No se puede tapar el sol con un dedo
El gobierno cubano se ha visto forzado a admitir una epidemia de cólera en la Isla, ante las informaciones suministradas por grupos independientes de la sociedad civil. Testimonios obtenidos en Cuba, sobre todo en la zona oriental del país, apuntan a que hay entre 15 y 20 fallecidos por la epidemia, que no fue admitida oficialmente por las autoridades hasta que el periodismo independiente (la agencia Hablemos Press concretamente) la dio a conocer, y aun así con mucho retraso. Para colmo, en un alarde de irresponsabilidad y desprecio por la vida de los cubanos, el régimen está colgando el cartelito de “insuficiencia respiratoria” como la causa de muerte de muchos de los fallecidos, una manera de esconder mediáticamente el avance de la enfermedad.
En este contexto, el silencio y la distorsión de los hechos colocan al régimen en una situación comprometida, mostrándolo más interesado en ocultar la información que en contener la epidemia. Asimismo, el papel de la prensa independiente se realza, al dar a conocer dicha información una semana antes que el gobierno de los Castro. En otras palabras: la disidencia se muestra más interesada en el bienestar de la población que el propio Estado.
Según un comunicado del grupo independiente Fundación Madres, Familia y Futuro, la epidemia, iniciada originalmente en Manzanillo, ya se ha extendido a Sancti Spíritus, Trinidad y Santa Clara, después de que hace más de un siglo hubiera desaparecido en el país. Y la pregunta se cae de la mata: ¿Dónde está el mito castrista de la excelencia en la medicina y en la salubridad? ¿No será que sólo queda un “tigre de papel”? El sol no se puede tapar con un dedo.
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