guáramo, sino un país que le siguiera en sus hipotéticas aventuras, porque de habernos metido en una guerrita, aunque fuera con Colombia, ello hubiera liquidado en semanas su revolución de pacotilla.
Descartemos que quiera referirse a azuzar, desde este paisito marginal, demonios bélicos o “tremenduras” de gran peligrosidad, como las que pudiera secundar con sus aliados islámicos fanáticos, para intentar irritar más de la cuenta a USA… eso sencillamente pudiera liquidarle en horas.
Tampoco puede volver a las andadas queriendo montar un gobiernito de las FARC, porque ahora es aliado del Presidente Santos, quien está dispuesto a hacerle jugar un papel estelar en el reparto del botín del narcotráfico a esa irredenta guerrilla, en espacios cedidos en las selvas colombianas y en nuestros propios territorios de frontera, que son hoy sus aliviaderos pactados con nuestras heroicas FAB.
No amigos, no todo lunático anda metiendo los dedos en los enchufes. Aquí se sabe que a pesar de los miles de millones malbaratados en chatarra militar rusa, este régimen en las últimas, no representa un peligro real para nadie, porque antes de presionar con poder bélico, debe poseer una legitimidad política, para cualquier aspiración y de eso carece Chávez de forma palmaria, por la sencilla razón que su aspiración a “cambiar el mundo” y “derrotar el imperio” lucen sencillamente como de insólita insania de liliputiense.
A lo más que puede llegar Chávez es a establecer un monopolio de la venta de empanadas y “arañas” en Sabaneta de Barinas y eso mientras no aparezcan competidores de un pueblo vecino que le lleguen de noche entre los topochales.
Estoy dispuesto a admitir que esa grandilocuente afirmación: “de su victoria el 7-O dependerá el futuro de la humanidad” pertenece a la más inocua de las mitomanías, la de los megalómanos, quienes dotados de algún poder se creen su propio cuento, sobre ser indispensables para el destino de miles de millones de seres.
La capacidad de hacer daño de Hugo Chávez ya tuvo sus expresiones elocuentes al erigir una poderosa boliburguesía delincuencial, mantener el poder tiránico de Castro y se midió en las tragedias de las cárceles, en Amuay, Guarapiche, y la destrucción de CVG, PDVSA, red vial nacional y 10.000 empresas privadas, generando a la par una la nómina de 6 millones de subsidiados de sus misiones, todo ello agotando un trillón de US$ en su década y media de piñatas e hipotecándonos por 220.000 millones de US$ de deuda para sostenerlas.
No lamentaré entonces colaborar con hacer despertar de esa quimera de alucinado a muestro déspota si digo, que si bien es cierto y posible que su capacidad de destruir tenga aún cierta relevancia, si él decidiera meterse en una empresa suicida, para preservarse con su elite lumpen de prevaricadores, tiene su derrota asegurada y lo que él señala como derrotero histórico humano, que para su escabroso criterio es mantener esa repartidera de real, tendrá que creerme que cualquiera con la décima parte de su ingenio puede hacerla, solo que él ya gastó todo lo disponible e hizo inviable continuar con esta orgia de su economía vudú , hasta para el mismo.
Ah, se me olvidaba… y si la humanidad depende de Chávez…entonces está frita de antemano.
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