LA HABANA, Cuba, 26 de febrero,(Gladys Linares, www.cubanet.org) -Este 23 de febrero se cumplió el segundo aniversario de la muerte de Orlando Zapata Tamayo después de una larga huelga de hambre. Y este 23 comenzaba a su vez una huelga en varias prisiones del país, convocada por el movimiento de derechos humanos 8 de Agosto, desde la prisión Kilo 5, en Pinar del Río.
Pero para mi vecina este era un día como otro cualquiera, con las mismas incertidumbres, sin más opción que comer antes que cubrir otras necesidades. Sobre esto hablábamos cuando tocaron a mi puerta, y mi hija vino a decirme que me buscaban dos hombres, según ellos familiares de un preso, René, que se encuentra en Kilo 5 y es uno de los huelguistas.
Yo no entendía qué podían hacer los familiares de René en mi casa, pero al llegar a la puerta sacaron sus carnets, pues no eran lo que habían dicho, sino oficiales del Ministerio del Interior que venían a hablar conmigo.
Su conversación giró principalmente en torno a la mencionada huelga que llevan a cabo los presos y a mi supuesta intervención en la misma, con la amenaza de que, a pesar de ser una persona de edad, enferma y con mi esposo enfermo, si seguía “incitando” a los presos y sus familiares “tomarían medidas severas conmigo”. Sucede que los familiares de los huelguistas se habían congregado en el Arzobispado, y ellos no querían que hubiera problemas entre la Iglesia y el gobierno, ante la inminente visita del Papa.Afirmaron, además, que ellos sabían de la ayuda que a menudo les hago llegar a los presos, y sin embargo no estaban interfiriendo. Querían que los disuadiera de continuar con la huelga, pues creían que yo tenía cierta influencia sobre ellos.
Después de esto, no me sorprendí cuando comprobé, a menos de cinco minutos de su retirada, que mi teléfono había sido cortado.
Aparentemente esta huelga los preocupa bastante. ¿Será que el gobierno buscará una solución inteligente a las demandas de los huelguistas?
Fuente: http://www.cubanet.org/
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